Félix Taberna (Marcilla, 1961), veterano rutero de la política navarra, concluye una semana especial tras asistir en el Congreso a una votación favorable al traspaso de la competencia de tráfico. Aprobación que cree que evidencia “el sistema conveniado bilateral desde 1841”, y la existencia de “una armonía entre Navarra y España”. Para Taberna la sentencia del Supremo de febrero, que ha llevado a una reforma del Amejoramiento, hace bueno el dicho de no hay mal que por bien no venga.
El martes fue significativo el voto en contra en el Congreso de PP y Vox.
–El Partido Popular mostró incoherencia, porque aprobó el Real Decreto de Transferencias estando dentro de UPN, y ahora se ha opuesto diciendo que se quiere expulsar a la Guardia Civil de Navarra, algo insólito. Las mejores cifras de efectivos en tiempos recientes son las de ahora. Las peores con Mariano Rajoy. Para el PP todo vale para intentar zaherir al Gobierno de turno. La competencia de Vigilancia y Control de Carreteras tiene su historia, fue quitada unilateralmente en 1962 por el ministro de la Gobernación franquista Alonso Vega.
Cuenta que Navarra quiere tener un posicionamiento geoestratégico en Europa. Esta semana el informe Draghi ha generado mucha tinta.
–Esperemos que a parte de la tinta haya efectivo. Draghi era uno de los padres de la austeridad fiscal, y ahora apuesta por una financiación de una deuda comunitaria mutualizada en la UE para inversiones.
Parte de la población está dejando de confiar en la política, por ejemplo en materias como vivienda o salud, que también marcarán el balance del Gobierno de Navarra.
–Los resultados de nuestra quinta encuesta de percepción de servicios ciudadanos y de confianza de la ciudadanía en las instituciones, son demoledores. No hablo solo de las instituciones políticas, sino sociales o periodísticas; hay una desconfianza ciudadana muy importante. Hace días salió otra encuesta, de ámbito estatal, en la cual cerca de un tercio de los varones jóvenes en algunas situaciones prefiere el autoritarismo a la democracia.
Un vértice generacional acusado.
–Exacto. Este año en Davos ya se esgrimió que uno de los grandes problemas sociales que va a haber no solo es la polarización, sino la desconfianza de la ciudadanía hacia lo común.
¿Y ante esto, el Gobierno de Navarra qué puede y quiere hacer?
–Nuestro Gobierno no salía mal. Los mejores en credibilidad eran las entidades locales y luego el Gobierno de Navarra, por delante del Parlamento y del Congreso.
El factor cercanía...
–Exactamente, es clave. En la ley foral de ética pública, uno de nuestros principios es la acccesibilidad. Tenemos que ser accesibles a la ciudadanía y explicar con claridad. Cuando vienen las empresas a invertir en Navarra lo que más valoran es la accesibilidad. Esta y la cercanía son factores de éxito que debemos mantener así como hacer pedagogía. Decía Romanones que al Congreso no se iba a hacer el payaso ni el jabalí. La mesura es importante y sobre todo buscar en lo que nos une. Seguro que el Gobierno Navarra no todo lo hace bien, comete errores y tiene problemas de gestión, pero la oposición también debe aportar, y no desde el ‘me opongo’. Estoy expectante a que los dirigentes nuevos de UPN hagan alguna propuesta de profundidad, porque les veo bastante desorientados. Vamos a darles tiempo y esperemos que este curso político el primer partido de Navarra tenga otra orientación política.
“Estoy expectante a que los dirigentes nuevos de UPN hagan alguna propuesta de profundidad, porque les veo bastante desorientados”
Hace un año parecía tener esperanza en que UPN se reajustase. ¿La presidencia de Ibarrola lo desmiente?
–Reajuste ha habido, con un congreso y una nueva dirección. Vamos a esperar. Este es un Gobierno de coalición, que tiene un socio presupuestario, que es Bildu, con quien hemos pactado cuatro presupuestos en el pasado Gobierno, un quinto en este, y ahora vamos a por un sexto. No es bueno cambiar de caballo a mitad de la legislatura, y esta es la posición política refrendada por una mayoría del Parlamento. Ahora bien, el principal partido de Navarra también tiene que aportar cosas. El miércoles en nombre del Gobierno di las gracias a los grupos parlamentarios que apoyaron la reforma del Amejoramiento, no solo porque habían votado lo que entendíamos conveniente, sino porque además mostraron proactividad. Navarra tiene retos muy importantes; ahora estamos en uno intangible, el de ‘Marca Navarra’, proyecto para que nos identifiquemos como colectivo común, y para atraer inversiones, innovación y conocimiento en un marco europeo.
Su inicio como parlamentario en 1991 fue paralelo a la salida de Urralburu de la presidencia, y la entrada de Alli, Es paradójico que tengamos que ir a los años noventa para ver un intento de centrar a UPN.
