La violencia contra las mujeres sigue presente en nuestros días, desde la violencia más visible y alarmante como son los asesinatos, que ocupan titulares, hasta una violencia más “micro”, esa violencia contra las mujeres que pasa desapercibida entre la ciudadanía y que sin embargo es estructural y nos afecta prácticamente a todas las mujeres.

Nos encontramos en una sociedad profundamente desigual, cuya estructura social fomenta todo tipo de discriminaciones y violencias contra las mujeres y las niñas, hablamos de violencias física, económica, psicológica, sexual o simbólica, entre otras.

No debemos olvidar que la raíz de toda la violencia está en la desigualdad, como dice una amiga y compañera, la violencia es la “fiebre”, es un síntoma que nos habla de la desigualdad estructural que existe entre mujeres y hombres todavía en nuestros días, y debemos tener presente que ésta desigualdad es la verdadera enfermedad de nuestra sociedad.

Y desde esa mirada, la solución a la violencia machista pasa por consolidar el trabajo que desde las áreas de igualdad tanto locales como a nivel foral se viene realizando, un trabajo realizado desde el ámbito público y también desde el ámbito privado. La solución pasa por contar con verdaderas alianzas y compromisos tanto del personal político como del personal técnico y que éstos trasciendan a la ciudadanía, proyectándose en todos los ámbitos de la vida.

La legislación vigente y los procedimientos de trabajo más técnicos son un buen sustrato para que estas alianzas se creen y se desarrollen. El trabajo en red de las instituciones junto con los diferentes agentes sociales es fundamental para lograr esa transformación hacia una sociedad más igualitaria y justa.

La autora es Técnica de Igualdad de Burlada