Se estima que en Estado español el 2,4% de la población sufre gota, lo que supone cerca de 880.000 personas afectadas. Estos datos se desprenden de los resultados del estudio de prevalencia sobre las enfermedades reumáticas en población adulta de la Sociedad Española de Reumatología (EPISER).

Sin embargo, según otra investigación en la que participaron 2.000 afectados, menos de la mitad de los pacientes con gota grave habían recibido tratamiento y la mitad de los tratados habían recibido dosis bajas de medicamentos, insuficientes para controlar la enfermedad.

Esto revela que se trata de una patología claramente infratratada, a pesar de existir tratamientos que pueden controlarla, e incluso curarla, según han puesto de manifiesto los expertos durante el VII Encuentro del Grupo de Estudio de Artropatías Cristalinas de la Sociedad Española de Reumatología (GEACSER).

En opinión del doctor César Díaz, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitari de La Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, este elevado infradiagnóstico se debe a que “se trata de una enfermedad que clínicamente se expresa con episodios agudos autolimitados y, al permanecer asintómaticos entre los episodios, las personas que los sufren no le dan la importancia que merece. Además, al tratarse de una enfermedad relacionada con un estigma social y considerada autoinflingida (la culpa es de los pacientes) y beninga, hace que el paciente prefiera no acudir a su médico”.

Asimismo, el experto advierte de la existencia de la falsa creencia de que con la dieta la gota mejora, por lo que muchos afectados optan, equivocadamente, por diferentes dietas en lugar de acudir a su médico.

Los doctores César Díaz y Alejandro Prada. SER

¿Un futuro esperanzador?

Por su parte, el doctor Fernando Pérez Ruiz, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Cruces, considera que “hay un interesante grupo de medicamentos en desarrollo, con distintos mecanismos de acción, que pueden, en un futuro cercano, permitir un mejor control de una enfermedad con escasas alternativas terapéuticas en el momento actual. En concreto, se trata de un número considerable de fármacos en desarrollo, tanto antiinflamatorios como otras opciones para el control de la hiperuricemia”.

En este sentido, recalca que “los profesionales sanitarios deben entender que no se puede ignorar la gota y dejar de controlar una enfermedad controlable”.

Para aquellas personas que sufren un ataque, se tratan y luego se olvidan de la enfermedad y no hacen ningún seguimiento ni vuelven a acudir a consulta, los especialistas insisten en que “deben recordar que el depósito crónico asintomático de los cristales provoca una inflamación crónica subclínica que podría asociarse a un aumento de eventos cardiovasculares y daño renal, por lo que deberían prestar atención y no considerarlo un episodio puntual en su salud”.

Novedades

La doctora Irene Calabuig, del Servicio de Reumatología del Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante, pone de manifiesto que este último año ha habido gran variedad de temas tratados en las publicaciones de las revistas más destacables. En concreto, durante su ponencia explicó la existencia de un interesante grupo de medicamentos en desarrollo, con distintos mecanismos de acción, que podrían permitir un mejor control de la enfermedad en un futuro cercano.

En el encuentro Geacser se puso de manifiesto el interés de los reumatólogos jóvenes por la gota y otras enfermedades producidas por microcristales. 

En este sentido, Atención Primaria juega un papel fundamental, ya que los médicos generales también deben conocer el abordaje de esta patología al ser la “puerta de entrada de los pacientes” y que en muchos casos deben derivar al especialista. Esta colaboración es básica y debe potenciarse.

 De hecho, según el doctor César Díaz, “más del 90% de los pacientes con gota son controlados únicamente en Atención Primaria. Además, la mayoría de enfermos no presentan una complejidad suficiente como para que sea necesaria la intervención de Reumatología”.