Hace más de una década que circulan por Intenet, pero el tampodka y el eyeballing vuelven a estar de actualidad. En los últimos días varios casos, algunos ya desmentidos por diferentes servicios sanitarios, han saltado a los medios volviendo a poner sobre la mesa esta supuesta forma de consumo de alcohol en adolescentes que buscan una intoxicación alcohólica rápida a través de la mucosa vaginal, anal u ocular. Estas prácticas son variantes del fenómeno conocido como binge drink, alto consumo de alcohol en un breve espacio de tiempo, y en Navarra no hay constancia de ningún caso en los últimos 20 años. Estas formas de conseguir una borrachera rápida y barata son tan sencillas de explicar como peligrosas: tampones impregnados de alcohol, generalmente vodka, que se aplican en la vagina o el ano, en el caso de los chicos, por lo que se produciría una absorción muy rápida y además evitaría el olor a alcohol en el aliento. El eyeballing consiste en la aplicación directa de alcohol en el ojo.
Aunque recientemente varios medios de comunicación han informado de casos en adolescentes de la CAV, Asturias, la Comunidad de Madrid y la Valenciana, tales formas de consumo de bebidas alcohólicas han sido calificadas a menudo y tradicionalmente como leyenda urbana y, en caso de existir, se trataría de un número muy reducido de casos, según señalan los expertos. En todo caso, ni el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea ni entidades que trabajan con jóvenes en reducción de riesgos, como Hegoak, tienen conocimiento de la existencia de este fenómeno en la Comunidad Foral.
artículo Un artículo elaborado por médicos de urgencias de varias comunidades, entre ellas la de Navarra, y publicado el pasado año en la revista Anales de Pediatría alertaba sobre el peligro de estas prácticas, que circunscribía, no obstante, a la cultura anglosajona. "Esa publicación la realizamos un grupo de médicos de la FETOC con datos referidos a la cultura anglosajona en la que se constata esta nueva forma de consumo de alcohol entre la población juvenil. Nosotros lo que intentamos fue alertar a la comunidad médica ante posibles casos que pudieran darse en nuestro entorno", aclara Miguel Ángel Pinillos, del Servicio de Urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra.
El artículo explica que, importadas del Reino Unido y EEUU, en los últimos 5 años han emergido nuevas formas de consumo de alcohol, en las que se utilizan las cavidades y superficies mucosas del organismo diferentes a la vía digestiva. Según sus autores, los usuarios, generalmente jóvenes y de nivel sociocultural alto, realizan estas prácticas con el ánimo de experimentar, "por unos supuestos inicio de acción rápido y una mayor potencia, así como para evitar el fetor enólico". "También por las situaciones de desafío -añaden- que ocurre al consumir en grupo, fenómeno bien conocido en el caso binge drink, tan preocupante en España según las encuestas realizadas a escolares". El artículo alerta, además, de que Internet permite una rápida difusión de estas prácticas, entre las que también cita los oxy-shots, que consiste en consumir el alcohol en dispositivos de nebulización. Los médidos datan su llegada a España en el verano de 2011 y explica en este caso se consume el alcohol en dispositivos de nebulización junto con oxígeno, al igual que en los tratamientos broncodilatadores. "Permite una mayor superficie de absorción, y rapidez de acción, al obviar el filtro hepático", señalan. En cuanto al eyeballing, indican que el efecto alcohólico logrado probablemente sea bajo, "pero generalmente se practica tras una ingesta importante de alcohol, por lo que los usuarios hablan de un mayor subidón", apuntan los autores. Respecto al tampodka, también conocido como tampax on the rocks, explica que produce una absorción muy rápida "y evita, inicialmente, el fetor enólico, por lo que parece ser popular en adolescentes para sortear el control paterno".
La inexistencia de publicaciones científicas sobre estas prácticas hace que sus efectos en la salud no estén bien establecidos, no obstante, los autores del trabajo señalan que fisiopatológicamente en el eyeballing existe el riesgo de lesiones corneales graves con eventual evolución a ceguera. También podrían aparecer o agravarse patologías pulmonares en el caso de los oxy-shots, y aumentar la incidencia de lesiones mucosas e infecciones en el tampodka.
"Queda por conocer -concluye el artículo- el alcance clínico de la intoxicación etílica producida por estos consumos, así como sus efectos sobre accidentes de tráfico, prácticas sexuales de riesgo, sumisión química, etc. De hecho, un reciente metaanálisis ha demostrado cómo el consumo de alcohol es un factor de riesgo independiente para mantener relaciones sexuales sin protección, relacionándose directamente con la transmisión del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual".
Para Hegoak, esta tipo de prácticas no están extendidas. "La gente es más responsable de lo que parece y con estos bulos se pueden generar conductas que antes no existían", alerta Maite Ziganda, coordinadora de la asociación. "Ninguna de las entidades que trabajamos en reducción de riesgos con jóvenes en espacios de ocio, como nosotros o Energy control, hemos detectado nada. Cero. Si ha habido algún caso no tenemos constancia", subraya. "Lo que sí hemos detectado son muchas mentiras que al final generan el problema. Es una cosa que no ocurre y, por lógica, es muy difícil que ocurra. Los riesgos que conlleva no merecen la pena", argumenta. Ziganda llama a no generar alarma y advierte de la posibilidad de que tras estas informaciones haya intereses económicos. "Crear un problema -sostiene- beneficia a quien atiende este problema, pero es una irresponsabilidad".