“He fracasado como madre”, llegó a pensar María Borja, madre de Jessica Borja, una joven gitana de 20 años que en cuatro de la ESO dejó sus estudios pero que, con el apoyo de su familia, profesores y la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra Gaz Kaló, terminó la secundaria, comenzó un grado medio de Gestión administrativa, que está sacando “con unas notas muy buenas”, destacó María con orgullo, y en 2023 se coronó como Miss Belleza Gitana. María lo recordó el lunes durante la presentación de La casa de los sueños, un proyecto de Gaz Kaló junto a la Fundación La Caixa que busca “favorecer el desarrollo y el empoderamiento de la infancia gitana navarra” a través de acompañar a niños y adolescentes a alcanzar sus metas. Esta iniciativa surgió a raíz del dato de que 8 de cada 10 adolescentes gitanos no terminan la secundaria. Ricardo Hernández, coordinador de Gaz Kaló, mostró su preocupación ante esta situación. “Si los niños y las niñas salen del sistema educativo tan temprano, las oportunidades que tienen son pocas y, como mucho, son tener novio, casarse y repetir esa transmisión intergeneracional de la pobreza y la exclusión social, y eso es lo que queremos cortar”. 

María coincidió con Hernández al mostrar su frustración al ver que su hija, con 17 años, “no iba a hacer nada de su vida”. “¿Qué iba a ser? ¿Iba a casarse y estar pendiente de un marido para fregar y barrer? Esa iba a ser su vida y yo no quería eso para ella”. Así, se creó un espacio en el que 23 niños y jóvenes gitanos de todo Navarra mostraron sus sueños, desde abogadas hasta profesoras pasando por arquitectas. También se dejó un espacio en la pared para que la gente que visite Gaz Kaló plasme sus sueños y qué hay que hacer para conseguirlos. “Es importante porque si una niña se empodera, quiere ser algo y lo consigue, todas las que vienen detrás querrán seguir su ejemplo”, aseguró. Otro ejemplo de constancia fue el de Nadia Hernández, una joven tudelana de 21 años que relató su experiencia con el racismo, incluso por parte de profesores, y con el cambio de instituto. “Gracias a mi madre y a mi tío acabé la secundaria e hice un grado medio de Auxiliar de enfermería y quiero optar a un grado superior de Integración Social para defender a mi pueblo”. 

Origen 

La inspiración de este proyecto llegó desde Sevilla, donde se preguntó a las niñas y madres cuáles eran sus metas y qué necesitaban para conseguirlos, lo que se contó con fotografías que iban tomando de sus sueños. Raquel Gabarre, presidenta de la asociación Yiló, que trabaja en Las Tres Mil Viviendas, recordó la situación que vio allí. “Cuando un niño gitano tiene tantísimas carencias en el día a día, lo que siente y sus sueños se quedan en un segundo plano, por detrás de aspectos como el comer o tener una vivienda digna”. Aseguró que este proyecto “busca llegar al corazón de los niños para crear sueños, porque sin ellos es prácticamente imposible vivir. No hay futuro ni esperanza”.