pamplona - La facultad de Medicina de la Universidad de Navarra recibe cada año unos 20 cuerpos que provienen de donantes. Cada uno de ellos se utiliza para la docencia durante año y medio o dos años, más o menos, este es el único centro en la Comunidad Foral destinado a este objetivo. Después, gracias a un convenio firmado con el cementerio de Pamplona, se entierran en él. De todas maneras, también existe la posibilidad de que los familiares recuperen los restos mortales si así lo desean.

"La donación es un acto de máxima generosidad, por lo tanto, el cuerpo se merece al menos un trato que se corresponda con ese acto desinteresado". Así lo considera la directora del departamento de Anatomía de la facultad de Medicina de la UN, Elisa Mengual. "Yo he tenido aquí colegas, tendré más colegas que ahora son donantes y, por lo que yo aprecio a esas personas, no me parece que uno tan siquiera se pueda reír o hacer alguna gracia", declaró Mengual, quien propuso que cada uno tiene que pensar "como le gustaría que le traten si dona su cuerpo".

Por ello, el enterramiento es uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta. Los cadáveres llegan a la UN con una licencia de enterramiento, así que cuando ya han prestado su servicio, se les lleva en un ataúd al cementerio de Pamplona, con el que la facultad llegó a un acuerdo. Lo que no realizan en la universidad es incinerar. De todas maneras, ya sea por querer incinerar el cuerpo o por cualquier otra razón, si los familiares tienen un deseo expreso de recuperar el cuerpo, se les llama, se contrata una funeraria y la familia ya decide si quiere incinerar el cuerpo o enterrarlo en un panteón familiar.

En la facultad de Medicina cada año reciben cerca de 20 nuevos cuerpos de fallecidos que decidieron de manera voluntaria dar su cuerpo a la ciencia. Al contrario que en otras facultades, explicó Mengual, en la de la UN no se aceptan aquellas donaciones que se deciden después de que la persona haya fallecido. No puede ser un familiar quien diga que ese cuerpo va a ser entregado, sino la misma persona en vida, "si se hace al margen de la voluntad de fallecido, sí que puede ser que quieran librarse de cierta carga y eso no nos parece ético", cree la directora del departamento de Anatomía.

Esta es una de las razones por las que en la Universidad de Navarra no hayan notado un aumento exponencial en el número de cadáveres recibidos en los últimos años. Lo que sí que puede constatar Mengual es el aumento de donaciones. "En Navarra siempre ha habido mucha conciencia de donar", aseguró Mengual. Cuando una persona decide dar su cuerpo, se le realiza un pequeño cuestionario en el que se hace referencia al porqué de la donación. Elisa Mengual considera que el incremento no responde solo a motivos económicos, sino que también suele ser consecuencia de una mayor sensibilización de personas que han convivido con gente enferma.

El proceso Cuando reciben los cuerpos en la facultad de Medicina se tratan, hasta que esté en buenas condiciones, ya que el cadáver fresco no se puede utilizar. Con el flujo de donaciones que tienen y lo que se usan, los cuerpos aguardan cerca de un año y medio para que los utilicen. Estos están destinados a la docencia, fundamentalmente de universitarios, pero también de Médicos Internos Residentes y de especialistas. Después de unos dos años, se entierran. Y no llevan al cementerio solo los cuerpos, sino cada órgano o cada miembro que haya sido utilizado.