Llega el último tramo de la entrevista, la pregunta referida al próximo senador autonómico, y Uxue Barkos comparte una noticia de calado con nuestro periódico: se perfila como la senadora nombrada por el Parlamento en la próxima legislatura. Dejará la Cámara foral, representará a Navarra en Madrid, y seguirá de momento liderando el proyecto político de Geroa Bai. A partir de aquí, asoman nuevas preguntas y un primer balance.

¿Corre el riesgo su formación de repente quede descabezada de su liderazgo e impronta?

–No es lo que se pretende con esta decisión, de ninguna de las maneras. Eso será en cualquier caso, y en su día llegará, un proceso interno. Ese día llegará, lógicamente. De todos modos, en el Parlamento de Navarra tenemos voces muy solventes, y no hay más que ver nuestra lista de parlamentarios y parlamentarias, que han hecho un trabajo magnífico, muy solvente.

Se perfila su vuelta a Madrid en un Senado con mayoría absoluta del Partido Popular y con un panorama ahora mismo incierto.

–Absolutamente. Cambian básicamente las tornas, con un Gobierno en funciones, de mayoría progresista en Moncloa, y el Senado, de mayoría del PP. La capacidad de gestión de determinadas áreas y cuestiones, si las cosas siguen así, quedará teñida. Pero la importancia de mantener y reforzar el discurso contra las posiciones totalitarias, excluyentes, se redobla. Será una legislatura diferente a la anterior, pero donde llevar la voz de Navarra y de la Navarra que representa un acuerdo parlamentario como el que espero que se tome, y me gustará contar con los votos no solo de quienes hemos conformado el Gobierno, sino de quienes conformamos la mayoría progresista y plural.

Ha sido diputada, concejala, presidenta, parlamentaria, y ahora se perfila senadora.

–Yo nunca he tenido miedo a remangarme y a trabajar, creo que lo demostré la pasada legislatura. No tuve ningún miedo a dejar de ser presidenta para pasar a ser portavoz, y no le tengo ningún miedo a seguir arremangada por esa Navarra en la que creo, y para defenderla con todo mi trabajo y las mejores de mis aptitudes.

¿Este es el comienzo del cierre de un ciclo que cambió Navarra?

–Esta es una nueva encomienda de trabajo. Un nuevo momento en el que asumo unas nuevas responsabilidades, porque así lo hemos estimado, y lo hago con toda la ilusión del mundo. No pienso en otra cosa, porque ya una vez hace unos 12 años dije que ese era mi último momento en política y luego terminamos liándola con Geroa Bai. Cosa de la que me siento muy orgullosa de haber compartido.

¿La imagen de la pluralidad de Navarra ha avanzado o esto es como la piedra de Sísifo?

–Dependerá de nuestra resistencia, siempre he creído que en la acción política, como en tantos órdenes de la vida, la resistencia es esencial. Tengo muy claro que revertir esas décadas y décadas de una imagen absolutamente distorsionada en la política estatal de una ‘Navarra, cuestión de Estado’ ya lo estamos haciendo, ahora hay que avanzar. En enero de 2007, después del atentado de la T4, en un discurso en el Congreso por primera vez reivindiqué la Navarra sujeto político frente a ese objeto manoseado por quienes hicieron hacer de navarra cuestión de Estado. Hay nostálgicos de eso, para que nadie cambie. Los tenemos en el Parlamento de Navarra. Si el Parlamento así lo decide, a propuesta de Geroa Bai, iré al Senado a seguir defendiendo que Navarra es sujeto político de su propio destino.

Se va a asentar una década de cambio en Navarra. Va cogiendo envergadura. Usted quería que esto no fuera un paréntesis.

–En la política navarra desde 1841 una parte de su ciudadanía estuvo apartada de la dirección de los designios, por razones diferentes, qué decir del franquismo, luego 40 años en los que se apartó a un tercio del Parlamento, quizá no era posible el acuerdo con los actores políticos concretos, pero no era de recibo el desprecio a la ciudadanía que representaban. Eso sigue siendo cambio, mal que les pese a algunos. Y cambio necesario. Y no, no está consolidado. Cuando veíamos la posibilidad de que estas negociaciones no cuajaran lo he tenido en mente. El cambio sigue siendo importante y solo el tiempo nos dará ese poso de convivencia. El mejor antídoto contra los totalitarismos es el reconocimiento de la pluralidad de una sociedad y el compromiso de convivencia en esa pluralidad. A mí eso me ha guiado en política. Sin ese reconocimiento y sin la apuesta por la convivencia no hubiéramos conseguido nunca que Navarra fuese ese baluarte que algunos invocan de contención a los totalitarismos. Hay que seguir empeñados ahí.