La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado a los adultos con un índice de masa corporal normal reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a unos 25 gramos al día. Hasta ahora, el organismo aconsejaba que el consumo de azúcares fuera menor del 10% del consumo calórico total. La nueva directriz refleja una creciente preocupación mundial sobre los efectos del azúcar en la salud metabólica, dental y cardiovascular.

En este contexto, muchas personas se preguntan: ¿debo dejar el azúcar por completo? ¿Son mejores los edulcorantes? La respuesta no es tajante. Lo importante, según nutricionistas y expertos en salud pública, es aplicar el sentido común: reducir el azúcar añadido, evitar los ultraprocesados y comprender que no todo lo que se vende como “sin azúcar” es necesariamente más saludable.

Una alternativa saludable

Los edulcorantes, tanto naturales como artificiales, han ido ganando protagonismo.

Algunos, como el eritritol, son bien tolerados por el organismo, no elevan la glucosa en sangre y aportan muy pocas calorías —prácticamente cero—, lo que lo convierte en una alternativa interesante, especialmente para personas con diabetes o aquellas que siguen dietas bajas en carbohidratos. Este polialcohol, presente de forma natural en pequeñas cantidades en frutas como la pera, la sandía o las uvas, se obtiene industrialmente mediante la fermentación de la glucosa con levaduras, un proceso considerado seguro por las principales agencias sanitarias.

A diferencia de otros alcoholes de azúcar (como el xilitol o el maltitol), el eritritol no provoca efectos laxantes significativos cuando se consume con moderación. Esto se debe a que aproximadamente el 90% de la sustancia se absorbe en el intestino delgado y se elimina por la orina sin ser metabolizada. Por esta razón, es menos propenso a causar molestias digestivas, una ventaja frente a otros sustitutos que sí suelen generar hinchazón o gases.

Además, el eritritol tiene un poder edulcorante equivalente al 60-70% del azúcar común, pero sin aportar glucosa, lo que lo convierte en una opción adecuada no solo para diabéticos, sino para quienes desean controlar su peso sin renunciar al sabor dulce. También se ha observado que no daña el esmalte dental, lo que lo hace popular en chicles y caramelos sin azúcar.

Sin embargo, como con todo, el consumo de productos que incluyan este tipo de azúcares o edulcorantes debe ser moderado. Asimismo, un producto que especifique que es “sin azúcar” pueden contener grasas de baja calidad, aditivos o tener escaso valor nutricional.