PAMPLONA. Más casos de abuso o dependencia a la cocaína y al speed, y menos, aunque muchos también, al alcohol. A pesar de que continúan siendo las sustancias que más tratamientos generan en Proyecto Hombre Navarra, en los últimos dos años se ha producido una inversión de las posiciones, a la vez que se incrementan los problemas derivados del uso de cannabis y afloran los causados por la ketamina, con la heroína en clara recesión.
En total, 91 personas de las 208 que fueron atendidas por primera vez el año pasado en Proyecto Hombre, es decir el 43,7% del total, lo hicieron con la cocaína o los estimulantes como principal sustancia de abuso. Ese porcentaje es cuatro puntos superior al que se registró en 2011, cuando el 39,6% de los usuarios acudió a la fundación por este tipo de consumo. Por el contrario, el alcohol ha experimentado la progresión inversa, al pasar de suponer el 46,9% de las adicciones tratadas por Proyecto Hombre en 2011, al 41,3% en 2013 (86 personas).
La Memoria de Actividad de la fundación destaca, no obstante, que existen diferencias muy significativas en función del género de los usuarios. Así por ejemplo "es común que entre los hombres la sustancia que motiva la demanda de tratamiento sea por consumo de cocaína/estimulantes", señala Alfonso Arana, director de la Fundación Proyecto Hombre Navarra, que cifra en un 38% los tratamientos en el centro ambulatorio frente al 35% de demandas por alcohol, mientras que el alcohol "es claramente la droga principal de referencia entre las mujeres". De hecho, un 60% de ellas acudieron a tratamiento en 2013 por el consumo de esta sustancia.
A una distancia notable de la cocaína y el alcohol se situaron el año pasado las personas tratadas por abuso de cannabis, con un 7,8% de las demandas de tratamiento (16 personas). Aunque en los dos últimos años los casos están estabilizados, los datos de Proyecto Hombre indican que en la última década es la droga que mayor expansión ha experimentado. "En el año 2005 no teníamos a nadie que nos demandara tratamiento por cannabis. En el siguiente cuatrienio, de 2006 a 2009, el 5% de los usuarios que recibíamos lo fueron por esta sustancia y ahora estamos sobre el 8%", resume Arana, quien considera que "ha habido bastantes años en los que se ha tendido a la normalización del uso del cannabis, lo que conlleva que el número de consumidores sea mayor y de ellos es normal que un pequeño porcentaje acabe teniendo problemas".
Por detrás del cannabis, la heroína se coloca en el cuarto lugar como droga que más adicciones origina, después de perder mercado en la última década. El año pasado, solo el 4,9% (10 personas) acudieron a Proyecto Hombre por esta droga. "La mayoría son antiguos consumidores de los años 90, personas de unos 50 años que con la crisis han recaído. Nuevos consumidores prácticamente no hay", explica Alfonso Arana.
NUEVA ADICCIÓN Por último, y aunque de forma muy minoritaria, la ketamina ha irrumpido como droga de referencia en el 2,4% de las atenciones de Proyecto Hombre, según los datos de 2013 (5 personas). Esta sustancia, que en 2011 no figuraba entre las principales adicciones tratadas por la institución, ya apareció en 2012 en el 1,6% de los usuarios. "Hace unos años venían personas con problemas por abuso de estimulantes y referían esporádicos consumos de ketamina. Ahora ya vienen personas de entre 20 y 35 años con problemas derivados específicamente de este anestésico utilizado en atención veterinaria. La mayoría la consumen en ambientes de ocio y de fiesta, y el hecho de que sea relativamente accesible parece influir en que haya aumentado su consumo".
Desde Proyecto Hombre, no obstante, recuerdan que estos datos se refieren a la sustancia principal de consumo indicada por los propios usuarios de los programas, ya que "en la mayor parte de los casos confluyen un poli consumo de varias sustancias a la vez que en un alto porcentaje de casos se corresponderían de forma independiente con criterios diagnósticos de abuso o dependencia para cada una de ellas. Así, por ejemplo, es muy común entre los consumidores de cocaína, el abuso del alcohol y de cannabis. En un alto porcentaje de casos se encuentran criterios clínicos de diagnóstico de abuso o dependencia a alguna de estas sustancias, o incluso a ambas", apunta Arana.
Al margen de la sustancia que motiva el tratamiento, uno de los aspectos que más "preocupa" en Proyecto Hombre, según su director, es la situación laboral en la que se encuentran los usuarios, ya que solo un 10% tiene trabajo. "Cuando acaban el tratamiento, hay que volver a la sociedad. Por ese motivo hemos lanzado un proyecto nuevo con Políticas Sociales de orientación laboral, en el que se les hace un diagnóstico de los usuarios desde el primer momento en que son tratados y hemos puesto en marcha tres talleres de formación: informática, pinche de cocina, y jardinería y agricultura ecológica.