pamplona - “Nos inspiraron para hacer este proyecto las nuevas formas residenciales, como el cohousing, que ya se empiezan a ver en otros países, y que tímidamente están llegando a España, y que son diferentes a la tradicionales residencias”.
María Fernández-Vigil Iglesias, arquitecta natural de Oviedo de 25 años y que afronta su segundo año para preparar el doctorado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra (UN), explica de esta forma cómo ideó junto a Ana López Orero, estudiante del 24 años de Zaragoza del Máster Universitario en Ingeniería Industrial en TECNUN (Escuela de Ingeniería dependiente de la UN), el proyecto Bizipoza, con el que han ganado la primera edición del premio Arquitectura, entorno y envejecimiento 2018 en la categoría de Ingeniería.
En esta idea, plantean que diversas generaciones compartan tareas que ayuden, a las personas mayores, a aumentar su actividad física, cognitiva y social y, al resto, a que logren más empatía y tolerancia.
¿El proyecto, planteado en hipótesis en el casco urbano de Pamplona, podría llevarse a la realidad? Fernández-Vigil cree que, aunque no de forma literal, sí es “perfectamente viable”, porque se basa en una comunidad compartida por varias generaciones y que, por lo tanto, “se basa en la participación de las personas, no en tecnologías imposibles o carísimas”.
Ayer, estas alumnas no pudieron acudir a Pamplona porque siguen con su formación al otro lado del charco. Estas estudiantes se conocieron en Boston, en Estados Unidos, donde continúan con su formación. Fernández-Vigil, por ejemplo, realiza una estancia de investigación en la National Fire Protection Association. López, por su parte, realiza su Trabajo de Fin de Máster en el Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT). - G.M.