“Las efemérides como los 50 años de la muerte de Franco son una oportunidad magnífica para reivindicar las políticas públicas de memoria y la memoria como valor de construcción de una sociedad democrática”, afirma la vicepresidenta y consejera del ramo Ana Ollo. La conmemoración del deceso, que aceleró la descomposición de la dictadura, coincidirá en Navarra con una década de políticas memorialistas. Diez años en los que Ollo se ha mantenido como consejera en tres gobiernos, el de Barkos y los dos de Chivite, que han marcado un antes y un después en esta materia.
Esa línea política ha tenido en los últimos años una colaboración recíproca con el Gobierno español a raíz de la creación de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, “con la que tenemos una extraordinaria relación”, comenta Ollo. Dicha institución está encabezada por Fernando Martínez López, un veterano político e historiador almeriense.
En ese marco de sinergias, Ramón Alzórriz, portavoz del PSN, adelantó el pasado lunes una moción socialista para que Navarra se adhiera a la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Franco y la previsible celebración de un acto en la Comunidad Foral dentro de la programación que organice el Gobierno español.
La agenda navarra
“Sobre todo creo en el trabajo continuado y comprometido”, afirma Ana Ollo, satisfecha de que Navarra sea un “un ejemplo” tras una década de políticas públicas al respecto que sedimentaron e impulsaron la labor previa de asociaciones, ayuntamientos o del propio Parlamento.
Ollo cree que hay efemérides que “sirven como revulsivo simbólico, en un contexto donde en otras comunidades se respira “involucionismo y negacionismo”. Navarra, en cambio, seguirá promoviendo en 2025 el trabajo en exhumaciones, “con el único banco público de ADN en España dependiente de un Gobierno”, o el programa Escuelas con Memoria, por el que han pasado miles de jóvenes navarros, “reconocido como ejemplo de muy buena práctica por el Consejo de Europa”.
Además, como anunció esta semana la propia Ollo en el Parlamento, el foco más específico en políticas de memoria este año se va a situar en tres ejes. El primero, “el papel de la mujer en la represión franquista, no solo como víctima, sino también como luchadora y como resistente”.
El segundo recordará a los movimientos sociales, laborales y políticos que en el tardofranquismo “trabajaron por la democracia en una década de los setenta, muy compleja y conflictiva en Navarra, más allá de la muerte de Franco”.
La consejera recuerda a la muerte del dictador, la democracia no llegó por arte de magia, sino que hubo años de “una gran resistencia de las élites franquistas y con una gran violencia”, con víctimas reconocidas por la ley foral reformada en 2022. La recopilación de testimonios tiene la exigencia añadida del paso del tiempo, para documentar el testimonio de personas “que van teniendo una edad”.
Infraestructuras y legislación
El tercer eje, si no hay contratiempos en las obras, será la puesta en marcha de la sede de las políticas públicas de memoria y convivencia en el palacio de Rozalejo situado en el corazón de Pamplona. El objetivo, es crear un archivo de referencia en materia de memoria.
Respecto al devenir del edificio de Los Caídos, la vicepresidenta segunda confía en que este año al menos se pueda retirar la protección al edificio que “impide de momento intervenir” en su reforma.
Otra infraestructura cargada de simbolismo es Ezkaba, que sigue pendiente la firma de cerrar el convenio entre el Ministerio de Defensa, el de Políticas Territoriales y el de Cultura con el Gobierno de Navarra. Lo que ya es seguro es que se declarará lugar de memoria en este 2025, petición del Gobierno foral desde 2020. El enclave se sumará a los 24 emplazamientos que hasta ahora tiene Navarra.
Por otra parte, habrá una nueva ley foral de víctimas del terrorismo. La actual, de 2010, ha quedado “superada”, y “muchas víctimas no pudieron cobrar el 30% de ayuda añadida a la del Gobierno de España”. La reforma incidirá en el carácter integral de la norma, en la deslegitimación de la violencia y en la importancia de la educación, donde por ejemplo el programa Eskutik ya está llevando a víctimas educadoras a las aulas” en aras no solo pedagógicas, sino también del “derecho al reconocimiento”.
CLAVES
Tres ejes en memoria. En 2025 el departamento encabezado por Ollo abordará de forma específica el papel de la mujer en la represión franquista. También el trabajo por la democracia de movimientos sociales, laborales y políticos en el tardofranquismo. El tercer hito será –si nada se tuerce– la inauguración a finales de año del palacio de Rozalejo.
Símbolos. Dos edificios darán que hablar en los próximos meses. Por un lado, el fuerte de San Cristóbal, en el monte Ezkaba, junto a Pamplona, declarado lugar de memoria por el Gobierno español. Por otro, el monumento a los Caídos en Pamplona, pendiente del desarrollo del acuerdo alcanzado en el consistorio de Iruña que hará correr ríos de tinta.
Acto con el Gobierno de España. El PSN quiere que Navarra se adhiera al calendario de actos que prepara el Gobierno central con la celebración de un evento en la Comunidad Foral.
Vientos involucionistas
A esta labor se sumará la elaboración del segundo Plan de Convivencia. “Queremos que afronte los retos y desafíos de la convivencia en Navarra, más allá de la política o la generada por el conflicto político”, afirma Ollo. Convivencia cultural en una sociedad diversa, identitaria, ideológica y lingüística en pro de una sociedad democrática. “Y más en estos momentos, en los que esa ola fascista, involucionista y negacionista, de ningunear y minusvalorar al diferente está ya aquí. No solo en Estados Unidos con Trump”.
A juicio de la consejera, Europa debe abanderar los derechos humanos como base de nuestra sociedad y del propio proyecto europeo, y Navarra tiene que aportar en ese sentido “su granito de arena”, en un “momento de grave riesgo para las democracias y las apuestas por los derechos humanos, en un contexto de “involucionismo y deslegitimación de la política como herramienta para la construcción de una sociedad democrática”.
Ante “esa ola involucionista”, prosigue Ollo, “tenemos que trabajar, y también aprender a resistir”. Desde los mimbres que ya se han trenzado en Navarra, y desde la continuidad de un “trabajo con consistencia”.