Segundo encierro de San Fermín 2025: la ganadería más temida deja un corneado y mucho peligro
La ganadería gaditana, la segunda con más asistencias a Pamplona, protagoniza una carrera muy peligrosa, con un toro rezagado desde Estafeta que ha causado pavor en el último tramo
La ganadería de Cebada Gago ha protagonizado este martes el segundo encierro de los Sanfermines, que ha tenido una duración de 5 minutos y 22 segundos y que deja un balance provisional de un corredor corneado y varios traslados al hospital con traumatismos. ASÍ TE LO HEMOS CONTADO.
El toro de nombre Caminante, tras perder contacto con sus hermanos a mitad de Estafeta, ha protagonizado los momentos de más peligro. Ha hecho en solitario el último tramo del recorrido, lanzando derrotes por todos los sitios, de un lado a otro del vallado y volviéndose continuamente hacia atrás para terror de los corredores que se han topado con el astado.
La labor prodigiosa de los pastores y de algunos mozos, con quites de mucho valor, y una dosis extra de suerte, como la llegada de la manada en la bajada al callejón cuando Caminante ya enfilaba hacia un grupo de corredores, ha evitado una carnicería.
Los morlacos de Medina Sidonia, de sobra conocidos en Pamplona por su peligrosidad, se han comportado como se esperaba de ellos, con una carrera veloz desde la salida de los corrales.
Con los cabestros por delante, uno de los cuatro cebadas que cerraban la manada ha comenzado a poner las cosas en su sitio, con continuos derrotes por el lado izquierdo de la subida a Santo Domingo, limpiando la acera de corredores.
A toda mecha, han llegado estirados a la Plaza Consistorial donde varios corredores permanecían caídos en el suelo rezando para que los ‘cebadas’ no se fijaran en ellos.
Aquí el toro castaño ha tomado la delantera a gran velocidad, con varios cabestros y el resto de la torada por detrás. Ha habido numerosas caídas, debido a la rapidez en este tramo y a la cantidad de corredores en esta segunda carrera de los Sanfermines, mucho más que en el primer día.
El toro castaño en cabeza ha permitido a los mozo protagonizar bonitas carreras en esta parte del recorrido, así como también sus hermanos, unos metros por detrás.
Caminante se queda solo
Pero lo peor estaba por llegar. A mitad de la calle Estafeta Caminante ha perdido de vista a sus hermanos y se ha dedicado a hacer de las suyas.
Primero ha lanzado por los aires a un mozo, que ha podido salir del apuro como ha podido, y después se ha tirado como un poseso hacia un grupo de mozos que estaban junto al vallado en el inicio de la curva de Telefónica.
Mientras tanto, los pastores se las veían y deseaban para mantener a raya a los corredores que iban por detrás, conscientes de que Caminante no se andaba por las ramas a la hora de embestir a todo lo que se movía.
En este punto ha sido decisiva la labor realizada por varios de los corredores más experimentados, como el cirbonero Javier Navascués, ‘Pimpin’, que todo lo que le falta de pelo lo gana en valor y buen hacer, que ha conseguido que el toro marchara poco a poco hacia adelante.
No ha sido fácil, porque Caminante se ha empeñado en girarse continuamente, con derrotes de izquierda a derecha, amenazando a cualquiera que tuviera el descuido de ponerse cerca.
En la bajada al callejón se ha producido uno de esos momentos del encierro que solo es posible achacar al capotico de San Fermín, cuando Caminante, en otro de sus giros, ha tirado para arriba derecho hacia un grupo de corredores que bajaban por el lado izquierdo.
En ese momento ha aparecido por ahí uno de los mansos de cola que se ha interpuesto entre Caminante y los mozos que permanecían en el suelo esperando lo inevitable. El buey se ha llevado la peor parte, pero ha permitido que los corredores salieran de allí como han podido.
El ‘cebada’ entró tranquilo a la plaza, donde poco antes se había producido un amago de montón en el lado izquierdo del callejón, pero que la manada ha decidido evitar al acceder al coso por el lado que estaba vacío.