Tanto es así, que la empresa Össur y Ortopedia Pamplona presentaron ayer en el Colegio de Médicos de la capital navarra, los últimos avances en el sector que permiten a sus clientes realizar movimientos similares a los que realizarían con una extremidad propia.
Estos avances, de los que ya disfrutan algunos pacientes como Juanjo o Pepe, han logrado que puedan subir y bajar escaleras o rampas, o adaptarse a cualquier tipo de terreno sin tener que preocuparse por el siguiente paso que dan. Pepe es valenciano y hace ya siete años que un desgraciado accidente de moto conllevó la amputación de su pierna izquierda por encima de la rodilla. Tras pasar por varios expertos ortoprotésicos y sufrir alguna mala experiencia, afirma que "lo más importante es encontrar al adecuado porque es como el escultor que va a modelarte". Más reciente fue la amputación de Juanjo. El pasado verano mientras actuaba como recortador en unas fiestas de Valencia, un toro le empitonó seccionándole la femoral, por lo que los médicos se vieron obligados a cercenar la extremidad a la altura del muslo. Solo siete meses después Juanjo, un ejemplo de superación, afirma que tras el accidente hace "más cosas de las que hacía antes. He empezado a practicar triatlón y ya puedo correr 12 kilómetros seguidos".
velocidad de respuesta
Igual que el reflejo humano
Las nuevas prótesis biomecánicas, tanto el pie propio footh como la rheo knee, imitan en velocidad al reflejo humano. A través de unos sensores de fuerza, angulación y velocidad se envía información al software del aparato, que funciona como su cerebro. Éste a su vez asimila los datos y los transforma en órdenes para unos actuadores encargados de ejecutar el mandato. Este funcionamiento trifásico -sensores, software y actuadores- no constituye ninguna novedad en sí mismo. Lo que es novedoso es que, si cualquier persona envía información sensorial 1.000 veces por segundo y transmite datos a los músculos 200 veces por segundo, los usuarios de estos implantes pueden realizar estas funciones a la misma velocidad.
"Recuperan la funcionalidad del miembro y se acerca al máximo a la que tenían con su pierna anterior", comenta Rafael Ruiz, técnico responsable de Össur en España. Pero como indica Javier Macaya, gerente de Ortopedia Pamplona, "estos avances están pensados más para gente joven que tenga mucha movilidad y que haya sufrido un accidente, que para los más mayores". De hecho, la gran mayoría de quienes requieren estos implantes son personas de avanzada edad, cuyos antecedentes patológicos más frecuentes son la obesidad y la espondiloartrosis. "Para este tipo de usuarios, que se mueven menos, no es tan necesario una prótesis de tan sofisticada, entre otras cosas, por su precio", comenta Macaya. El precio de los implantes puede variar desde los 15.000 a los 32.000 euros pero "en el futuro esperamos que sea más asequible para los usuarios, al igual que las televisiones planas antes eran muy caras y ahora no lo son tanto", explica Macaya.
Los avances no paran y el próximo adelanto del sector llegara pronto a utilizarse en nuestro país. De hecho, ayer ya ofrecieron una previa de la rodilla power, "una nueva prótesis que ya se ha comenzado a utilizar en otros lugares y que "reemplaza la fortaleza muscular del cuádriceps, algo muy distinto a lo logrado hasta ahora", expone Ruiz. El problema es que su precio alcanza los 100.000 euros, reservado para bolsillos pudientes.