pamplona - Dos años vacío y sin uso. El nuevo Pabellón C del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) permanece varado en el campus sanitario, junto al antiguo Hospital de Navarra, a la espera de dotaciones y pacientes, entre ellos los que precisan de cuidados intensivos. Estos son atendidos ahora en dos UCI obsoletas y con carencias que impiden a los profesionales aplicar una modelo de atención más moderno y eficiente: la de Hospital A (Hospital de Navarra), que comenzó a funcionar hace 28 años, y la del Hospital B (Virgen del Camino), más pequeña y también anticuada.
Las previsiones de Salud son poder equipar y abrir las dos nuevas unidades este año. La crisis y las consiguientes restricciones presupuestarias obligarán al departamento a recurrir a fórmulas como el alquiler (renting) o la compra pública innovadora para poder equiparlas. La otra opción es continuar con las actuales instalaciones, al límite de ocupación, y mantener las construidas cerradas.
La UCI del Hospital de Navarra atiende pacientes de alta complejidad, que llegan, principalmente, a través de dos vías: la cirugía cardiaca, cuyas necesidades pueden llegar a bloquear la unidad, y las urgencias, con su carácter imprevisible y que nutren a esta UCI de los pacientes afectados por los traumatismos más graves. La unidad procura encontrar cama para todos los enfermos y solo en casos de imposibilidad los deriva a otras UCI como la de Virgen del Camino o centros privados como la Clínica Universidad de Navarra (CUN) o San Miguel.
La unidad, sin embargo, ha quedado obsoleta frente a los nuevos conceptos con los que se rigen las unidades modernas. Aunque los profesionales han procurado introducir mejoras, como permitir el acceso a familiares y acompañantes dos veces al día -antes solo podían ver a los enfermos a través de cristales- o intentar humanizar el entorno del paciente -por ejemplo, con la colocación de fotografías de sus familiares cerca de las camas o permitiendo el contacto físico con los pacientes-, hay importantes limitaciones que las nuevas instalaciones podrían solventar.
Una de las principales carencias de la UCI del Hospital de Navarra es la ausencia de habitaciones individuales. Las camas, un total de 20, se disponen a lo largo de un pasillo solo separadas por cortinas y los pacientes, por el deficiente aislamiento, permanecen expuestos las 24 horas del día al ruido, la luz, la falta de intimidad, etc, lo que provoca desorientación y, en ocasiones, delirios. La falta de espacio, asimismo, obliga a almacenar equipamiento, como monitores, en el pasillo. Además, la posibilidad de recibir visitas, cuatro por paciente, hace que en las horas autorizadas puedan llegar a acumularse hasta 80 visitantes en la pequeña sala de espera que antecede a la UCI.
La nueva UCI en el pabellón C dispone de habitaciones individuales, pero la crisis ha frenado su equipamiento y apertura, anunciada en varias ocasiones y retrasada otras tantas, lo que ha provocado frustración entre los profesionales. Aunque se estudió la posibilidad de trasladar los actuales equipos al nuevo edificio, se descartó la idea porque técnicamente era desaconsejable, de hecho, algunos de los aparatos se encuentran ya descatalogados.
más seguridad Las instalaciones del pabellón C requerirían, pues, un nuevo equipamiento, principalmente respiradores, monitores, camas (cada una puede costar unos 24.000 euros) y nuevos sistemas de información con el objetivo de lograr lo que se conoce como UCI sin papeles, a través de pantallas conectadas que dibujan y manejan los datos integrados de los pacientes, con la consiguiente reducción de burocracia y mejora de la seguridad.
En definitiva, el nuevo edificio permitiría mejorar los resultados mediante avances en dos líneas. Por un lado, en la seguridad del paciente, al disminuir con nuevas prácticas clínicas las infecciones nosocomiales, es decir, las adquiridas en los propios centros hospitalarios a causa, por ejemplo, de los catéteres o las ventilaciones mecánicas, o con una administración de los fármacos más precisa por las nuevas ayudas tecnológicas que reducen el error humano. Y, por otro lado, con intervención en procesos y procedimientos a través de fórmulas como las check-lists, que sistematizan el trabajo y minimizan los efectos adversos. Todo ello espera, de momento, en un edificio cerrado.
El delirio, una disfunción cara
2.000 euros por día. El delirio es la manifestación más frecuente de disfunción del sistema nervioso central en los enfermos críticos y su presencia es un predictor de mortalidad, estancia prolongada, duración de la ventilación mecánica y deterioro cognitivo tras el alta. El delirio diagnosticado en pacientes de las UCI, provocado en muchas ocasiones por el deficiente aislamiento de los pacientes, sometidos a ruidos y luces las 24 horas del día como en el CHN, se asocia a un aumento de los costes de la hospitalización, y estos son proporcionales a la duración y la gravedad del delirio. Un día de estancia en estas unidades oscila entre 1.500 y 2.000 euros solo en costes directos, así que evitar delirios, ahorra sufrimiento y dinero.
750
La UCI del Hospital A (Hospital de Navarra), la mayor del CHN, recibe de media 750 pacientes al año.
28
La citada unidad de cuidados intensivos comenzó a funcionar en 1986, hace ahora 28 años.
20
La UCI del Hospital de Navarra dispone de un total de 20 camas y la de Virgen del Camino, de 12.
170
Cada enfermo es objeto cada día de 170 tareas (cambio de postura, aspiración de secreciones, lavado, pruebas)