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Pamplona: 100 años del primer muerto por asta de toro en el encierro

La familia de Esteban Domeño Laborra, el sangüesino de 22 años que murió hace 100 años al final de la calle Estafeta, recuerda el trauma que supuso

Pamplona: 100 años del primer muerto por asta de toro en el encierro

El sangüesino Esteban Domeño Laborra siempre ha sido considerado elprimer fallecido en la historia de los encierros de San Fermín.

Pese a que algunos documentalistas le sitúan por detrás de un mozo de Falces, Francisco García Gurrea, que resultó herido en un montón ocurrido el 7 de julio de 1910 en la entrada de la antigua plaza de toros, cerca del actual Teatro Gayarre, parece poco probable que la tuberculosis que le provocó la muerte 6 meses después tuviera algo que ver con el citado episodio del encierro.

Realmente importa poco si fue el primero o el segundo, pero de lo que no hay ninguna duda es que la primera cogida mortal en el encierro provocó un tremendo impacto en la Pamplona de hace 100 años.

Esteban Domeño tenía 22 años cuando un morlaco de la ganadería del conde de Santa Coloma le empitonó en el final de la calle Estafeta, en la curva de la Telefónica.

Ocurrió el 13 de julio de 1924 y las crónicas de la época aseguran que sufrió una cornada de más de 20 centímetros en la zona lumbar derecha, con afectación al pulmón. Falleció al día siguiente, aunque se conserva una fotografía captada en el hospital junto al médico que le atendió tras recibir la cornada que en nada hacía presagiar el fatal desenlace solo 30 horas después.

“Tuvo una infección. Hoy en día se habría detectado, pero entonces no, y pese a lo bien que aparecía en esa imagen murió al día siguiente de la cogida”, explica Pili Sanz Domeño, sobrina del fallecido al recordar el episodio que le relató su madre, que tenía 12 años cuando murió su hermano.

Lo que no contaron entonces es que Esteban Domeño no era ningún corredor del encierro, ni fue uno de esos primeros mozos que se pusieron a correr delante de una manada de toros cuando ese insólito acto festivo de Pamplona no tenía ni de lejos la repercusión mundial que adquirió años después.

"Era agricultor, no un albañil como se ha dicho en algún sitio, y un conocido le contrató para trabajar en el montaje del vallado del encierro de Pamplona porque en el campo en esas fechas ya habían acabado la tarea"

Pili Sanz Domeño

Se encontraba ahí por puro azar, por una casualidad del destino que le situó en el lado derecho del actual tramo de Telefónica, por el mismo trazado por donde hoy en día toman la curva todas las ganaderías de San Fermín. “Era agricultor, no un albañil como se ha dicho en algún sitio, y un conocido le contrató para trabajar en el montaje del vallado del encierro de Pamplona porque en el campo en esas fechas ya habían acabado la tarea. Por eso estaba ahí. Recuerdo que mi madre comentó que la idea de su hermano era emigrar a América, que no le atraía mucho la idea de seguir con los trabajos agrícolas”.

Pili no tuvo conocimiento de estos detalles hasta muchos años más tarde, cuando su madre los relató públicamente en un medio de comunicación local al cumplirse la efeméride de la muerte de su hermano. “Hasta entonces había sido un tema casi tabú en la familia, nadie hablaba de lo que le pasó al hermano de mi madre y el trauma que supuso para la familia, porque era el hijo mayor y el único varón” comenta.

Existen testimonios de que la primera cogida mortal en el encierro sacudió los cimientos de la sociedad pamplonesa, donde comenzó a cuestionarse la conveniencia de mantener un acto tan peligroso dada la gran afluencia de corredores que entonces tenía el encierro. Hubo incluso una propuesta para la supresión definitiva y quien planteó que existiera un carnet especial para los corredores.

Tras la muerte de Esteban Domeño, la ciudad se volcó en los actos fúnebres e incluso se abrió entre los mozos de Pamplona una suscripción popular para sufragar los gastos del sepelio. “Recuerdo haber visto una fotografía en la que salían varios familiares, entre ellos mi madre, detrás del carruaje fúnebre que llevaba el féretro”, asegura Pili.

Fallecidos en el encierro

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Desde entonces otras catorce personas se han dejado la vida en los escasos 875 metros que separan los corralillos de Santo Domingo de la Plaza de Toros. El último fue el joven Daniel Jimeno Romero, de 27 años, natural de Alcalá de Henares, que fue empitonado en el tramo de Telefónica el 10 de julio de 2009. Junto al pamplonés Fermín Etxeberria Irañeta, de 63 años, y fallecido en 2003, son las únicas muertes registradas en el encierro en este siglo XXI.

Antes perdieron la vida Matthew Peter Tasio (Illinois, Estados Unidos), de 22 años, el 13 de julio de 1995; Vicente Risco (Badajoz), 29 años, el 13 de julio de 1980; José Antonio Sánchez Navascués (Cintruénigo), 26 años, el 13 de julio de 1980; José Joaquín Esparza Sarasíbar (Pamplona), de 17 años, el 8 de julio de 1977; Gregorio Górriz Sarasa (Arazuri), de 41 años, el 9 de julio de 1975; Juan Ignacio Eraso Martiartu (Pamplona), de 18 años, el 12 de julio de 1974; Hilario Pardo Simón (Murchante), 45 años, el 12 de julio de 1969; Vicente Urrizola Istúriz (Pamplona), 32 años. 9 de julio de 1961; Julián Zabalza (Villava), 23 años. 10 de julio de 1947; Casimiro Heredia (Pamplona), 37 años. 10 de julio de 1947; Gonzalo Bustinduy y Gutiérrez de la Solana (San Luis de Potosí, México), 29 años. 10 de julio de 1935; y Santiago Martínez Zufía (Pamplona), 34 años, el 8 de julio de 1927.