Corrida de rejones venida un tanto y, quizá más, a menos. A menos en grosor de la reseña de resultados y en huecos de cemento en los tendidos de sol y en las andanadas. Guillermo Hermoso de Mendoza debutó, por fin, con la pandemia sin asolar como en los dos años anteriores, por fin pudo debutar en Pamplona. Y lo hizo con buena nota ante ‘Capuchino’, un toro que fue el más bravo y transmisor de la función. Tenía, visto el listón de orejas del día anterior, dos orejas a su disposición si llega a matar con precisión y, sobre todo, con rapidez. A lomos de Justiciero clavó cortas muy ajustadas, pero pinchó en dos ocasiones y agotó todas sus opciones, píe en tierra, con el verduguillo.

Al sexto y último, Romerito, le enjaretó una buena faena de menos a más, montando a un poderoso Berlín y llevando al máximo su puesta en escena con Índico. La dinda d eun par a dos manos fue errada en primera instancia. Y, de nuevo, su falta de contundencia le privó de sellar de modo contundente su presentación en la Monumental pamplinosa. No obstante, la oreja merecida contó con el placet del pedidor paisano y del concededor desde el palco. Buenas sensaciones de Guillermo: juventud, frescura y capacidad. Le faltara algo de cuajo, pero está en altísimo nivel. Mas no terminaron de funcionar los aceros como lo merecían su faenas. El toreo a dos pistas y por hermosinas con Disparate y los quiebros increíbles por ajuste con Ecuador ante el bravo y aplaudido en el arrastre Jaranero, fueron lo más pasajes más importantes y artísticos de la tarde del día del Chupinazo.

El más veterano de los dos navarros acartelados, Roberto Armendáriz, se curró la tarde y se llevó una merecida oreja del quinto toro, Chacinero. El noaindarra cuajó una faena limpia segundo, Brillador. No tomó mucho vuelo la labor por un empuje algo insulso y a menos del toro de Carmen Lorenzo. Un rejón con travesía y una serie larga de descabellos rebajó el resultado hasta el silencio de la parroquia pamplonesa. Ante Bailador, quinto, que hizo bis porque el titular, Chacinero, se partió un cuerno por la cepa tras un par de arrebatos bravíos contra el burladero de los tendidos de sol.

Una pena porque tenía buena expresión y recorrido en su salida. El Bailador suplente cumplió bien su función y con nobleza y entonado y sostenida templanza posibilitó el que Roberto fuera cociendo de fuego medio a alto una su buena puesta en escena. Su tercio de banderillas a lomos de Cristal, Diamante y, finalmente, con Espartano, incluso, quitando la cabezada al equino y clavando dos buenos pares. Fue una buena rúbrica. Pinchazo arriba sin soltar y buen rejonazo. Oreja merecida. El objetivo de la puerta grande se le quedó a medias, pero dejó buena imagen; sobre todo, teniendo en cuenta que en los últimos años , por la pandemia y distintos motivos, el navarro llevaba mucho tiempo sin actuar en corridas en plazas importante.

Leonardo protagonizó, quizá, la faena más completa de la tarde ante el cuarto, Romerito. Le costó al extremeño centrar al de El Capea, que anduvo despistado. Una vez conseguido el acople, Leonardo enroscó sus monturas a los lustrosos murubeños de su lote. En especial a este buen Romerito. En 2019, cuatro orejas; ahora, de vacío.

Ganadería

Seis toros de Pedro Gutiérrez, ‘El Capea’ y Cramen Lorenzo (2º y 3º). El 4º, que se partió el pitón derecho en un burladero, sustituido por otro del hierro de El Capea. Bien presentados y colaboradores, aunque les faltó un punto de empuje. Bravo de buen son y duración el tercero. Bueno el quinto.

Los rejoneadores

  • Leonardo Hernández. Silencio tras aviso y ovación.
  • Roberto Arméndáriz. Silencio y oreja.
  • Guillermo Hermoso de Mendoza. Ovación y dos orejas.

Las gradas

  • Presidencia. Bien a cargo de Fernando Moreno , asesorado por Antonio Purroy y Antonio Puig. Generoso con la segunda oreja de Guillermo Hermoso
  • Ambiente. Casi lleno, con huecos en sol y en andanada. Tarde veraniega agradable tras las tormentas matutinas.