El cierre de la segunda jornada del Debate sobre el estado de la Comunidad Foral dejó este viernes una imagen que el bloque progresista ha querido proyectar durante las dos sesiones: compactado y decidido a exhibir cohesión después de que el jueves los socios de gobierno tratasen de marcar perfil propio en sus discursos. Lo que entonces fue una demostración de matices y diferencias, este viernes se transformó en un dique común frente a todas las propuestas formuladas por la derecha. La sesión confirmó que, más allá de sus discrepancias, las fuerzas que sostienen el Ejecutivo tienen claro que su prioridad política sigue siendo impedir el retorno de la derecha al poder.

El rechazo en bloque a las iniciativas de UPN y del PP simbolizó ese cierre de filas. Javier Esparza y Javier García volvieron a desplegar un discurso centrado en la corrupción y la supuesta decadencia de los servicios sociales, pero sus planteamientos no lograron fracturar a la mayoría parlamentaria. Los grupos del Gobierno y EH Bildu votaron de manera coordinada contra todas las propuestas de la derecha, con idéntico resultado en todas ellas: 20 a favor y 30 en contra.

En el caso de UPN, Esparza utilizó su discurso para desenterrar asuntos que le quedaron pendientes en la sesión anterior y volver a exigir la convocatoria de elecciones al asegurar que “cuando hay sombra de corrupción el Gobierno pierde toda legitimidad”. También defendió un “modelo de éxito” que, según dijo, permitió a su partido ganar elecciones durante dos décadas, y reprochó, una vez más, al PSN sus pactos con EH Bildu. Desde el PP, García acusó al Gobierno de “disfrazar de bienestar unas políticas que dejan a más navarros atrás”, y vinculó directamente al PSN y a sus socios con el “cerco” de los casos de corrupción abiertos en las últimas semanas.

El PSN tumba una propuesta a cada socio

Sin embargo, la foto compacta que dejó el rechazo a la derecha no impidió que afloraran las diferencias entre los socios, especialmente de los socialistas. PSN no dudó en tumbar alguna resolución a todos sus socios —a EH Bildu y Geroa Bai sobre autogobierno y a Contigo-Zurekin sobre publificar todas las residencias—.

En el caso socialista, Kevin Lucero tomó la palabra para advertir de que, allí donde gobiernan las derechas, “las instituciones se convierten en escenario” y se impulsa “la persecución política al migrante como herramienta de desgaste”. Señaló que Navarra debe seguir apostando por “gobiernos progresistas que no se arrodillan ante la agenda reaccionaria”, y defendió la necesidad de “proteger la convivencia democrática frente al odio” y de situar a la juventud “en el centro del contrato social navarro”.

Desde EH Bildu, Mikel Zabaleta mantuvo su llamada a no conformarse con mayorías numéricas. Recordó que “no vale con resistir” y que el bloque debe asumir que su “objetivo común no puede ser solo dejar fuera a las derechas”. Reclamó, además, que los socios “hagan frente a los retos que tenemos delante” y actúen con más determinación ante cuestiones sociales y climáticas.

En Geroa Bai, Mikel Asiain defendió su propuesta de dar un salto en el autogobierno asegurando que “nadie cuestiona” el papel de la Lorafna en el desarrollo de Navarra, pero advirtió de que “el nivel de autogobierno comprometido no se ha desarrollado plenamente”.

Por su parte, Daniel López, de Contigo-Zurekin, alertó de “la llegada de la extrema derecha”, que, según dijo, viene “de la manita de otras derechas acomplejadas”, y subrayó que la izquierda debe centrarse en “las cosas del comer” que mejoran el día a día de la ciudadanía