Se superan por primera vez en Navarra las 2.000 denuncias de violencia machista en un año. ¿Qué análisis hace?

La cifra, en primer lugar, es inasumible, y eso es también sinónimo de que estamos detectando ese mayor nivel de violencia. Por ello, el hecho de que se esté incrementando el porcentaje de denuncias también está relacionado con el hecho de que se estén visibilizando y poniendo en conocimiento del sistema policial más situaciones de violencia. Me parece que ese análisis es imprescindible. Nadie, a día de hoy, puede decir que haya más violencia, si sale a la luz el iceberg, lo que podemos decir es que hay más denuncias. Y la denuncia favorece para que se pueda actuar y atender a esa víctima, pero la denuncia no es para todas las mujeres. Esa parte es positiva en el sentido de que ahora se visibiliza y antes no, pero no queremos estas cifras. Nos preocupan todas las violencias relacionadas con lo digital y desde luego el incremento de la violencia sexual no la podemos desmerecer. Se detecta un incremento en las mujeres más jóvenes y hay que atenderlo, pero los números no lo dicen todo.

¿Una legislación reciente como la Ley del solo sí es sí explica por sí sola tal incremento en materia de violencia sexual?

Hay una doble visión. La legislación nueva y reciente pone en el foco la violencia sexual y es una herramienta de sensibilización para la población. También la ley incluye que dentro de la violencia sexual haya gravedades y tipos de violencia que son muy variables, de muy distinta casuística. Al poner el foco en una violencia en concreto, siempre vamos a detectar más casos. Pero será la investigación de esas denuncias la que nos pueda ofrecer buenos datos, sin analizarlo a fondo no podemos ser concluyentes. Está claro que las mujeres jóvenes están más expuestas a la violencia sexual, pero a su vez están mucho más concienciadas y sensibilizadas con la misma.

El centro de atención integral a víctimas de violencia sexual es un gran paso.

Va a provocar un avance en cuanto a que va a suponer una mayor especialización de un recurso en concreto. Pero, por suerte, en Navarra ya contamos con los Equipos de Atención integral a Víctimas (EAIV), y otros recursos como la Oficina de Atención a Víctimas que cubrían este ámbito. Quiero decir, que teníamos una extensa red en la que ahora incluimos un recurso más especializado que va a quitar, si se me permite la expresión, carga de trabajo y tarea al resto. Nos da un salto cualitativo en la atención.

¿En qué campos le gustaría que se ampliara la protección?

En cuanto a la violencia digital estamos detectando bastantes casos y llevamos tiempo trabajando con los cuerpos policiales para poder desglosar los datos concretos de violencia digital dentro de todo lo que se denuncia. La pornovenganza es un fenómeno relativamente reciente y el uso de la Inteligencia Artificial es tan nuevo que vamos conociendo tipologías de delitos casi a tiempo real. La ley permite que se persigan estos delitos como coacciones, acoso, delitos contra la intimidad, pero es importante la especialización y la formación.

¿Cómo se trabaja con las más jóvenes estas cuestiones?

Tienen una mayor exposición tanto a la violencia sexual como a fenómenos derivados del acceso temprano a las tecnologías, y gran parte de esa violencia se da en ese contexto digital. Debemos avanzar e insistir en educación afectivo sexual y en concienciar sobre la pornografía, que puede ser un formato que se convierta en una escuela de violencia sexual. Pero las mujeres más jóvenes también tienen más recursos y más conocimiento para identificar la violencia sexual, han bebido de las campañas públicas y debemos enfocarnos en ellas y en los chavales, donde hay mucho que hacer.

Queda la preocupación de si a pesar de que se visibilizan más casos, quedan ocultos los más graves.

Es cierto que visibilizar la violencia en algunos ámbitos o llegar a territorios más dispersos es una cuestión en la que se tarda. Seguimos sin llegar a todas las mujeres y así se demuestra cuando muchas de las víctimas mortales no teníamos conocimiento de las situaciones que vivían. La desigualdad en general, la dificultad socioeconómica o los problemas de salud mental tienen impacto en las casuísticas de violencia y agravan las situaciones. Es esencial la labor de coordinación y análisis de todo el sistema para detectar esos procesos largos de violencia, que son complejos, o esos otros casos en los que hay una dificultad en la coordinación entre la Justicia y los lugares de atención, o en los que una mujer ve absuelto a su agresor y vuelve a una situación de precariedad. Es muy difícil llegar a una cifra cero de violencia. Pero me gustaría muchísimo que no tuviéramos ninguna agresión grave y que pudiéramos atender a mujeres desde la primera detección y poder acompañarlas y acogerlas.