Agur jaunak, que se dice por estos pagos navarros. Mas la fiesta tuvo el broche de las muy estimadas rancheras mexicanas. No podía faltar El Rey, ni el bis con un gran México lindo. Hasta Pablo se arrancó en solitario agarrando el micro. Su mujer, sus hijos, 20.000 a pleno gozo y profunda emoción. Pablo lo consiguió: que el adiós de Pamplona se convirtiera en una gran fiesta de acción de gracias. En toda regla, lo fue. Hay, hay, canta y no llores. Una coral total y los pelos como escarpias.
Y volviendo al agur, pues eso: señor y maestro. Pablo, gracias por el fiestón y por cuarenta años de tauromaquia. Olé.
Y para la reseña histórica habrá que apuntar un nuevo triunfo del centauro estellés. Nada de triunfalismos, las dos orejas que cortó a Presumido, nº 1 como él, fueron dos orejones. Y hubiera obtenido más del último de su vida pamplonesa, Saeto, si no pincha. Iban a ser otros dos orejones, mas la ovación de fin no hubiera podido ser tan atronadora porque echaron humo las palmas de una parroquia al completo puesta en pie. Saeto, número 43, de 530 kilos de peso y marcado con el hierro de Carmen Lorenzo, esposa de El Capea.
Para la colosal estadística se sumaron, pues, dos nuevas orejas, haciendo trizas la tablilla de número de actuaciones y trofeos. 36 corridas con toros, superando en una a Ruiz Miguel, 67 orejas y 4 rabos. Ahí queda eso. Además, 22 salidas a hombros. Bueno, 20, porque al igual que en 2002 que salió montado a Cagancho por la Puerta Grande de Encierro, en esta ocasión, y con la inigualable compañía de su hijo Guillermo, volvió a salir a caballo sobre los lomos de Berlín. En la calle, llenazo y más apoyos a los caballeros de la vieja Lizarra. Vítores, alegría y emociones. Hasta las golondrinas del Arga se asomaron por la Media Luna para ver qué pasaba. Y viendo el fiestón, se unieron a trino limpio.
Nunca vimos tan buen ambiente en la ya centenaria plaza Monumental de la capital navarra. Y todo por el fiestón qué montó Pablo. Gracias por todo, maestro.
Y más aún, a tamaña alegría se unió el mayoral de la ganadería de Murube, que dio una vuelta al ruedo tras la muerte del sexto acompañando a Guillermo por echar una muy buena corrida, con excelso son y un fondo tremendo A lo que ayudó que el conjunto fue elegido con mimo por los ganaderos El Capea y Carmen Lorenzo: justa de romana, alguno algo chico, y otros gachitos. Todos algo distraídos de salida, pero, luego, con un enorme fijeza durante toda la lidia.
Pablo esculpió una de las mejores faenas de su longeva carrera al abreplaza, Presumido y, curiosamente un 1; como El Rey, el maestro, en número 1, que decía Dominguín, pero ahora verdad. Paró en una peseta a lomos de Rondeño, como su vestido, y montó un alboroto templando, rematando sin solución de continuidad con al mejor de sus caballos, Berlín. Final perfecto montando a Generoso. Y triunfo clamoroso. Una pena que el rejón cayo trasero y caído. El rabo estaba cerca.
Armendáriz estuvo bien en sus dos toros, mas la tardanza con el rejón de muerte le restó de las orejas a las vueltas al ruedo. Muy bien con Farruco en el 5º.Y Guillermo, un volcán que toma el testigo con juventud y espectacularidad. Hermoso para mucho más. Agur jaunak, Rey.
Los toros
Ganadería. 6 toros de Murube. Sin excesos, nobles, bravos y de mucha clase. Destacaron 1º y 6º. El mayoral, vuelta con Guillermo.
Los toreros
Pablo Hermoso de de Mendoza. De rondeño y grana. En el 1º, ,dos orejas. En el 4º, vuelta al ruedo.
Roberto Armendáriz. De casaca gris. En el 2º, vuelta al ruedo. En el 5º, vuelta al ruedo.
Guillermo Hermoso de Mendoza. De corto y color azul. En el 3º, saludos. Y en el 6º, dos orejas.
Las gradas
Presidencia. Bien a cargo de Fernando Moreno, asesorado por Juan I. Ganuza y David Navarro
Ambiente. Lleno, Gran ambiente. Homenaje de la Meca a Pablo. Al finalizar, actuación de mariachis en honor a Pablo: El Rey, claro.