El Juzgado de Primera Instancia número 5 de Pamplona se ha convertido en el segundo órgano judicial de Navarra que ha dado la razón a una clienta de Triodos Bank y ha estimado su demanda contra la entidad bancaria. El procedimiento judicial ha sido liderado por la plataforma Reclama Triodos, que encabezan los abogados navarros Iñaki Iribarren García y Jorge Iribarren Ribas, y que llevan ya presentadas un centenar de reclamaciones en los juzgados de la Comunidad Foral. Hasta el momento, los juzgados de Primera Instancia número 1 y 5 les han dado la razón, mientras que existen resoluciones contrarias y que avalan la actuación de Triodos en otros tres juzgados navarros. Unas y otras resoluciones han sido recurridas en la Audiencia Provincial.

El Juzgado número 1 de Pamplona fue el primero del Estado que dio la razón a una consumidora respecto al derecho que tenía a poder recuperar su dinero invertido. La sentencia ahora conocida es muy similar a aquella. Se trata de una consumidora que, en este caso ni siquiera quería invertir u obtener una rentabilidad, sino que quería contribuir al proyecto de banca ética con unos pequeños ahorros que depositó y ayudar así a la finalidad sostenible y equitativa de este dinero. Así, fueron en total 3.856,79 euros la cantidad que esta mujer, ya jubilada, vecina de Pamplona y que se ha dedicado a la docencia, depositó en Triodos en diciembre de 2013.

Con esa cantidad adquirió Certificados de Depósitos para Acciones (CDA) y la demanda señalaba que la consumidora tenía un perfil de inversora minorista, sin conocimientos financieros, que no fue informada de los riesgos del producto que contrataba. De hecho, la entidad lo comercializaba como un producto seguro y sin riesgo, con poca volatilidad en su precio por estar regulado en mercado interno, así como una fácil venta de los mismos para hacer liquido el dinero depositado. El problema deviene porque la pirámide ha caído, el sistema ya no es viable, el banco ya no puede autofinanciarse mediante la emisión de nuevos CDA porque hay más vendedores que quieren hacer liquido su dinero, que compradores nuevos que quieran invertir. Ahora, dichas acciones se habían devaluado un 30% y además los consumidores no pueden desde el confinamiento hacer líquidos sus depósitos de acciones. Es decir, ni pueden venderlas, ni pueden sacar el dinero que invirtieron.

NO SE LE INFORMÓ DE LOS RIESGOS

La jueza alude a que en los documentos aportados en la demanda no se puede concluir que a la consumidora se le informara de forma suficiente del riesgo del producto. De la lectura del folleto informativo no se deduce que se pudiera perder el capital ni ver reducido su valor. Tampoco que las condiciones del producto pudieran variar con el lapso del tiempo. No se informaba de la posibilidad de cambiar las condiciones esenciales del producto, conviertiéndose en un producto que difería de la inversión realizada. La clienta, en caso de haberlo conocido, le hubiera llevado tal información a no invertir sus ahorror en el producto ofrecido por la entidad”, narra la sentencia ahora dictada.

La jueza navarra concluye que “esa falta de información cierta, compleja, comprensible y veraz sobre el CDA, omitida por la entidad demandada a través de sus empleados, en los que los clientes depositaban su entera confianza, determinó que la demandante en este caso contratara un producto, desconociendo exactamente sus circunstancias esenciales porque esencial es que se pueda perder completamente la inversión dependiendo de la evolución del negocio, que en ningún caso se transmitía a los clientes”.

“Creía y sigo creyendo en la banca ética, por ello tardé tiempo en decidirme a demandar”

A esta vecina de Pamplona, ciudad en la que ha ejercido la docencia durante varias décadas hasta que se jubiló, le hubiera hecho feliz no se protagonista de esta historia. Es la demandante del proceso judicial contra Triodos Bank y que ha obtenido la razón en el Juzgado de Primera Instancia 5 de Pamplona, por lo que la entidad bancaria, que recurrirá la sentencia, ha sido condenada a devolverle los más de 3.800 euros que invirtió hace una década y que no podía sacar de allí. Sin embargo, ella hubiera deseado un segundo plano, o que las cosas no hubiesen llegado hasta el Palacio de Justicia. De hecho, afirma: “Lo ocurrido es para mí una gran decepción, pero aun así creo absolutamente en la banca ético. O, sobre todo, aborrezco el modelo tradicional de banca, cuyo comportamiento y las ganancias que obtienen me resultan un abuso y una obscenidad”. Esta mujer metió ese dinero en Triodos porque “me interesa saber qué ocurre con el destino de mis ahorros. No buscaba siquiera un reporte económico, sino quería apoyar a un banco con pequeños proyectos que buscan sostenibilidad y crear un mundo más amable y justo”. Así que, pese a los avisos que tenían los clientes de Triodos sobre la poca confianza para recuperar sus ahorros, ella tardó en lanzarse a demandar. “Durante la pandemia empecé a leer los problemas de Triodos. Pensé incluso que se trataba de un ataque de la banca tradicional porque no querían que este banco ético fuera una alternativa. Ahora, no sé lo qué ha pasado. Era un producto equivocado. Pero pese a saber lo ocurrido, tuve mi prurito y tardé tiempo en decidir hacer algo al respecto, porque pensaba que lo recuperaría, que era un bache puntual... Fue un amigo el que me mandó un recorte de un artículo en DIARIO DE NOTICIAS sobre una sentencia que habían estimado y decidí ir a ver a los abogados para consultar. Ellos me convencieronn que era un producto erróneo y, pese a que creo en el modelo de banca ética, creo que tengo derecho a recuperar mi dinero”.

La consumidora navarra afirma que el cierre de mercado decretado por Triodos y que le impedía recuperar el dinero le supuso “una decepción. He intentado mantenerme al margen y un poco alejada de crear sentimientos muy negativos al respecto. No quería desconfiar del modelo después de esta decepción y tampoco he estado muy pendiente del proceso judicial. Tampoco me jugaba los ahorros de toda una vida y quizás lo veía de forma distinta a otros clientes”.