Todo el mundo debería poder disfrutar del deporte sin barreras. Por eso en el Club Deportivo Cendea de Cizur la inclusión es algo esencial. Allí 74 niños y niñas de entre 4 y 16 años, 5 de ellos con discapacidad, se vuelcan en el patinaje artístico, una actividad emocionante que aporta muchos beneficios.

Se trata del único grupo de Navarra con estas características que cuenta con menores con algún tipo de discapacidad. “Están todos totalmente integrados y además estamos trabajando para tener un reglamento propio de discapacidad y poder hacer competiciones”, señala Izaskun Adot, coordinadora. Satisfecha, comenta que la Federación de Patinaje está “muy por la labor de contribuir” y eso es algo que hay que agradecer, ya que en muchas ocasiones intentan “trabajar con aspectos de discapacidad en varios espacios y no suelen abrir muchas puertas para estas propuestas”. Así, Izaskun recalca que en la Federación de Patinaje han sido “muy receptivos”.

Además, en la segunda temporada de esta iniciativa han organizado un campeonato. “Hemos hecho un trofeo con el Colegio Azpilagaña y también hicimos una exhibición”, añade.

BENEFICIOS

El grupo de patinaje artístico del club nació hace un año, impulsado por cinco personas que hoy lo mantienen en pie: Leire Larrea Adot, Ainhoa Inchusta Adot, Marta López Sarrat, Julia Ancho Laquidain e Izaskun Adot Larumbe.

Con una mirada hacia el pasado, Izaskun todavía recuerda los inicios. “Mi hija mayor y mi sobrina patinan desde pequeñitas y ahora son monitoras de patinaje”, relata. Madre de dos hijos con discapacidad, uno de ellos integrante del club, asegura que el patinaje tiene “muchísimos beneficios para los niños”.

Testigo de la considerable mejora en su hijo tras llevar un tiempo patinando, recuerda que antes tenía una peor postura corporal. “Ha mejorado un montón, se le nota sobre todo a la hora de correr. Antes corría y era una carrera muy característica por su discapacidad, y en ciertos aspectos hay cosas que se van corrigiendo un poco; el patinaje le ha ayudado mucho”, detalla.

Y es que, según destaca Izaskun, los patines les ayudan a tener “más control sobre su cuerpo”. El mayor problema al que se enfrentan al inicio es el equilibrio. “Les cuesta sobre todo pillarle el truco a los patines, para ellos es complicado coger el eje del equilibrio”, recalca. Comenzar a patinar es “toda una aventura”, pero los críos “enseguida le pillan el truco”. Con una sonrisa de oreja a oreja, Izaskun todavía se acuerda de los primeros días de algunos de los integrantes del club. “Vamos adaptándonos a las necesidades de cada uno, vamos viendo poco a poco qué cosas pueden hacer y qué cosas no pueden hacer”, explica.

Además, el hecho de tener que ponerse unos patines y atar los cordones les aporta más “autonomía” y les ayuda a incrementar sus capacidades sociales. “Se divierten, se lo pasan muy bien y se relacionan con otros niños. Es una actividad muy positiva en todos los sentidos”, puntualiza Izaskun.

Así, en el Club Deportivo Cendea de Cizur apuestan por el deporte inclusivo y buscan promover que cualquier persona esté presente, participe y aprenda. Con el fin de suscitar interés por el patinaje artístico en todos los niños y niñas, animan al resto de clubs navarros a formar un grupo de estas características, incluyendo también a menores con discapacidad. “Tenemos formación y experiencia y ofrecemos nuestra ayuda por si algún club necesita algo. Creemos que sería muy enriquecedor hacer esto en más lugares”, concluye.