El nivel de ingresos, el sexo y el país de nacimiento son determinantes en la salud física y mental de la población navarra. Así se concluye en el segundo informe elaborado por la Oficina de Análisis y Prospección del Gobierno de Navarra, en colaboración con el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O), que viene a corroborar la literatura académica nacional e internacional sobre desigualdades socioeconómicas en salud.

El vicepresidente primero y consejero de Presidencia e Igualdad, Félix Taberna, y el consejero Salud, Fernando Domínguez, han presentado hoy el estudio, pionero en Europa, “Determinantes sociales de la salud en Navarra”. En la presentación, han estado acompañados por Txerra García de Eulate, director de la Oficina de Análisis y Prospección.

El informe analiza cinco grandes grupos de indicadores de salud: sobrepeso y obesidad; diabetes mellitus tipo II; salud mental (depresión, ansiedad, trastorno adictivo y trastorno mental grave); utilización de recursos sanitarios (Atención Primaria, Atención Hospitalaria, Urgencias y Hospitalización); y el COVID-19 (vacunación, infección y hospitalización). Para ello se han definido varios determinantes sociales, destacando la edad, el sexo, el país de nacimiento y el nivel de ingresos.

“El objetivo de este estudio es tanto conocer la distribución de la salud y la enfermedad en la población navarra con edades comprendidas entre los 15 y los 64 años teniendo en cuenta sus variables socioeconómicas como orientar a los poderes públicos en la toma de decisiones en el diseño, desarrollo, evaluación y adaptación de las políticas públicas en el ámbito de la salud y la protección social en Navarra”, ha señalado el vicepresidente Taberna. 

“El nivel de ingresos, el sexo y el país de nacimiento son determinantes en la salud física y mental de la población navarra. Se corrobora un peor estado de salud en población con menor nivel de renta. Por ejemplo, se constata una mayor prevalencia de padecer obesidad o mayor probabilidad de un diagnóstico de trastorno mental en personas con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales. También se perciben desigualdades de género en algunos indicadores. Por ejemplo, existe una mayor probabilidad de experimentar depresión y ansiedad en el caso de las mujeres. Si bien es cierto que los hombres tienen mayor probabilidad de ser diagnosticados de un trastorno adictivo”, apunta Félix Taberna.

Por su parte, el consejero de Salud, Fernando Domínguez, ha comentado que “de manera general e integral, Salud incorpora de forma transversal la dimensión social en todas las estrategias, planes, programas, procedimientos y protocolos desde su fase de diseño, pasando por la implementación y la evaluación de resultados. De esta forma sabemos los factores sociales que influyen de manera importante en los procesos salud-enfermedad y se tienen en cuenta en todo el proceso de atención y planificación”.

Se evidencia un impacto notorio del nivel de renta en la salud 

A lo largo de los indicadores analizados se ha observado de forma persistente que quienes ingresan más de 18.000€/año tienen un mejor estado de salud, frente a quienes ingresan menos de esta cantidad. Se trata de un hallazgo consistente con otras investigaciones nacionales e internacionales en este ámbito. 

En relación al sobrepeso y a la obesidad, se evidencian mayores niveles de obesidad en los sectores de población que presentan unos menores niveles de renta. Atendiendo a los resultados, se puede concluir que el hecho de pertenecer al grupo de población con un nivel de renta inferior a 18.000€/año es un determinante social que se vincula de forma directa a una mayor prevalencia de padecer obesidad. De este modo, si el 7,4% de las personas que ingresan más de 18.000€/año son obesas, este porcentaje es el 11,3% para quienes tienen bajo nivel de ingresos.

En cuanto a la diabetes, si el 2,2% de las personas que ingresan más de 18.000€/año tienen diabetes mellitus tipo II, este porcentaje asciende al 4,2% para quienes tienen un menor nivel de ingresos.

En el ámbito de la Salud Mental el 2,3% de quienes cuentan con menores ingresos tienen trastorno adictivo y el 1,8% trastorno mental grave. Estos porcentajes se reducen al 0,3% y al 0,5%, respectivamente, en el grupo de población que ingresa más de 18.000€/año.

En lo que respecta a la utilización de recursos sanitarios por parte de la población (visitas en Atención Primaria, Atención Hospitalaria, Red de Salud Mental, Urgencias Hospitalarias y Hospitalización Urgente), se observa que es notablemente superior en aquellos sujetos que percibían rentas menores a 18.000€/año en comparación con quienes ingresaban por encima de esta cantidad. Por ejemplo, en cuanto a su prevalencia sobre cada total poblacional, el 14% de las personas que ingresan más de 18.000€/año fueron a Urgencias Hospitalarias, mientras que este porcentaje asciende al 27,3% para quienes tienen niveles bajos de ingresos. Destaca, por su diferencia cualitativa, la utilización más frecuente de la Red de Salud Mental y la Hospitalización Urgente en los niveles de ingresos inferiores a 18.000€/año.

Desigualdades de género en algunos indicadores de salud

En cuanto a las diferencias de género, se han detectado desigualdades significativas en el ámbito de la salud mental. La probabilidad de experimentar depresión y ansiedad aparece de forma significativa en mayor medida en el caso de las mujeres. Cierto es que los hombres tienen más probabilidad de ser diagnosticados de un trastorno adictivo.

