Toni Soler (Figueres, 1965) es un hombre polifacético. Presentador de un programa de TV3, articulista del diario Ara, y entre otras experiencias que jalonan su currículum, creador de ‘Polònia’, el célebre programa de humor político que en 2024 cumplirá 18 años. Le entrevistamos en el inicio de un curso político marcado por la incertidumbre y la posibilidad de un acuerdo entre socialistas y soberanistas de cara a una investidura de Pedro Sánchez, con la hipótesis de una amnistía de por medio.

Arranca septiembre tras el 23-J, con una aritmética que de nuevo pone el foco en la cuestión catalana y singularmente en la figura de Carles Puigdemont. 

–Es una aritmética no solo endemoniada, sino equívoca. Es verdad que los votos de los independentistas catalanes son decisivos, pero también que sus resultados electorales no han sido buenos, ni mucho menos. Especialmente por parte de Esquerra Republicana, pero Junts también ha perdido votos. Aunque la gobernabilidad depende de sus escaños, harían bien en no caer en el ombliguismo de pensar en una posición de fuerza, porque su ciclo electoral es de bajada y tienen que hacer algo para corregir esa tendencia. 

Quizás ese algo sea poner el foco en una amnistía antes que en la autodeterminación. 

–Creo que el independentismo necesita urgentemente un éxito. Desde 2017 todo son derrotas, y a la gente no le gustan los derrotados. Por mucha empatía que generaran Puigdemont y Junqueras por su situación personal, el independentismo ha ido cayendo porque no ha conseguido resultados tangibles ante la fuerza del estado. Que ahora, en una posición de fuerza, esta se desaproveche, creo que no sería bien recibido, excepto por una minoría muy maximalista, que juega al todo o nada, pero que no está leyendo bien la realidad catalana actual. El independentismo catalán tiene la oportunidad de conseguir un éxito que le refuerce, y que sea bueno para Catalunya y para el conjunto de sus ciudadanos, aunque no sea el ansiado referéndum, que no tiene que ser una línea roja ahora mismo, sino un horizonte de futuro al cual por supuesto no hay que renunciar, porque la autodeterminación es un principio básico del soberanismo, que tiene todo el derecho a defenderla.

“Los votos independentistas catalanes son decisivos, pero sus resultados electorales no han sido buenos ni mucho menos, su ciclo es de bajada”

¿Cuál es su impresión sobre Pedro Sánchez, que ha sobrevivido a la difícil cita del 23J?

–Es un gran táctico, tiene un gran instinto, y por lo tanto es un personaje político muy a tener en cuenta. La cuestión catalana la ha dirimido con mucha astucia, sin hacer concesiones apenas, excepto en la cuestión judicial, con los indultos y la reforma de la sedición, pero Catalunya sigue regida por un Estatuto de Autonomía que no ha sido votado. Aunque Sánchez concedió a Esquerra la constitución de una mesa de diálogo entre gobiernos, esta ha sido totalmente inoperante, boicoteada tanto por el PSOE en España como por Junts en Catalunya, y Esquerra Republicana no ha conseguido hacerse valer para que esa mesa diera frutos políticos. Así que Pedro Sánchez, sin hacer concesiones políticas importantes, ha conseguido rebajar la tensión en Catalunya, y este es un gran activo, y el gran beneficiario de eso ha sido el Partido Socialista de Catalunya.

Cuando dice que el Estatuto no ha sido votado, se refiere a la sentencia del Constitucional de 2010.

–En efecto. El proyecto de reforma del Estatuto era bastante avanzado, federal, incluso confederal en algunos puntos. El PSOE y Artur Mas pactaron su rebaja. Después se aprobó en referéndum, con una abstención récord, las cosas como son, y luego el Tribunal Constitucional lo rebajó todavía más. Anuló 14 artículos y reinterpretó a la baja una veintena más, creo recordar. Así que lo que está rigiendo ahora Catalunya es un texto totalmente diferente. Esta es una anomalía que no es ni constitucional. La situación de anomalía política que vive Catalunya es incuestionable. Ante todo eso los grandes protagonistas de la gestión de esta situación han sido los jueces y no los políticos, y esto es una mala receta, porque el conflicto sigue vigente, y hasta que no lo aborde la política seguirá ahí.

“El independentismo necesita urgentemente un éxito. Desde 2017 todo son derrotas, y a la gente no le gustan los derrotados”

¿Qué le llamó más la atención de la comparecencia de hace unos días de Carles Puigdemont?

