Unos operarios de mantenimiento de chimeneas encontraron recientemente el cuerpo sin vida y en avanzado estado de descomposición de un hombre de 43 años que quedó atrapado en la chimenea cuando intentaba huir de la casa que acababa de robar. El suceso tuvo lugar en la localidad británica de Derby y fue necesario identificar al hombre a través de sus huellas dactilares. Según los estudios posteriores a su muerte, el ladrón falleció por no disponer de suficiente espacio para respirar en del reducido lugar de la chimenea, por lo que las autoridades aseguraron que se trató de una muerte muy rápida. Fueron los vecinos los que llamaron a los operarios para que echaran un vistazo al conducto, al notar el fuerte olor a podrido que venía de la chimenea.
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