En una realidad y un contexto social cada vez más complejo, cambiante e inestable, el sistema educativo tiene que estar a la altura y ofrecer a los alumnos y alumas los instrumentos necesarios, no solo para enfrentar esa realidad, sino para poder aportar algo positivo a la misma. Bajo esa premisa, las ikastolas llevan ya tiempo reflexionando, organizando y creando un nuevo sistema que transformará completamente el modo en el que entendemos la escuela, al que han denominado GUGAN 2030. El objetivo es claro, que tras su paso por la ikastola los y las alumnas sean personas euskaldunes, cooperativas, emprendedoras, flexibles y abiertas al mundo. La Ikastola San Fermin, situada en Cizur Menor, ha sido la primera en implantar el nuevo modelo en 1º de la ESO, como experiencia avanzada de cambio. 

Una profesora atiende a dos escolares. Javier Bergasa

La primera consecuencia de esa transformación es algo que salta a la vista, ya que el aula poco o nada tiene que ver con la imagen habitual. Lejos de las hileras fijas de pupitres que miran hacia una tarima donde se sitúa el profesor o la profesora, el aula se ha convertido en un espacio abierto, amplio, que permite diferentes agrupaciones para trabajar cooperativamente por proyectos, tanto en grupos pequeños como en grupos de hasta 60 alumnos/as por unidad bajo la tutela y la guía de dos o tres profesores y profesoras a la vez. Tampoco existen los horarios por asignaturas, ya que las materias se entrelazan entre sí para crear experiencias de aprendizaje más enriquecedoras. Por ejemplo, si en Ciencias Naturales se están estudiando las piedras y minerales, este tema se hila con Ciencias Sociales llevándolo a los instrumentos que se usaban en el Neolítico y el tipo de organización de esta sociedad. A esto se le suma una exposición de la ONG Alboan sobre la explotación de las minas del Congo, y un mercado que realizará el propio alumnado como proyecto final, en el que demostrarán lo aprendido. 

Alimentar espíritu crítico 

Como explica Lina Andueza, Directora Pedagógica de Secundaria, se trata de un método de aprendizaje multidisciplinar y multinivel, que genera un proceso de enseñanza-aprendizaje más flexible, donde cada persona encuentra su camino. “Al final de ese camino, todos y todas llegan a la misma meta, pero cada persona habrá elegido cómo quiere recorrerlo. Algo que alimenta su espíritu crítico, el autoconocimiento y la confianza”. Aunque el cambio se ha llevado a cabo hace unos pocos meses, una de las consecuencias inmediatas ha sido la mayor participación de los alumnos y alumnas en clase, debido a la organización por grupos.

Otra de las novedades son Hegoak eta Erroak (Alas y Raíces), un espacio semanal para trabajar el el crecimiento emocional y personal en el que, además de buscar soluciones a los problemas concretos, trata de canalizar los valores que se han determinado como primordiales. Valores que, a su vez, se insertan transversalmente en todas las materias, ofreciendo al alumnado oportunidades de autorregulación y realizando propuestas multinivel.

Todo esto también tiene su reflejo en el rol del profesorado. Como explica Andueza, “deja de ser un mero transmisor de conocimiento, una mera fuente de información, para convertirse en la persona que guía al alumnado, en colaboración constante con profesores y profesoras de otras disciplinas”. 

Pedagogía de la confianza, la persona en el centro

Hirune Pellejero, directora de San Fermin Ikastola, subraya que llevan más de cinco años trabajando en esta transformación. “La inquietud por mejorar nuestro sistema educativo, por arriesgar y ser innovadoras es algo que va en el ADN de las ikastolas, y veíamos necesario, tanto por parte de los y las profesionales como por parte de los padres y madres, que son parte esencial de la misma, que había que transformar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Antes, el currículum era el objetivo, una enseñanza basada en adquirir conocimientos, de ahí pasamos a trabajar por competencias; y procurábamos insertar en ese objetivo unos valores determinantes. Ahora le hemos dado la vuelta: hemos definido qué características queremos ayudar a desarrollar en las personas, qué valores nos gustaría que tuvieran para crear una sociedad mejor; y el contenido curricular-competencial va insertado en la trayectoria que marcamos hacia ese objetivo”. 

La primera reflexión, por tanto, fue definir qué valores básicos deberían adquirir los alumnos y las alumnas “en base a las características que hemos identificado que tendrá el mundo”; después, tratar de diseñar unas experiencias de aprendizaje que permitiesen la adquisición de los mismos; y, a partir de ahí, crear los materiales y contenidos necesarios para llevarlo al aula. “Para crear todo esto, liberamos a un grupo de profesores y profesoras que se ha dedicado exclusivamente al proyecto transformativo Gugan 2030”. Se trata de un proyecto en constante cambio, ya que será la propia experiencia la que guiará la transformación; pero las bases ya están establecidas. Para certificar la calidad del proyecto y la consecución de los objetivos marcados, la Ikastola San Fermin ha optado por una evaluación externa que realizarán la Universidad de Mondragón y Reimagine Education. “Estos últimos, en esta primera fase, están evaluando el proyecto en su fase de adaptación al aula, esto es, en qué medida se ha logrado llevar a las aulas aquello que hemos pensado y diseñado”. 

Se trata de una transformación que parte de la pedagogía de la confianza, una pedagogía que pone en el centro al alumno, ofreciendo un acompañamiento que fomente la confianza en sí mismo y sus capacidades y que lleva instaurada en Ikastola más de 10 años. La transformación ya está en marcha.