–Él es un personaje que ha sido ninguneado y apaleado totalmente, ultrajado, diría incluso, en toda España. Así que no me sorprende que ahora saque pecho, porque está teniendo un protagonismo que casi ya no esperaba, y para España es casi como una humillación. En su comparecencia no hizo anuncios especialmente relevantes. La cuestión de la amnistía estaba más que planteada. La clave de Junts en los últimos 4 años ha sido llamar traidores a los de Esquerra Republicana por renunciar al referéndum de autodeterminación. En este punto Puigdemont no se mojó en absoluto, así que creo que su postura va a ser prácticamente la misma que la de Esquerra. Y espero por el bien de ellos que actúen de forma coordinada y no teniendo una subasta que solo favorecería a Pedro Sánchez. 

Moncloa parece que ve margen para la negociación.

–Ni a Puigdemont ni a Sánchez les conviene cerrar puertas , y no van a decir nada que bloquee la posibilidad de diálogo. Puigdemont dejó muchos puntos en los que se puede hablar, y el PSOE también ha mantenido este tono. Luego, al pasar al detalle supongo que vendrán los problemas. De momento los dos necesitan dejar puertas abiertas para que en estos 40 días se puedan sentar y hablar. Pero el acuerdo histórico al que se refiere Puigdemont dudo de que lo veamos. 

Se apela estos días a la discreción. Tal vez sea una oportunidad para llegar a calados no habituales.

–Sí, pero esto supongo que se romperá por la parte de PP y Vox y sus medios afines, que pondrán el grito en el cielo cada día, ya lo están haciendo de hecho. Ese ruido dificultará las cosas. Parte del PSOE también lo pondrá difícil, y en Catalunya yo creo que habrá una respuesta minoritaria de rechazo. Si Junqueras y Puigdemont se alinean en la necesidad de dialogar con el PSOE básicamente el relato estará uniformizado y se mantendrá esa discreción necesaria.

¿Qué le parece el intento de investidura condenado al fracaso de Núñez Feijóo? Sánchez gana tiempo para avanzar en las negociaciones. 

–Sí, pero también entiendo que Feijóo tenía que hacerlo porque tenía que reivindicarse como ganador de las elecciones y poner en evidencia que la alternativa a su Gobierno es uno del PSOE con lo que ellos consideran la antiEspaña: Sumar, Bildu, PNV, Junts, Esquerra Republicana, etcétera. Para mí este debate de investidura es el primer acto de precampaña electoral, y me parece lógico que Feijóo lo batalle, porque si no sería como darse por derrotado antes de tiempo.

“Creo que la postura de Puigdemont va a ser casi la misma que la de Esquerra, y espero por el bien de ellos que actúen de forma coordinada”

¿Acto de precampaña para una hipotética repetición verosímil?

–No me parece probable, pero tampoco imposible. No creo que el PSOE esté dispuesto a conceder muchas de las cosas que los independentistas catalanes consideran básicas. Entonces es posible que si las encuestas le favorecen Pedro Sánchez decida volver a presentarse como el tío que ha salvado a España de la presión de los independentistas, a quienes no les conviene una repetición. Ya veremos quién cede. Me gustaría ser optimista. Creo que se pueden conseguir algunos avances dentro de la Constitución y mantener abierto el debate sobre su eventual reforma o incluso la fórmula que enunció el lehendakari: una convención que busque la fórmula para que España sea un Estado plurinacional sin tocar la Constitución. Todo esto es muy difícil, porque sin el PP es muy complicado hacer cambios de calado, pero en fin, hay que intentarlo, porque no nos queda otra. Así que espero que haya generosidad para llegar a una buena fórmula.

El 23-J el PSC fue el gran beneficiado de voto proveniente de ERC. ¿Qué capital político le otorga a Salvador Illa en pos de un acuerdo de investidura a Pedro Sánchez?

–Salvador Illa es una persona de diálogo, muy templada, inteligente, y esto no lo discute nadie. Dentro del PSOE el PSC es el que tiene más sensibilidad federal, pero también es cierto que la estrategia electoral del PSC en Catalunya ha consistido en intentar captar el voto de Ciudadanos, que era numeroso, como se sabe, así que ahora mismo el PSC es percibido como el gran freno a la independencia. Y además es un partido que como en Catalunya el electorado está más volcado a la izquierda, con la versión catalana de Sumar con Ada Colau, más Esquerra Republicana y la CUP, el PSC ha tendido de forma natural a situarse más a la derecha. Creo que está más a la derecha que el PSOE. Si no fuera por el tema de la independencia, yo creo que un Gobierno entre el PSC y Junts me parecería absolutamente factible.  

Este diciembre se cumplirán 20 años del primer tripartit, encabezado por Pasqual Maragall. ¿Cómo recuerda esa efeméride? ¿Ha dejado mucha huella ese intento de reforma de Estatut?