El estudio también concluye que las mujeres son más responsables con el cuidado en general y la salud. En el caso de las mujeres con diabetes, la probabilidad de un mal control de la enfermedad es menor en un 5,6% con respecto a los hombres. Por tanto, la probabilidad de la medición es mayor y, además, su control es mejor: acuden más a los recursos y son más responsables con el autocuidado.

Por otro lado, durante la pandemia se comprueba que hubo una mayor incidencia de la COVID-19 entre las mujeres en comparación con los hombres. Esto se explica por el papel de las mujeres en los cuidados de las personas, así como por el alto grado de feminización del personal sanitario, que fue un colectivo de especial riesgo de contagio.

Diferente utilización de los circuitos sanitarios 

En la investigación se constatan resultados relevantes en la población inmigrante. En contra del planteamiento de que este colectivo se caracteriza por una mayor utilización de los servicios de salud se evidencia que su uso es menor en la Atención Primaria y Hospitalaria. Este patrón de uso de los servicios se complementa consecuentemente con una mayor frecuentación de los servicios de urgencias en este colectivo.

Al mismo tiempo, se evidencia que la población inmigrante es muy heterogénea, dado que su comportamiento varía mucho según su origen. La población asiática aparece como un colectivo con una orientación claramente divergente con respecto a la mayoría de la población inmigrante, con resultados en algunos indicadores de salud incluso mejores que para la población nacida en España. 

En cambio, los datos para la población africana en general, y magrebí en particular, respaldan la necesidad de diseñar programas y políticas específicas que permitan revertir esta situación e incorporar a las personas africanas al canal habitual de cribado y seguimiento. Estas disparidades en el uso de los servicios pueden estar relacionadas con la falta de familiaridad con el sistema de salud, problemas de comunicación médico/a-paciente o diferencias en la percepción del riesgo y en comportamientos de búsqueda de atención a la salud.

Líneas de actuación desde el Departamento de Salud

El consejero Domínguez ha explicado que “desde el Departamento de Salud tenemos la responsabilidad de, una vez conocida esta información a nivel descriptivo, llevar a cabo las acciones que permitan aminorar el máximo posible estas desigualdades en todo cuanto se refiere al acceso y mantenimiento de la salud de la población”. En este sentido ha explicado las diferentes líneas de actuación que ya se trabajan desde hace años en Salud, tanto a nivel interno como interdepartamental. 

Entre los planes y protocolos internos, el consejero ha destacado la incorporación de la valoración social de manera proactiva por parte de los equipos de Atención Primaria dentro de las valoraciones integrales de la Estrategia de la Cronicidad o Programa de Planificación del alta hospitalaria, un programa en el que se identifican las posibles necesidades de los pacientes más vulnerables y se prioriza su atención para una correcta convalecencia tras el alta del hospital. También se trabaja con distintos grupos técnicos diferentes procesos asistenciales integrados con perspectiva sociosanitaria, entre los que se encuentra, por ejemplo, al ser uno de los determinantes considerados en el informe, el proceso de personas con Trastorno Mental Grave y dificultades en la crianza de sus hijos e hijas.

Otra línea de trabajo esencial en Salud es la relativa a los sistemas de información sociosanitaria. “Se ha realizado, y se sigue realizando, un importante esfuerzo para unificar los sistemas de registro social dentro de salud y en Navarra contamos ahora mismo con un sistema pionero a nivel nacional de homogeneidad de los registros”, ha comentado el consejero Domínguez. 

También ha mencionado el servicio de teletraducción, un recurso imprescindible para garantizar los derechos de las personas en aras de salvaguardar su autonomía de decisión, mejorando la relación terapéutica y garantizando la seguridad de la información y la debida confidencialidad de la misma.

En cuanto a las líneas de actuación junto a otros departamentos, destacan las acciones con Derechos Sociales, como el Programa de Convalecencia Sociosanitaria en Hogar Zoe, dirigido a adultos con necesidades sanitarias de baja intensidad (principalmente tras un alta hospitalaria); o el Programa de Atención Integrada Social y Sanitaria (PAISS), implantado en las zonas básicas de salud del distrito de Tafalla y en las de las Áreas de Estella-Lizarra y Tudela, para trazar planes de atención conjuntos en casos con necesidades sociosanitarias complejas.

Por su parte, también se participa de manera activa en los Planes Operativos Anuales de la Dirección General de Políticas Migratorias, entre los que se desarrollan diferentes acciones, como la revisión del protocolo de universalización de la asistencia sanitaria, para acercar, facilitar y garantizar el derecho de todas las personas a la asistencia sanitaria pública en condiciones de equidad; la formación de los profesionales de la salud, tanto sanitarios como no sanitarios, para tratar cuestiones de interculturalidad y legislación en materia de extranjería; o la adaptación de los materiales que se van elaborando (folletos, documentos, protocolos, consentimientos, etc.) en cuanto lenguaje y clave cultural para tratar que las personas de origen extranjero accedan a toda la información en las mismas condiciones que el resto de la ciudadanía.