El Hospital Universitario de Navarra (HUN) puso en marcha en 2014 la Unidad de Caídas dentro del servicio de Geriatría, una consulta pionera que atiende a dos tipos de pacientes: personas mayores que se han caído y que necesitan una rehabilitación y personas que aunque no hayan sufrido una caída tienen un riesgo muy alto de padecer una. Al cabo del año pasan por ella 300 pacientes, entre nuevos (unos 40) y revisiones (alrededor de 250).

Esta consulta se implantó hace diez años para tratar una patología “infradiagnosticada e infravalorada” porque “muchas veces las caídas se asumen como algo inherente a la vejez”, señala el responsable de la Unidad de Caídas, Álvaro Casas. Sin embargo, caerse al caminar no es algo “normal”, ni siquiera entre las personas mayores: “No podemos normalizar que alguien se caiga cinco veces en un mes por muy mayor que sea”.

Según detalla Casas, la gente toma conciencia de la repercusión de las caídas cuando hay una consecuencia grave. “Si no hay una rotura de cadera o un sangrado fuerte la gente suele quitarle importancia a las caídas”, insiste el geriatra, que apunta que cuando son de repetición, no son un aspecto normal del proceso de envejecimiento. “Siempre subyace algún problema, por lo que se debe consultar con el médico, aunque la caída no haya producido lesiones”.

Una consulta efectiva

Los pacientes que llegan a la consulta de caídas –el grueso derivados desde Atención Primaria– tras haber sufrido una presentan “daño cognitivo, físico o ambos”. “Las caídas tienen muchas consecuencias graves y está demostrado que una unidad bien montada evita una caída por cada 10 pacientes que tratas, es una efectividad muy alta”, señala Casas, que incide en la necesidad de atajarlas antes de que ocurran: “Recomendamos a las personas que sientan miedo a caerse al andar o que se noten inestables que consulten con su médico de cabecera para prevenir cuanto antes”.

Una vez en la consulta, los profesionales hacen una valoración funcional, cognitiva y social del paciente y junto a la Unidad de Farmacia abordan el riesgo que le pueden suponer los medicamentos que toma. “Después la intervención se hace en base a esa valoración y tiene tres pilares: el ejercicio físico, que es fundamental, la revisión de los fármacos y la identificación y tratamiento de otras posibles patologías que sufra”, explica el jefe de la unidad.