–Fue un detonante de muchas cosas. Esquerra hizo una apuesta abiertamente independentista por primera vez y con buenos resultados, el independentismo se convirtió en una fuerza a tener en cuenta, y además hizo una jugada de importancia estratégica, que fue no pactar con Convergència, que era su tradición, sino pactar con el PSC, e involucrarlo. El PSC en aquel momento con Pasqual Maragall era un partido mucho más catalanista de lo que es ahora. De hecho el propio hermano de Pasqual Maragall ahora está en Esquerra Republicana y muchos otros exsocialistas que eran federalistas y que se decantaron del PSC, han pasado a Esquerra Republicana. Este proceso se inició ahí, con la discusión del Estatuto, su posterior recorte... El auge del soberanismo tiene este punto de partida y creo que Esquerra Republicana se puede adjudicar bastante la autoría de todo esto, aunque luego le haya cundido relativamente poco. 

"Polònia es lo más importante que he hecho"

'Polònia' cumplirá en 2024 nada más y nada menos que 18 años desde su primera emisión. Estará muy orgulloso de la criatura. 

–Sí, sí, desde luego. Es lo más importante que he hecho por su longevidad, por su éxito de audiencia, por su influencia y porque además ayuda a configurar un paisaje político catalán propio.  

¿En qué sentido?

–Los países normales en general tienen vida política y unos humoristas que se ríen de esa vida política, y en Catalunya eso no pasaba, como no ocurría en la mayoría de las comunidades autónomas españolas. El hecho de hacer un programa tomando como punto de referencia la política catalana, la subió de nivel, de rango, y contribuyó a crear el imaginario propio. Luego nos hemos reído muchísimo, nosotros haciéndolo y la gente viéndolo e incluso los políticos viéndose retratados. Yo creo que ha sido un programa muy saludable y un buen producto. 

“Aunque no estamos exentos de crítica , y es normal que ocurra, el programa sigue con un muy buen nivel de aceptación”

El humor desdramatiza cuestiones y en 17 años de historia subrayar también el lado más humano de algunos personajes. 

–La verdad es que en 2017 y 2018 fue más difícil todo, se nos atrofió un poco e sentido del humor, tanto a nosotros como al público catalán. La gente no tenía ganas de reírse de la situación política por razones obvias. Fueron años complicados, luego vino además una pandemia, que fue un problema añadido, pero lo hemos superado, y aunque no estamos exentos de crítica por parte de algunos partidos, y es normal que ocurra, el programa sigue ahí con muy buen nivel de aceptación.

Participó en el impulso del diario Ara y la emisora RAC1, medios ambos en lengua catalana y dijo: “El catalán mejorará si la gente que no lo habla tiene la sensación que se está perdiendo alguna cosa”. Esa ha sido su apuesta en televisión, radio y prensa escrita; calidad en catalán como forma de promover el prestigio y uso de la lengua.

–También he escrito en castellano y escribiría en la lengua que hiciera falta sin ningún problema, pero para mí una manera de dar sentido a mi profesión ha sido potenciar el catalán en los medios de comunicación, porque por encima de medidas legislativas o de buena fe, la mejor manera de ayudar al catalán es hacerlo competitivo. Yo creo que esto en televisión lo hemos conseguido, en radio también, y además en este caso en el sector privado, lo cual es más significativo. La industria editorial catalana también vive un buen momento. En teatro también estamos bien. Pero tenemos un problema industrial por ejemplo en el cine, en lo que demanda estructura industrial y mucho dinero detrás, aquí el catalán lo tiene muy difícil para competir. Se puede hacer pero necesita un esfuerzo público importante y cada euro que se gasta por el catalán en Catalunya genera una respuesta automática del PP y de Vox, que evidentemente están en contra. Pero a pesar de todo hay que hacerlo, se hace, y creo que gracias a eso el catalán en un contexto extremadamente complicado está resistiendo bien.

“Por encima de medidas legislativas o de buena fe, la mejor manera de ayudar al catalán es hacerlo competitivo”

Hay que mirar a las nuevas generaciones que tienen otros hábitos y formas de consumo que no se pueden obviar. Futuro y presente de la renovación de la lengua.

–Sí, desde luego, y sobre todo la proliferación de todo tipo de medios a escala global hace que sea impensable un escenario monolingüe, ni en Catalunya ni en ninguna parte, pero en Catalunya el catalán tendrá que competir con dos monstruos como son el español y el inglés, y esto hay que acostumbrarse y asumirlo. Supone un reto más, pero es estimulante y hay que afrontarlo.