–Yo, la verdad, no quiero meter en camisa de once varas. Lo único, con respecto a Unión del Pueblo Navarro, le reconozco lo objetivo, que es el partido más votado de Navarra. Pero para ser el primer partido de Navarra deja mucho que desear en cuanto a liderazgo político o propuestas de modelos, y la verdad es que suma poco para Navarra, jugando con su nombre anterior de Navarra Suma. No quiero hablar de las dimisiones de los parlamentarios, simplemente quiero resaltar que no está actuando como primer partido de Navarra.
El año pasado se hizo propósito de enmienda para evitar fricciones dentro del Gobierno. Hace una semana usted recondujo unas palabras de Alzórriz sobre Salud. La secuencia resulta algo consabida.
–Las elecciones son dentro de tres años, no hay elementos de competencia electoral. Estamos en un primer año de gestión de Gobierno, es un debate político, pero el jueves en el pleno el portavoz del Partido Socialista apoyó al consejero, como no podía ser de otro modo. Otra cosa es que se pueda engrandecer unos comentarios, pero yo desde luego creo firmemente, como secretario del Gobierno y vicepresidente primero, que al menos en este año, este es un Gobierno tranquilo, que funciona.
Hay ciertas nubes en el horizonte con la vuelta a la disciplina de gasto y un fin de ciclo expansivo.
–La política funciona a través de la expectativa.
Y el progresismo suele levantar más que la derecha.
–Pero las dos grandes ideas que constituyeron el siglo XX, socialismo y liberalismo, están prácticamente canceladas. Hoy día asistimos a una cancelación del futuro, nadie ve un horizonte bonancible, y muchos tienen miedo de que se pueda retroceder.
“Hoy día asistimos a una cancelación del futuro. El liberalismo y el socialismo, en sus diferentes acepciones, están muy débiles”
Me acaba de dar un titular con lo del socialismo...
–Lo que se ha cancelado es el futuro. El liberalismo y el socialismo, en sus diferentes acepciones, están muy débiles. Son dos grandes ideas que atisbaban un futuro mejor, un avance. Y sin embargo estamos en una sociedad que cancela el futuro, ensimismada. Pero la política es expectativa y antelación. De ahí nuestra oficina de análisis y prospectiva, para percibir las tendencias, como el envejecimiento, el cambio de políticas energéticas industriales, o la digitalización con la inteligencia artificial. La expectativa política tiene que basarse en los retos de futuro. Si no estaríamos en el pan para hoy y hambre para mañana.
La política también es cambio o continuidad, y ahora este Gobierno ya es continuidad.
–Sí, pero la sociedad cambia. En 2003 prácticamente no había ningún inmigrante en Navarra. En 2024 hay 120.000, un 18%.
Por cierto, ¿temen un discurso de odio? ¿Trabajan por evitarlo?
–Sí, pero el reto es europeo. Europa ha firmado un pacto bajo presidencia de Sánchez en el Consejo de Europa por la inmigración, y hay que trasponerlo en las diferentes políticas estatales. Ante un invierno demográfico como el que tenemos, es necesaria la reposición generacional, que viene de población inmigrante que debe ser planificada y regularizada. Sabemos que el mejor amigo del hombre no es el perro, sino el chivo expiatorio. La frustración se quiere canalizar en colectivos concretos. Pero si la política es expectativa, la economía es confianza. Este año vamos a crecer al 2,5%, el que viene también se presupone un crecimiento económico; Navarra es, datos EPA, la comunidad que menos paro tiene. De hecho tenemos necesidades muy importantes de trabajadores, en puestos cualificados y no cualificados. De ahí la necesidad de una regeneración demográfica.
Habla de hacer pedagogía. En junio regaló un par de libros sobre Navarra a Díaz Ayuso, dirigente muy enfocada a generar turbulencias.
–Creo que Isabel Díaz Ayuso hace un populismo exacerbante, con miles de contradicciones en un contexto de situación muy delicado en Europa en cuanto a la extrema derecha.
En la anterior legislatura asesoraba a la presidenta. ¿Cómo se fraguó esa relación política?
–Mi relación con la presidenta va más allá de los cinco años de Gobierno, y además ambos coincidimos en la profesión de Sociología. Es una relación bastante directa y de confianza. Es muy importante decir lo que uno piensa a la persona que crees que hay que decírselo. Y ahora en esta etapa ‘consejos vendo que para mi no tengo’. Tantos que he dado, ahora me toca desarrollarlos, y liderar una determinada parte del Gobierno. La verdad es que lo estoy haciendo con satisfacción y recompensas como la reforma del Amejoramiento.
Sobre una experiencia previa de 16 años, de 1991 a 2007, liderando IUN. Alguien podría acusarle de haberse aburguesado. ¿Cómo evolucionó hasta los postulados socialistas?
