La calle Curia ha recuperado este 7 de julio la sensatez después de dos años seguidos con incidentes en la parte final de la procesión de San Fermín, en el día grande de las fiestas.
El llamamiento a la convivencia que los seis grupos municipales plantearon antes de las fiestas, junto a colectivos, entidades y grupos sociales de la ciudad, más de 70 en total, ha tenido su efecto y la comitiva ha podido realizar el recorrido sin problemas.
Gritos y lemas políticos ha habido y en la calle Curia han sido atronadores contra UPN, pero no se han traspasado los límites de otros años. De lo que no se han librado los concejales ha sido de los apretones en la subida a la catedral, atestada de gente pero menos que en ocasiones anteriores, y de los alaridos a favor o en contra que han escuchado a lo largo del recorrido, sobre todo dirigidos hacia el alcalde Joseba Asiron, a su antecesora Cristina Ibarrola y a la que hizo posible el relevo, la socialista Marina Curiel.
La acumulación de personas y la estrechez de la calle en la parte baja convierten la Curia en un embudo y más si es 7 de julio.
A esto hay que sumar el dispositivo policial que se monta cada año en ese punto en concreto. Dos hileras de policías municipales han protegido a la comitiva en el tramo final de la procesión, desde la Plaza Consistorial hasta la Catedral, además de los agentes no uniformados que se han encargado de forma específica de la seguridad de los concejales regionalistas y populares.
Con este panorama resulta imposible imaginar que no haya empujones, codazos por todos los lados y apreturas en una carrera alocada para subir la calle rápidamente y que los concejales lleguen pronto a la zona segura, donde llevaba tiempo esperando la comitiva.
Procesión por las calles y 'momenticos'
La figura de San Fermín ha estado arropada en la procesión por la Comparsa de Gigantes y cabezudos, las cruces parroquiales de San Francisco Javier, San Miguel, San Agustín, San Lorenzo, San Nicolás, San Cernin y San Juan, la Cruz Arzobispal, los gremios y cofradías (Hermandad de la Pasión, Congregación mariana, Hermandad de labradores y carpinteros), dantzaris municipales, txistularis, clarinero y timbales, el cabildo catedralicio, el Arzobispo de Pamplona, la bandera de la ciudad, maceros, libreas, la Corporación municipal, Policía Municipal vestida de gala y La Pamplonesa, en ese orden.
A las 10 horas, la Corporación municipal, vestida de gala y encabezada por el alcalde, Joseba Asiron, ha salido de la Casa Consistorial para recoger al Cabildo de la Catedral, y a continuación desfilar hacia la iglesia de San Lorenzo. Desde allí, el santo ha salido en procesión por las calles de la parte vieja de la ciudad entre los aplausos de los pamploneses.
En la calle San Anton han escuchado la jota de Canta et Yanta Quieren todos cantar en la confluencia de San Antón y Taconera, la jota al Glorioso San Fermín en la plaza del Consejo interpretada por la Coral Santiago de la Txantrea, la del Pocico de San Cernin en la que se colocan flores en la peana del Santo al son del Agur Jaunak o la jota de Los Amigos del Arte en la calle Mayor.

Hacia las 12.20 horas, la figura del santo ha regresado a la parroquia de San Lorenzo. Allí, a partir de las 12.40 horas, se ha celebrado la misa en honor a San Fermín, oficiada por primera vez por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Florencio Roselló, y en la que han participado también la Capilla de Música de la Catedral, el Orfeón Pamplonés y la Orquesta Sinfónica de Navarra.
En su estreno esta celebración, tras destacar la masiva presencia de personas en la procesión y en la capilla, ha apuntado que se corre el riesgo de que "el ruido" en estas fiestas aparte de los aspectos religiosos de la fiesta. De San Fermín ha destacado "la categoría de misionero y extranjero" para añadir al respecto que encarna la figura de inmigrantes que dejan su tierra para buscar nuevas oportunidades.
En esta línea, tras señalar que San Fermín "invita a ser acogedores, no solo en nuestras fiestas, sino también en el resto del año", ha concluido con el deseo de que ayude a ser "acogedores y solidarios, especialmente con la gente de fuera". En la celebración han participado algunos miembros de la Corporación municipal mientras que otros han acompañado al santo hasta el templo pero sin llegar tomar parte en el acto religioso.
La parte musical ha corrido a cargo de la Capilla de Música de la Catedral, en colaboración con la Orquesta Sinfónica de Navarra y el Orfeón Pamplonés, con Julián Ayesa como organista.