tudela. Una familia de Villafranca, José Luis Arrondo Azcona y sus hijos Coro y Raúl Arrondo, llevarán al juzgado el próximo mes de febrero sus sospechas de que su hermana María Rebeca Arrondo fue vendida en la casa de Maternidad y Orfanato del Hospital de Navarra en el año 1963 cuando contaba con un mes de vida. Para apoyarlo cuentan con numerosa documentación recopilada desde el pasado mes de marzo y que muestra irregularidades como la fecha del entierro, la inexistencia de un historial clínico y sobre todo el hecho de que en el Registro de Mujeres Ingresadas del Hospital de Navarra aparezca una anotación al margen en el que se puede leer "pagó el 10-3-1964" sin que, extrañamente, aparezca el nombre de la hija y sólo el de los padres. A estos datos se unen otros como que en el libro del obispado no esté el nombre de la niña (María Rebeca) entre los bebés bautizados, cuando este sacramento se administraba nada más nacer, y más si murió con un mes de edad. Además el padre, José Luis, "siempre ha tenido la duda de qué pasó puesto que ni siquiera pudo ver el cadáver de mi hermana", explica Coro, la segunda de las hijas, que siempre se refiere a la desaparecida como la mayor, y que es vicepresidenta de la asociación SOS Bebés Robados.
Después de casi un año de recopilar información, la familia se ha decidido a ir a los tribunales y dar a conocer su caso como forma de "tratar de averiguar la verdad" y que "más casos salgan a la luz para ayudarnos entre todos", añade Coro. La denuncia trata de constatar "una posible compraventa de una recién nacida para su inscripción como hija falsa, previa sustracción, con engaño a los padres biológicos, con fines supuestamente lucrativos, y que se efectuó en Pamplona durante el año 1963-1964".
día traumático "Pagó el 10-3-64". Esas pocas letras, acompañadas de un aspa sobre el nombre de la madre, cambiaron la percepción de Raúl y Coro. Lo que hasta entonces creían era una manía de su padre pasó a tener visos de realidad.
"El tema de nuestra hermana Rebeca siempre ha sido una constante en las reuniones familiares. Mi padre siempre ha tenido la mosca detrás de la oreja y ha dudado de que no le dejaran ver a su chiquilla muerta". Coro recuerda que "de 4 años a esta parte" la obsesión se hizo más patente porque no dejaban de aparecer noticias sobre bebés robados en prensa y televisión. "En el último año hablé con mi hermano porque ya estaba pelma y le dije 'Oye que papá está bastante inquieto' dice que el caso de Rebeca es igual que los que salen en la tele, está triste y descontento y tiene ganas de saber la verdad'; entonces decidimos movernos".
El primer paso fue acudir al Hospital de Navarra y pedir toda la documentación, algo que se lo negaron porque "hubo un incendio cuando se cerró la Casa Martenidad y se pasó al Virgen del Camino y se perdió mucha documentación". Pero lo que se negaron a dar en el centro médico el Gobierno de Navarra apenas tardó 20 días en entregarlo. "Está el informe médico de mi madre pero falta el de mi hermana que, en teoría, vivió un mes por lo que debe existir". Estos documentos (reproducidos en la siguiente página) desvelaban que falleció el día 10 de noviembre, algo que choca con los recuerdos del padre que asegura que el día de Todos los Santos de 1963 subieron a dejar flores al cementerio.
José Luis tiene muy buena memoria pero es fácil comprender que unas fechas como las que vivieron permanezcan en el recuerdo. Aquel 8 de octubre de 1963, el parto de la niña María Rebeca se adelantó porque el padre de Julia Arrondo falleció en un accidente con su carro y fue llevado al mismo Hospital de Navarra. "La noticia provocó que a mi madre se le adelantará el parto con 8 meses de gestación y se la llevaron al hospital. En una habitación nacía mi hermana y en otra estaba muriendo mi abuelo". De hecho se temió también por la salud de Julia, la madre de la familia, que murió hace 22 años y que nunca quiso hablar del tema.
Al ser prematura (2 kilos de peso y 45 centímetros aunque gritó "enseguida" y estaba dentro de parámetros "normales") los médicos metieron a la pequeña en una incubadora donde durante 15 días seguidos la estuvo visitando José Luis. "Estaba sonrosada e iba cogiendo peso y ganando color", recuerda. El 22 de octubre dieron el alta a su mujer, Julia, se fueron a casa y cada dos días visitaban a Rebeca, que seguía en la incubadora. Pero el 30 de octubre cuando llegaron al hospital la niña no estaba en la incubadora. "Mis padres se volvieron locos buscándola, hasta que dieron con una enfermera que les dijo que se había muerto. Mi padre pidió verla, pero le dijeron que estaba deshecha porque le habían hecho la autopsia y que ya la habían enterrado", narra Coro. Destrozados, al día siguiente, 1 de noviembre, subieron al cementerio para visitar una cruz de madera. "Mi padre recuerda perfectamente que era el día de Todos los Santos porque estaba todo lleno de flores", sin embargo en todos los documentos, incluido el Libro de Familia, aparece que falleció el día 10 de noviembre. La única causa de muerte que se da en el registro son cuatro palabras "toxicosis, prematuridad y debilidad congénita".
El libro de mujeres ingresadas del Hospital de Navarra señala el ingreso el día 8-10-63 y la salida el 8-11-63, si bien no se sabe qué es esa fecha, y en el margen contrario se lee "p. casa. Pagó el 10-3-64". Es un hecho contable que se escribe en diagonal y sin seguir las líneas marcadas en el libro.
Pero la muerte, la autopsia y el entierro no fue lo único que se dictaminó sin avisar a la familia. "Volvimos al año siguiente, el 1 de noviembre de 1964 y ya no estaba enterrada en ese sitio, se la habían llevado a una fosa común. Sólo había pasado un año".
más casos Para la familia Arrondo, si se constatan sus sospechas, se evidenciaría que había una trama porque "es necesario la cooperación de médicos, enfermeras, enterradores, gente del registro... De hecho tenemos constatados que hay varios nombres que coinciden en otros casos de familias que también creen que sus hijos desaparecieron", indica Coro. La asociación SOS Bebés Robados tiene constancia de 23 familias que están con sus mismos temores y además hay 62 solicitudes de información al registro sólo en Navarra. Otro de los pasos que se han dado ha sido el de realizarse pruebas de ADN para tratar de encontrar a María Rebeca, ya que hay personas con este mismo problema, pero al otro lado, es decir, con adopciones irregulares y que buscan a sus familias.
Coro Arrondo, que ha pasado a papel la preocupación y el temor que durante décadas albergó su padre, cree que la divulgación de su situación es un mal necesario. "Cuando empezamos en marzo a recabar información ni mi padre, ni mi hermano, ni yo queríamos publicidad. Era nuestro caso y nuestro problema. Pero pasando los meses hemos visto más casos y más gente. Ahora pienso que si mi hermana me ve en televisión o en la prensa un día diga 'me parezco a esa chica' o 'mi caso de adopción fue irregular'. Si mi hermana es un caso de esos que vive como hija real no hay nada que hacer. Para que salga tiene que tener sospechas. Muchos de estos bebés eran inscritos como hijos naturales de los padres adoptivos. No figuraba ni la adopción. Eran gente pudiente que fingían el embarazo, salían del pueblo a un sanatorio, volvían y lo inscribían como hijo propio".