flores, velas, cartas y peces. Al final de la avenida Federico García Lorca de Almería hay una pequeña boca de agua donde una figura cubierta por mosaicos recuerda que ahí está enterrada una ballena varada, un monumento que ahora se ha convertido en un inesperado altar (en la foto) para Gabriel. El pescaíto, que de mayor quería ser biólogo marino, es recordado con innumerables velas, flores, carteles, cartas de niños que recuerdan cómo “ha despertado la bondad de la gente” y muchos juguetes, especialmente peces de peluche, su gran pasión. Foto: Efe
- Multimedia
- Servicios
- Participación
