Kakun Mainz ha desarrollado una excepcional carrera como futbolista y entrenadora en un mundo sin duda mayoritariamente masculino. Ahora, a sus 38 años y trabajando como técnica especialista en Osasuna, repasa su trayectoria desde una perspectiva de género.

“Yo no me puedo quejar mucho. Soy muy afortunada porque estoy trabajando en un club profesional en un deporte que es mayoritariamente masculino. En ese aspecto, me siento muy cómoda y siempre he estado muy arropada. Creo que Osasuna ha sido referente. Fui la primera mujer en entrenar en el fútbol base masculino y he sido la primera mujer en dirigir un partido en El Sadar. Estoy muy agradecida a las oportunidades que ha dado el club, que ha apostado por mí y por romper esos estereotipos que había hasta ahora”.

"Lo de Jenni sirve para que la gente se pare a pensar y vea que no es correcto"

KAKUN MAINZ - Técnica especialista en Osasuna

Pese a ello, sí que ha vivido situaciones “chocantes” en el fútbol. “Muchas veces, sobre todo cuando empezaba a entrenar, iba a algún campo de fútbol y se dirigían a mis compañeros hombres del cuerpo técnico en vez de a mí. A mí me preguntaban si era la delegada. Las situaciones más incómodas que he vivido han sido durante mi etapa como entrenadora de Osasuna femenino. La mayoría de las críticas en redes sociales no iban en referencia a mi trabajo, sino a mi género. Decían que tenía que haber una cuota femenina en el banquillo y que por eso estaba yo. También se referían a mí como señorita o de formas despectivas por mi género. Eso ha sido siempre lo más molesto. Creo que a veces las mujeres tenemos que demostrar un poco más que los hombres”.

Además, considera que el caso de Jenni ha servido para que mucha gente cambie la mirada. “Me he encontrado con señores que te dicen que no es para tanto. Es porque igual nunca se han sobrepasado contigo. O igual si le hubieran dado un beso a tu mujer no te habría sentado tan bien. Entonces es cuando se paran a pensar y ven que no es correcto. Son límites y a ellos no les han puesto sus jefes la mano encima. Se han parado a pensar y eso es lo importante”.

Me preocupa mucho que se normalicen cosas como la superioridad de una parte de la pareja sobre otra, formas de hablar o esa violencia física y verbal. Hay que concienciar a la sociedad y que, cuando nos encontremos unas barreras, no hacer como hemos hecho muchas veces las mujeres. No hay que decir que no pasa nada o sonreír. Cuando no te gusta un comentario o algo no hay que sonreír. Hay que poner límites y decir basta cuando las cosas no te gustan. Poco a poco estamos diciendo que ya vale.