–Yo en cualquier caso siempre he sido un moderado consecuente. Para mí la radicalidad viene de raíz, intento tener fundamentos en lo que digo, pero nunca he sido un extremista. Intento empatizar, simpatizar, y comprender al otro.
Eso a la postre le ha ayudado en su carrera política.
–Sí, no me ha ido mal como manual de mano, porque muchas veces se cree que cuanto más extremos tienes más te aplauden. Pueden hacerlo, pero esos aplausos no van a ningún lado. Yo siempre he habitado en la casa de la izquierda, pero en diferentes habitaciones. El martes pasado, cuando fui al Congreso de los Diputados, me encontré con un Oskar Matute, compañero mío de izquierda Unida que está ahora en Bildu, a un Enrique de Santiago, a Yolanda Díaz, también compañera de Izquierda Unida que está de ministra... Izquierda Unida o el Partido Comunista de España fue una buena escuela de políticos y políticas.
No sé si también un patio de cainismos.
–Un amigo mío de Madrid siempre decía tras esas discusiones que hacíamos de madrugada, que una vez acabadas saldríamos de la sede y habría gente esperando a ver qué hemos decidido. Muchas veces es cierto que nos entretenemos en debates inertes, que no conducen a ningún lado. La política debe ser socialmente útil. Si no ayuda al conjunto de la sociedad o a los colectivos menos favorecidos...
Esa idea es polisémica. De 2014 hasta ahora, han pasado cosas tremendas en el espacio de Podemos y este año en Sumar el correctivo ha sido muy duro.
–Sí, pero ahora la izquierda en España está mucho más cooperativa y reforzada en la unidad que antes. Me remito a la primera, segunda, tercera orilla... no sé cuántas había. Ahora todo el mundo entiende, desde Podemos a Izquierda Unida, Partido Socialista, en el cual participo, a otras formaciones, que lo importante es cumplir objetivos y llegar adelante.
Usted dice que la política está en movimiento permanente. ¿Qué ha cambiado en el escenario navarro la nueva aritmética en Pamplona?
–El Ayuntamiento de Pamplona tiene 200.000 habitantes sobre 700.000 dentro de sus competencias municipales, pero juega un papel significativo. Que haya un Gobierno municipal de Pamplona que tenga una sintonía política con el Gobierno de Navarra, en definitiva la armonía de esas dos instituciones siempre procurará mejores servicios a la ciudadanía.
Hay dudas sobre el futuro de la legislatura en el Congreso. Usted trabajó para IU la cuestión federal, debate clave que ha vuelto.
–El Partido Socialista está gobernando Catalunya, cosa que hace diez años eso era imposible. Está participando del Gobierno en la CAV, Navarra, Asturias...
Poco bagaje territorial para una formación como el PSOE...
–Me refiero a lo cualitativo. Donde más peso tiene el nacionalismo el Partido Socialista está en posiciones de liderazgo y de gobierno, porque está entendiendo el federalismo y el acuerdo con aquellos que son diferentes. Donde el PSOE está más débil es en donde en otros tiempos estaba más fuerte. Ese es uno de los retos, y para eso está el congreso de noviembre.
¿Chivite debe implicarse?
–La presidenta ha tenido dos encuentros muy recientes de interés, con el presidente de Catalunya y con el de la CAV...
¿Indicios de un cambio?
–No, hay que tener en cuenta que su primer Gobierno estuvo prácticamente parado por el covid, desde el año 20 al 23. En este momento la presidenta va a reforzar ese diálogo institucional con otros gobiernos y en especial con los que vamos a compartir más experiencias y podamos dar soluciones más comunes.
Abogaba en 2008 por trabajar para que “el pensamiento de la derecha no esté siempre en el poder”. ¿Cuáles son los pilares para la nueva centralidad?
–Para mí el principal reto o misión es recuperar la confianza de la ciudadanía en lo común, en lo político. El mayor enemigo para la izquierda es la ciudadanía desinteresada e inactiva. El idiotés en la Grecia antigua era quien solamente pensaba en sí mismo. Ese es el mayor peligro para cualquier sistema democrático, que avance ese desencanto y ese desligarse de lo común. Lo común es fundamental, porque la sociedad no es la suma de los individuos, sino la relación entre las personas. El segundo reto es la prosperidad, que es crecimiento económico más felicidad, que dirían los masones del liberalismo. Y se basa en la innovación, conocimiento y en la industria y nueva industria.
Y en el reparto.
–Ese es el tercer pilar, la cohesión territorial y el reparto social.
¿Habrá reforma fiscal?
–Hay una comisión que está trabajando en fiscalidad. Nuestra estructura actual nos está permitiendo tener ingresos muy importantes en un crecimiento económico significativo.