Las reservas de agua de los embalses navarros empiezan el año en una situación deficitaria, menguadas por la escasez de precipitaciones y sin un horizonte muy esperanzador habida cuenta de los anuncios meteorológicos para las semanas próximas. La nieve tampoco ha aparecido en las últimas semanas y eso contribuye como anunció Peio Oria, delegado de la Agencia estatal de meteorología en Navarra, a que exista una máxima incertidumbre. Al menos, durante el fin de semana se anuncian dos jornadas seguidas de probables precipitaciones que vendrán a aliviar en parte el estado del agua almacenada, pero no se espera que sean lluvias abundantes. El porcentaje de agua embalsada ahora mismo en Navarra se encuentra muy por debajo de la media histórica, e incuso resulta un 21% inferior a la media registrada durante la última década. En concreto, actualmente las láminas de agua en la Comunidad Foral alcanzan los 360 hectómetros cúbicos, lo que supone que los embalses se encuentren a un 38,96% de su capacidad. El volumen almacenado en la primera semana de hace un año alcanzaba los 682 hectómetros cúbicos, es decir, el doble que en la actualidad, ya que estaban al 69% de su totalidad. Y respecto a la media de la última década también la situación actual no encuentra precedentes, puesto que según dicha aritmética los últimos años los embalses presentaban a estas alturas de año unos583 hectómetros cúbicos y estaban, por tanto, situados al 60,25% de su capacidad.

Según el parte de reserva de agua facilitado por la Confederación Hidrográfica del Ebro para la primera semana del año, el pantano de Yesa es el que refleja su volumen más mermado, puesto que presenta a día de hoy 129,7 hectómetros cúbicos de agua, lo que supone que se encuentre al 29% del total. No tiene lleno ni un tercio de su capacidad, cuando el año pasado se encontraba por estas mismas fechas con el doble de agua almacenada que en la actualidad. Itoiz, por su parte, presenta 186 hectómetros y está al 44,6%, también bastante inferior a los 310 hectómetros que tenía en 2022. Por su parte, el resto de reservas se sitúan en valores más normales, debido también a que su capacidad es menor. Así, Eugui tiene lleno el 58% del embalse, con 12,5 hectómetros cúbicos, algo más necesitado está Allozi, que solo tiene 19,8 hectómetros cúbicos de agua y se sitúa al 29,8% (el año pasado estaba casi al 80%), mientras que Nagore, Urdalur e Irabia, que entre los tres pueden albergar 24 hectómetros cúbicos , se quedan a la mitad de su capacidad total.

PREVISIÓN INCIERTA

Como señalaba recientemente el delegado de la Aemet, Peio Oria, las predicciones meteorológicas del primer trimestre del año 2023 anuncian que será un trimestre “cálido y, respecto a las precipitaciones, la predicción estacional no es tan simple. “No hay señales claras acerca de si la precipi-tación pueda estar por encima o por debajo de lo normal”, señaló Oria. Tal incógnita no hace más que crear incertidumbre con respecto a la situación de los embal-ses en Navarra, que de no ser por las lluvias de la última quincena de noviembre y la primera de diciembre (llovió lo mismo o más entre este periodo que entre finales de abril y el 15 de noviembre), su situación sería extremadamente crítica.

Aportaciones

Mínima reserva de nieve

Sin manto nival en las cabeceras del Aragón, Irati y Salazar. En el parte sobre las reservas de nieve del que informa semanalmente la Confederación Hidrográfica del Ebro se observa en esta primera semana del año una situación completamente anómala y deficitaria en cuanto a tal despensa del manto nival. La propia CHE observa que la reserva de nieve en las cabeceras de los ríos que afectan a Navarra se encuentran en un estado muy bajo o bajo mínimos respecto a los últimos cinco años. Además, conviene señalar que en las variaciones previstas para los próximos siete días tampoco se percibe que se puedan dar precipitaciones en forma de nieve, tan solo en la cabecera del río Aragón, lo que afectaría a su aportación a Yesa. Pero dicha aportación apenas sería de 7 hectómetros cúbicos de agua, lo que estaría muy por debajo de las necesidades de un embalse que en la actualidad no se encuentra lleno ni en un tercio de su capacidad total.

Anomalías térmicas

La perspectiva no anuncia mejoría clara en las reservas. Según el delegado de la Aemet en Navarra, las anomalías en las temperaturas y en la escasez de precipitaciones que se han registrado durante el último año en Navarra podrían continuar por la misma senda y ello afectaría también a que la cota de nieve (este domingo va a estar situada al menos a 1.500 metros) está subidendo cada vez más y por ello las reservas de nieve están también escaseando. De hecho, todavía no se ha visto un copo de nieve en Pamplona. Por ello, se remite a que es difícil de esta forma acertar con una previsión futura para el próximo trimetre, puesto que precisamente esa nieve acumulada en las montañas es la que suele conceder un respiro a los embalses en primavera y verano debido a las aportaciones que reciben una vez que se ha iniciado el deshielo en las cumbres. Oria señaló en una rueda de prensa para ejemplificar este problema que “en la cabecera del Roncal llegamos a medir hasta un espesor de 60 centímetros a comienzos de diciembre, cuando a habitualmente esto sería más que suficiente para mantenerse a lo largo del invierno, pero con el invierno que se presenta no va a ser así, porque las anomalías térmicas van a ser continuas”.