El Parlamento de Navarra no había vivido nunca una mañana tan tensa como la de este jueves. El intento de asalto a la Cámara por parte de algunos agricultores eclipsó por completo la sesión en la que se aprobaron los presupuestos de 2024. Pasadas las diez y veinte de la mañana, una treintena de los chalecos amarillos que estaban concentrados fuera desde las siete intentó entrar por la fuerza al Parlamento. La Policía Foral no se lo permitió, en un pulso tremendamente violento en la puerta principal que incluyó montoneras, empujones, zarandeos, porrazos y escenas nunca vistas en la sede política de todos los navarros.

La quincena de agentes que en ese momento estaba en el Parlamento –entre el equipo de seguridad habitual y los escoltas de autoridades– contuvieron el arreón y cerraron a cal y canto el Parlamento durante casi dos horas. Mientras, fuera, la unidad de intervención del cuerpo autonómico cercó –literalmente– el Parlamento, sin que nadie –ni los diputados y senadores que habían ido al Parlamento a seguir la aprobación presupuestaria, ni los escolares del Toki Ona de Bera que descubrían el Legislativo, ni los periodistas– pudiera ni entrar ni salir. Un encierro inédito, de no creer, por motivos de seguridad.

El Departamento de Interior va a revisar las cámaras del Parlamento para identificar a quienes trataron de entrar por la fuerza –ya hay doce identificados, según Efe– por si pudiera deducirse alguna responsabilidad de unos hechos que tanto la presidenta del Gobierno como el presidente del Parlamento, María Chivite y Unai Hualde, en una comparecencia urgente, tildaron de “muy graves”. Hasta ahora, en el mes largo de protestas del sector primario, no se había visto una escena tan tensa y sobre todo con una posible derivada tan incierta para un movimiento que, arrastrado por una treintena de descontrolados, ha cruzado una línea roja muy comprometida.

Tensión a las puertas del Parlamento de Navarra: agricultores y ganaderos tratan de acceder al interior

Tensión a las puertas del Parlamento de Navarra: agricultores y ganaderos tratan de acceder al interior A. Irisarri

Los agricultores cruzan otra línea roja e intentan asaltar el Parlamento

La enmienda rechazada

Merece la pena rastrear bien el origen del chispazo que provocó el caos de este jueves. El pleno de aprobación de Presupuestos era un buen escaparate para la protesta. La noche de antes ya se sabía que iban a estar a la llegada de los políticos. Incluso una pequeña delegación de agricultores, compuesta por cinco o seis personas con chaleco amarillo –y en la que estaba Salvador Moreno, que como portavoz de los agricultores se reunió con el Gobierno hace un mes– quiso seguir la sesión desde la tribuna de invitados.

El pleno arrancó a las nueve y media. El reglamento permite presentar enmiendas in voce hasta el momento justo de empezar el debate. Solo hay una condición: que ningún grupo se oponga. UPN presentó una, la número diez, específicamente dirigida para los agricultores. Unos cuantos cambios en el IRPF: bonificaciones en las ayudas de los fondos Feader y Feaga, más deducciones, compensaciones por daños en viñedos, por inundaciones... un paquete de ayudas que Javier Esparza, portavoz de UPN, vendió como un intento de que los agricultores navarros no estén “peor que los alaveses”, dijo.

Los agricultores cruzan otra línea roja e intentan asaltar el Parlamento

En la exposición de motivos de la enmienda, UPN decía que “los agricultores navarros, cuyas protestas recientes han tenido una enorme repercusión pública, atraviesan una difícil situación económica que amenaza la viabilidad de su actividad” por culpa de las cargas burocráticas, los costes y la competencia de terceros países que no tienen que cumplir las mismas normas medioambientales que los navarros.

El desplante

Sin embargo los grupos que apoyan al Gobierno no consintieron su tramitación. Haberlo hecho hubiera trastocado todo el apartado de ingresos y gastos de un presupuesto que lleva meses trabajándose, y al que justo le faltaba la aprobación definitiva. Aparte, una decisión de ese calado conllevaría un debate más sosegado.

Los agricultores cruzan otra línea roja e intentan asaltar el Parlamento

El rechazo de la enmienda sentó a cuerno quemado. Esparza, que fue el primero en intervenir, aprovechó ese malestar palpable –porque los chalecos amarillos hicieron gestos y comentarios tras ver que la enmienda no se iba a debatir– para calentar el inicio del debate. El speech de Esparza gustó a los chalecos presentes allí, que aplaudieron al regionalista y plantaron de malas maneras al siguiente portavoz, el socialista Ramón Alzórriz, al que uno de los chalecos profirió un grito ininteligible antes de irse.

Choques entre manifestantes y Policía Foral al acabar el debate. Patxi Cascante

Fuera, en las escaleras, una de las chalecos amarillos, Marina Amátriain, reconocía que venían con “la esperanza” de que se aprobara la enmienda regionalista. “Se nos prometió una mesa de fiscalidad el último viernes y hoy que han sacado esa enmienda ya la han denegado. Entonces, ¿qué es lo que nos van a dar?”, se quejó, al tiempo que aseguró que las protestas iban a continuar “con más fuerza”.

Fue premonitorio. Justo en ese momento, pasadas las diez y veinte, fue cuando desde fuera una treintena de agricultores –entre ellos Máximo Caro, alcalde de Lazagurría, de UPN– intentó irrumpir por la fuerza en el Parlamento. Quizá ya estaban al corriente de que el pleno no iba a abordar la enmienda, bien avisados por el móvil o bien personalmente por algunos de los chalecos amarillos que dieron plantón a Alzórriz. O bien avisados por Miguel Bujanda, parlamentario de UPN y agricultor de Tierra Estella, que tiene contactos con el movimiento y que ayer por la mañana salió y entró varias veces del pleno para comunicarse con los agricultores.

Los agricultores quieren hablar con los grupos parlamentarios, sin éxito.

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