Mientras los niños —algunos con verdadero miedo en sus rostros, buscando escondite entre las piernas de sus padres— intentaban esquivar las vergas de los kilikis y los zaldikos, la comparsa de gigantes se iba acercando y los más pequeños miraban anonadados al Rey Europeo, el primero en llegar a San Lorenzo. Como es tradición, en la mano derecha del gigante se podían apreciar multitud de chupetes, de los que muchos niños han decidido desprenderse a lo largo de las fiestas. “Los gigantes y cabezudos son una parte muy importante de los Sanfermines para los pequeños”, contaba Miriam, madre de una niña de 6 años.

Este jueves, los más pequeños fueron los protagonistas del programa de fiestas con motivo del Día del Niño. Desde la puerta de la Iglesia de San Lorenzo, una larga cola de familias con ramos de flores rojas y blancas doblaba la esquina hasta la calle San Francisco. “Es el primer año que venimos a darle flores al Santo y nos parece un momento muy especial”, explicaba la madre de Mario, un niño de 7 años que acudía por primera vez a la tradicional ofrenda floral de la mañana del 10 de julio.

Por otro lado, en la Plaza San Francisco, una multitud de niños cantaban llenos de euforia el típico “A San Fermín pedimos” con periódicos en la mano, en una recreación en miniatura del encierro, de lo más entrañable, como si se tratase de una versión infantil de la carrera popular más famosa. Entre tanto, los padres aguardaban unos metros más atrás, observando la ilusión con la que sus hijos vivían el momento. Sus rostros hablaban por sí solos, retrataban una mueca que mezclaba ternura y angustia y expresaba: “La que se nos vendrá encima cuando crezcan un poco más y quieran correr el encierro de verdad, con toros de verdad, en calles de verdad.” Porque, aunque se tratase de un juego, ese tipo de experiencias son las que llenan de valentía y pasión a los futuros grandes corredores del encierro.

Después de una explosión de confeti que marcaba el inicio del toro de agua, la Plaza San Francisco se llenó de niños que corrían delante del astado, y de padres que, entre sudor y jadeos, intentaban seguir el ritmo a sus hijos para no perderlos de vista.

Risas, carreras y emoción en el toro de agua en la Plaza SanFrancisco. Iñaki Porto

Quedada de Peñas Txikis

Las míticas peñas de Pamplona constituyen uno de los pilares fundamentales del ambiente sanferminero. Aunque algunos días los socios txikis acompañan con su pancarta a las peñas de adultos, lo cierto es que, hasta este año, el Día del Niño no tenía una actividad específica para los peñistas infantiles. Por ello, Aldapa, Alegría de Iruña, Armonía Txantreana, Donibane, Los del Bronce, Muthiko Alaiak y San Fermín se reunieron ayer desde las 10.30 de la mañana, para llevar a cabo una kalejira por las calles del Casco Viejo, acompañados por una charanga.

Urko Ortiz, socio de la peña Aldapa, explica que la iniciativa “surgió en una conversación entre las familias de las peñas con hijos”, en la que se dieron cuenta de que, siendo una parte tan fundamental de la fiesta y contando con una sección para niños en la mayoría de peñas, no hacían nada especial para ellos —“que son la cantera de la fiesta”— en su día. De esta manera, detalla Urko, no solo se crea un espacio para los pequeños, sino que también se genera unión entre peñas y una oportunidad de reivindicar su papel en los Sanfermines.

Se trata de un esfuerzo por hacer de esta fiesta un evento familiar e integrador y por crear un ambiente de colectividad entre peñas, para no actuar de manera tan autónoma como llevan haciendo hasta el momento. Además, propuestas como esta pretenden reivindicar el sentimiento de pertenencia a las peñas para que los niños tengan ilusión por ser “mozopeñas” ya que, cuenta Urko, “son quienes darán forma a las fiestas en un futuro, cuando nosotros, tarde o temprano, tengamos que ir dejando hueco para las próximas generaciones".