A la hora de ir a comprar el décimo de la Lotería de Navidad cada persona tiene sus preferencias. Desde elegir la terminación en función del año en el que estamos, en este caso el 23, que “hace cuatro meses que arrasó” en la administración de San Nicolás, hasta elegir fechas que simbolicen momentos importantes en la vida, como el nacimiento del jugador de Osasuna Chimy Ávila, el 6 de febrero de 1994, que regala a los aficionados rojillos el décimo con el 6.294, a la venta en la administración número 13 en la calle Tudela. “El primer año que lo tuvimos no nos tocó por un número, porque cayó el 6.295”, se lamentó Arantxa Zugasti. Y es precisamente en esta administración en la que también se venden otros números curiosos, como el código postal de Pamplona (31.002) o la conmemoración del primer año que se celebraron los sanfermines (1.591). Pero no es el único establecimiento en el que se honra a San Fermín, ya que en la administración número 20 de la Plaza del Castillo, Virginia López destacó que también venden el décimo con el 7 del 7 del 23. 

Otras fechas que suelen triunfar son los aniversarios de bodas, nacimientos, bautizos o comuniones. En este sentido, Asunción Daguerre, empleada en la administración de la calle San Nicolás, recordó el 15.624. “Hemos recibido llamadas de toda España pidiendo el número porque es una fecha en la que mucha gente se va a casar el año que viene”. Sin embargo, también hay compradores de lotería que recurren a los aniversarios de catástrofes para encontrar su número de la suerte. “Hace pocas semanas vino un matrimonio que había tenido un accidente gravísimo de coche y me pidieron esa fecha porque los dos salieron vivos de este terrible episodio”. Asimismo, Carlos Cortés, de la administración número 3 de la Plaza del Castillo, señaló que “la gente busca estos número precisamente porque normalmente se asocia un desastre natural con la suerte”. 

En cuanto al resto de terminaciones que predominan como las más buscadas, la segunda es la que acaba en 13, un número que tradicionalmente se asocia a la mala suerte pero que, en esta ocasión, “es el número fetiche de todos los años”. Asimismo, destacan las ventas de los décimos cuyas terminaciones son en 3, 5 y 7, en especial el 17, además del 14, 15 (“la niña bonita”) y 69.

Supersticiones

Aunque ganar o perder en la lotería dependa de la suerte y el azar, Cristina García aseguró que “hay gente que espera a la última semana, al último día e incluso a la última hora para comprar el décimo”.

Otras de estas supersticiones son, por ejemplo, el no querer que le den los décimos con la mano izquierda o boca arriba, para evitar ver el número hasta que no llegue el momento del sorteo. De esta manera, Daguerre recordó que “hay gente que pide el décimo que justo tienes en la mano en el momento en el que los estás colocando en la pared”. Y remarcó que, lo que a unos no gusta, a otros interesa, ya que en más de una ocasión le han pedido el número que han visto rechazar a la persona antes que ellos. Además, a esa gente que busca solo números “bonitos”, recordó que “los feos también están en el bombo”. 

Entre las supersticiones también se cuela la tradición y el miedo a dejar de jugar con un número que se lleva años usando. Es el caso de Coralí De Diego, vecina de Pamplona de 82 años, quien cada año compra el mismo número. “Llevo toda la vida compartiendo el número 14.866 con mi tía, y lo sigo comprando aunque ella haya fallecido”. Y aunque nunca haya conseguido un premio significativo, De Diego rechazó la idea de cambiar de décimo. “Mi bisabuelo, después de llevar toda la vida con un número, lo cambió y al mes siguiente cayó el Gordo. Y todo el mundo felicitándole porque sabían que ese era su número. Así que yo no lo dejo. Después de toda la vida, basta que lo deje para que caiga”, sentenció. De la misma forma, Gregorio Serrano, cordobés de 72 años afincado en Pamplona desde hace 50 años, compró en la calle Tudela un número con el que lleva jugando por tradición 30 años, el 29.185. Mientras, José Lazkoz, vecino de Mezquíriz de 88 años, confió en predicciones para elegir su décimo. “Un vecino del pueblo me dijo que iba a caer el 72.363”, aseguró. Pero no todo el mundo se deja llevar por las supersticiones. Es el caso de Asier Moreno y Ángel Sáez, dos jóvenes de 21 años que, por primera vez, compraron un décimo de lotería, aunque sin tener en cuenta el número o la administración. Solo el tiempo dirá si Navarra consigue mañana su octavo “Gordo”.