El pasado curso desembarcó en Pamplona un nuevo modelo de vivienda compartida. Después de una década de experiencia en Barcelona, Coliving Students decidió rehabilitar un edificio en la calle San Antón de Pamplona para construir ocho pisos de estudiantes sostenibles, ecológicos e inteligentes. “Se trata de una alternativa a la residencia universitaria, por su mayor independencia y autonomía, y al alquiler de pisos por los servicios ofrecidos, la seguridad y el respeto a la convivencia vecinal”, afirma la responsable de Coliving Students San Antón 40, Rosa Ceravalls. A su juicio es un modelo que “favorece el crecimiento y maduración de los estudiantes para convertirse en adultos independientes”. Una experiencia “enriquecedora” que va más allá de compartir piso.

Una de las habitaciones de uno de los pisos del edificio

Esta empresa, que gestiona seis edificios en Barcelona, eligió Pamplona “por su elevada población universitaria y por ser una ciudad amable y acogedora”. Decidieron rehabilitar el edificio de San Antón 40, “un inmueble con historia donde los caballeros de la Orden de San Antón acogían a los peregrinos del Camino de Santiago”. El edificio, explica, conserva la espectacular escalera original del palacete y dispone de amplios espacios comunes diseñados para responder a las necesidades de los estudiantes. La estructura dispone de 8 pisos compartidos (40 plazas) con amplias habitaciones, la mayoría con baño privado. En sus instalaciones, la tecnología y domótica están al servicio de los estudiantes para dar el mayor confort. Además disponen de suelo radiante para calefacción y frío, por aerotermia, para ser más sostenible. En cuanto a servicios ofrece cátering a domicilio, limpieza semanal y autoservicio de lavandería. El precio de las habitaciones es de 565€/mes (servicios no incluidos).

El perfil del usuario es un estudiante internacional de ahí que los idiomas vehiculares en el edificio sean el ingles y el castellano. Esta nueva forma de convivencia compartida se realiza en edificios dirigidos a pisos de estudiantes en exclusiva “porque sus biorritmos son diferentes a los de las familias en horarios e incluso por temporadas”.