El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, declaró ayer el estado de calamidad nacional como consecuencia de los daños causados por el tifón Bopha, que cruzó el país entre el martes y el jueves y dejó 459 muertos y 5,4 millones de afectados en 26 provincias. Fuentes de la Presidencia indicaron que la proclamación permitirá agilizar la utilización de los fondos oficiales, la concesión de préstamos a intereses preferenciales y controlar los precios de los alimentos en las zonas más castigadas por el tifón, entre otras cosas. efe