Acosar o controlar a la pareja usando el móvil, interferir en relaciones con otras personas en Internet, o espiar su teléfono móvil son algunas de las conductas más habituales de ciberviolencia contra las mujeres por parte de hombres.

Así lo expuso ayer Miguel Ruiz-Marfany, responsable del Grupo de Delitos Informáticos de la Policía Foral, durante su intervención en las II Jornadas sobre Ciberviolencias organizadas por el Instituto Navarro para la Igualdad y que reunió a unos 70 profesionales en su primera sesión. Se trata de un espacio formativo dirigido para que quienes intervienen en el ámbito de la violencia contra las mujeres (abogacía, psicología, educación y trabajo social, fuerzas y cuerpos de seguridad, sanidad, igualdad, etc.) adquieran competencias para atender a las mujeres víctimas.

Miguel Ruiz-Marfany afirmó que es frecuente que los hombres exijan a sus parejas que les muestren los chats, les compartan sus claves personales o censuren su actividad en redes sociales, generalmente, fotos.

El inspector subrayó que hay una “cifra negra” sobre la prevalencia de la ciberviolencia (delitos no cuantificados porque no han sido denunciados ni hay datos) por diferentes motivos. Entre ellos citó la “vergüenza” de la víctima, la presión social y familiar, la falta de confianza en el sistema judicial/policial por miedo a la revictimización o el miedo a las represalias del autor.

Asimismo, Marfany ha compartido entre los asistentes el Plan de Prevención de la Cibercriminalidad con el que cuenta la Policía Foral para hacer frente a esta realidad. Este se alinea con el plan contra la cibercriminalidad del Ministerio de Interior, e incluye sensibilización en centros educativos; campañas divulgativas; y colaboración con distintas entidades y organismos.

La directora gerente del INAI-NABI, Eva Istúriz, abrió la jornada exponiendo las estrategias a través de las cuales el Gobierno de Navarra trata de erradicar este fenómeno: la prevención (con campañas de sensibilización y desde el ámbito educativo), la persecución del delito y la atención integral a las víctimas. Al respecto, mencionó el futuro Centro de Crisis 24 horas de atención especializada a la violencia de carácter sexual, que se abrirá en Navarra tras una inversión de 1,3 millones de euros provenientes de los fondos europeos Next Generation EU.

Con el título de De la violencia contra las mujeres a la ciberviolencia contra las mujeres: pautas de intervención para la recuperación de las víctimas, la abogada especializada en violencia contra las mujeres Amparo Díaz destacó que, con frecuencia, la experiencia de la víctima no llega o llega muy reducida a los tribunales de justicia, debido a prejuicios y automatismos. Por ello, recomendó actuar de forma minuciosa e incorporar también el enfoque TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), en la recogida de relatos y datos durante la toma de denuncias, declaraciones, evaluaciones de informe o similares para facilitar el “desvelamiento de los hechos”, aportando las “huellas” de la ciberviolencia. “Recoger el relato profundo de la víctima es necesario para su protección, para su recuperación y para el esclarecimiento de los hechos”, ha dicho.

Finalmente, la psicóloga e implementadora y coordinadora de recursos de atención Paola Fernández ofreció una ponencia sobre El impacto de la ciberviolencia contra las mujeres en la salud mental de mujeres jóvenes: efectos sobre el trauma, en la que advirtió de que las chicas jóvenes tienen dificultades para detectar situaciones de desigualdad en su vida cotidiana ya que achacan estos comportamientos a las características de sus parejas o de su modo de relación y no tanto con el trato desigual estructural. Además, las TIC contribuyen a mantener el sistema de dominio, con consecuencias sociales y personales particulares (daño a la reputación, devaluación social, reacción antisocial, aislamiento, autocensura, estado de alerta continuo, etc.).