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Los piojos hacen su agosto

campamentos y piscinas facilitan el contagio de estos parásitos, que prefieren cabezas limpias

Los piojos hacen su agostoFoto: oskar montero

las actividades lúdicas propias del verano son buen caldo de cultivo para que proliferen los incómodos piojos. Los menores acuden a piscinas y campamentos, puntos de encuentro en los que los más pequeños comparten gorros, diademas o cepillos y, también, juegos en los que mantienen sus cabezas en contacto. Todo ello fomenta la aparición de los piojos. Según Lucía Marín, pediatra del centro de salud de San Jorge de Pamplona, la principal causa de la epidemia es "el contagio" y no tanto "la falta de higiene", ya que precisamente los piojos se instalan en las cabezas más limpias. En el Estado no se conoce ninguna enfermedad que se trasmita por las picaduras de los piojos de la cabeza, además, según añade Marín, los síntomas "no van más allá de los molestos picores".

Existen muchos mitos alrededor de la aparición de los piojos, como el hecho de que estos insectos "saltan de una cabeza a otra", cuando en realidad no tienen alas ni pueden saltar, por eso el contagio se realiza a través del contacto entre las cabezas. Asimismo, "tampoco es cierto que el pelo largo atraiga más a los piojos", sino que las niñas o niños con más cabello, a la hora de jugar, inevitablemente mantienen un contacto directo.

parásitos milimétricos Los piojos son parásitos de dos o tres milímetros de largo que para subsistir necesitan alimentarse de sangre humana. Pueden estar como máximo 2 días fuera del cabello humano. Se reproducen por huevos, también llamados liendres que se adhieren a los pelos, cerca de la raíz. Tras estar durante una semana en la liendre, salen las crías y comienzan a chupar la sangre mediante picotazos produciendo el síntoma más característico, el picor. Después de 17 días, las crías se transforman en adultos capacitados en poner nuevas liendres, de 4 a 8 por día y vuelta empezar.

En lo que a las lociones contra piojos se refiere, la doctora Marín subraya que " hace unos años los productos eran eficaces pero, en estos momentos, los propios piojos se han hecho resistentes a muchas lociones, lo que los hace más fuertes a la hora de combatirlos". Subraya que los padres y madres que tienen hijos con piojos "no suelen acudir al centro de salud, y recurren a las farmacia directamente ya que los productos contra los piojos son dermocosméticos y no están financiados por la Seguridad Social".

El farmacéutico César Bujanda señala que "para combatir la plaga de los piojos la loción más vendida contiene dimeticona y ciclometicona, componentes que lo que hacen es asfixiar al piojo". Por lo que a la duración respecta, Bujanda resalta que "se aplica la loción o el suavizante durante 15 días", y hay que evitar "prolongar el tratamiento, ya que puede tener consecuencias negativas en el cabello".

Además de las farmacias, las herboristerías también ofrecen alternativas para hacer frente a la plaga de los piojos. José Luis Gainza, responsable de la tienda ecológica Biok, subraya que "lo más vendido es el aceite del árbol del té que no contiene tóxicos, ni tiene efectos secundarios". Este producto se obtiene gracias a la destilación de las hojas del árbol Melaleuca Alternifolia originario de Australia, cuyos aborígenes lo utilizaban para despiojarse.

En algunas ocasiones fracasan los tratamientos por no aplicar correctamente la loción. Otras veces, por no realizar la segunda aplicación cuando con la primera no se ha conseguido matar a los piojos.

Las medidas preventivas para hacer frente a estos parásitos son revisar la cabeza, las orejas y la nuca; observar el estado de la piel; y no intercambiar objetos que tienen contacto con la cabeza como gorras y coleteros. También existen remedios caseros aunque, según algunos expertos no aseguran su eficacia como la utilización de sustancias oleosas, vinagres, suavizantes o repelentes.

Los cierto es que se trata de una plaga que, por unos motivos u otros, no hay forma de combatir. Los menores, y en muchos casos sus familias, se disponen a concluir el verano rascándose la cabeza y a iniciar el curso sin haber podido eliminar esos incordiosos parásitos. Habitualmente, desde los propios centros escolares se distribuyen circulares para evitar contagios en las aulas.