Dolía ver el deterioro que su prima estaba sufriendo por culpa de una enfermedad hepática, así que cuando llegó el momento Juantxo Ahechu no dudó ni un segundo en ofrecerle parte de su hígado. Sabía que él y su prima, Nieves, tenían el mismo grupo sanguíneo, así que ambos fueron a realizarse las pruebas, que certificaron que eran compatibles. “Fue una alegría inmensa, sobre todo para ella, estaba muy agradecida”, relata Juantxo, que recuerda las caras de sorpresa de la gente al enterarse de que iba a donar un órgano: “La gente no entendía bien que fuese a donarle un 60% del hígado a mi prima. Quizá a un padre, una madre o un hijo es más comprensible, pero yo con mi prima he tenido muchísima relación, casi de hermanos”.

Que no dudase no implica que a Juantxo no le diera “mucho respeto” el hecho de desprenderse de más de la mitad de su hígado. No tenía ni idea del procedimiento, tampoco de las consecuencias y recuerda que se quedó boquiabierto cuando los médicos le explicaron cómo iba a ser todo: “Me explicaron los riesgos que había y cómo se iba a hacer todo y luego me dijeron que me quitaban el 60% de mi hígado pero que en cuestión de 10 días se iba a volver a regenerar. No daba crédito”.

Este donante navarro subraya el desconocimiento que hay en la sociedad a cerca de los trasplantes y precisamente para hacerle frente, Juantxo participa en un programa de Atehna (Asociación de Personas Enfermas y Trasplantadas Hepáticas de Navarra) con el que varias personas trasplantadas y donantes recorren centros escolares para sensibilizar a los estudiantes. Ayer fue el turno del Colegio Técnico Carlos III de Pamplona, en el que Juantxo detalló su experiencia como donante. Fue hace 6 años, cuando él tenía 49 y su prima Nieves 69. Ella estaba en una situación muy delicada, porque los problemas de hígado le provocaban varices, vómitos con sangre, dificultad de habla... “El tiempo corre en contra del enfermo y yo sabía la situación que había en casa. Dolía mucho ver cómo mi prima se iba deteriorando”, rememoró.

Juantxo reconoce que tuvo miedo, un sentimiento que hubiese evitado de haber sabido “lo suave que era esto”. “No tuve nada de dolor, de verdad, y a los días el hígado se va regenerando. Ahora puedo hacer la misma vida que hacía antes. Es más, el vino entra casi hasta mejor”, sostuvo Juantxo entre risas.

Junto a él acudieron al centro escolar tres personas trasplantadas, que también relataron sus experiencias vitales. Uno de ellos fue Bernabé Vicente, que a sus 90 años es una de las personas trasplantadas más longevas de Navarra. Además, este año celebra el 30º aniversario de su trasplante de hígado, gracias al cual ha podido vivir “una vida plena”. También participó en el acto Félix Mari Mendiburu, un vecino de Baztan que era portador de la hepatitis C porque, según le explicaron, “cuando éramos pequeños nos vacunaban a todos con las mismas jeringuillas, así que es posible que me infectase por eso”. “Tan solo estuve 10 días en lista de espera, me llamaron enseguida para el trasplante. Ahora, estoy muy bien, puedo hacer una vida prácticamente normal cuando antes me cansaba mucho haciendo las cosas”, relató.

“Hay un corazón para ti”

La última en intervenir fue Regina Blanco, una mujer trasplantada de corazón, un órgano con el que aseguró que las personas “tenemos una relación especial”. “Yo nací con una cardiopatía. Era la típica niña que se cansaba más al hacer ejercicio. Con los años mi corazón fue empeorando hasta que sufrí un infarto. Después de aquello entré en lista de espera para un trasplante y recuerdo perfectamente el día que me dijeron: “Hay un corazón para ti”. Era la frase con la que llevaba tiempo soñando”, relató ayer Regina, que asegura que ahora lleva “una vida completamente normal”.