La Red de Salud Mental de Navarra ha atendido en el primer semestre de este año a un total de 2.783 pacientes menores de 30 años en primera consulta, un 20,4% más que en el mismo periodo de 2019, cuando requirieron de este tipo de atención sanitaria 2.313 personas. Iñaki Arrizabalaga, gerente de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O), reconoció que "hay mayor malestar emocional" en este segmento de la población. "Los trastornos primarios graves se mantienen, pero ha habido más trastornos del humor, más trastornos del espectro ansioso y los relacionados con el malestar emocional", indicó.

La gerencia ha elaborado un informe para responder, con datos objetivos, a la pregunta de si se había producido un empeoramiento de la salud mental en la ciudadanía joven de la Comunidad Foral. Para constatar la evolución, han comparado los primeros semestres de los años 2019, 2020 y 2021. Así, en 2019 los centros de salud mental atendieron en primera consulta a 2.313 personas de entre 0 y 29 años, de los cuales 1.225 eran chicos y 1.088 chicas. En 2020, un año "condicionado por la pandemia y por el confinamiento" -en el que se redujo la actividad y la derivación desde Atención Primaria-, bajaron hasta 1.862 los jóvenes atendidos, de los cuales 1.010 eran chicos y 852 chicas. Y en el primer semestre de 2021 asistieron a 2.783 pacientes, de los cuales 1.288 eran hombres y 1.495 mujeres.

Más mujeres que hombres

Arrizabalaga destacó, al respecto, que los rangos de edad en los que más ha aumentado la demanda han sido entre los 15 y los 29 años, pasando de 572 pacientes atendidos en 2019 a 726 en 2021, y entre los 20 y 24 años, donde han pasado de 402 a 538. Además, en este último semestre se ha producido un cambio en la distribución por sexos en comparación con los dos anteriores, ya que en 2019 y 2020 había más hombres, si bien en 2021 los porcentajes se han intercambiado, de modo que las mujeres son el 54%, frente al 46% de los varones.

En este sentido, Arrizabalaga expuso que "hay un aumento de la demanda con una variabilidad clínica caracterizada por alteraciones de conducta, comportamientos autolesivos, gestos autolíticos, problemas en la conducta alimentaria... Lo que no se ve son patologías más primarias, más graves de salud mental, sino que son más enfermedades secundarias vinculadas con los determinantes de tipo social. Todo lo que ha pasado en relación a la pandemia y a las situaciones familiares, reducción de los espacios asociativos, de las extraescolares, de actividades deportivas..., una serie de situaciones que probablemente en personas más vulnerables han generado mayor afectación emocional".

Igualmente, en el informe se observa un aumento de la tasa de incidencia (casos nuevos) en el primer semestre de 2021, cuando se registraron 13,6 enfermedades mentales por 1.000 habitantes, cuando hace dos años se situó en 11,5 y el año pasado, en 9,1.

En cuanto a la prevalencia, para lo que consideran a todos los pacientes atendidos en el grupo de edad seleccionado -el de 0 a 29 años-, también se observa un aumento en el año 2021, al pasar de 32,7 casos por 1.000 habitantes en 2019 a 37,9, este año.

La pandemia incide en los vulnerables

Como expuso el gerente de Salud Mental, "esta situación de pandemia ha repercutido negativamente en muchos aspectos y eso ha provocado que las personas más vulnerables hayan perdido la capacidad de afrontar y de gestionar la situación, y que haya surgido el malestar".

En este sentido, consideró que hay dos tipos de perfiles: quienes manifiestan su malestar hacia adentro, "en términos de inhibirse, de aislamiento, fobias, miedos, etc"; y quienes son más impulsivos, cuya "respuesta ha sido mostrarse hacia afuera, con conductas impulsivas, autolesivas, alteraciones del comportamiento...".

Así, tras analizar los pacientes atendidos en primera consulta en relación con sus diagnósticos, observaron que "no se produce un aumento en el grupo de enfermedades mentales graves", como la esquizofrenia o la psicosis. En cambio, constataron "un ligero aumento, de forma porcentual, en grupos diagnósticos relacionados con el trastorno mental común", como los factores que influyen en el estado de salud y el contacto con los servicios de salud, los trastornos del comportamiento asociados a disfunciones fisiológicas y a factores somáticos; y los trastornos del humor o afectivos.

En concreto, apuntó Iñaki Arrizabalaga, aumentó "todo lo que es el espectro de lo ansioso, el espectro de lo depresivo y todo lo que es la afectación emocional: dificultades para regularse, comportamientos inadecuados, alteraciones de la conducta alimentaria...".