Las caídas accidentales son la primera causa de muerte no natural en Navarra, superando con creces a los suicidios y a los accidentes de tráfico. De hecho, solo los fallecidos por caídas en la Comunidad Foral en el primer semestre de 2023 (63) fueron más que las personas que se quitaron la vida a lo largo de todo el año (61) o que las víctimas de tráfico (16).

En 2022, según los últimos datos del INE, 91 personas fallecieron por caídas accidentales y en los últimos cuatro años se han superado las 90 víctimas anuales, el doble de las que se registraban hace dos décadas.

El incremento de estos eventos es una consecuencia del paulatino envejecimiento de la población y del alargamiento de la esperanza de vida –Navarra ostenta la segunda más alta del Estado, con 84,3 años–, ya que el 84% de los casos se producen en personas mayores de 65 años.

Según un estudio de Salud Pública, en los últimos años se registran una media de 85 muertes por caídas accidentales en mayores de 65 años, el doble que las notificadas entre 2002 y 2006 (39). No obstante, este es un incremento lógico teniendo en cuenta el contexto demográfico: hace 20 años los mayores de 65 eran el 17% de la población y actualmente ya suponen el 20% y las proyecciones que hace el INE prevén que en 2037 asciendan al 25% de la población de Navarra.

Así, cuantas más personas en esta franja de edad, mayor número de caídas, porque las personas mayores van acumulando enfermedades crónicas y aumentando el consumo de fármacos, lo que incrementa el riesgo de sufrir estos accidentes.

“No hay una única causa de las caídas accidentales, hay muchas: alteraciones de la visión, de la marcha, la osteoporosis, el deterioro cognitivo, la demencia o el consumo de algunos fármacos que afectan al equilibrio. Luego también hay otros factores externos como el tipo de zapatillas que se usen o las barreras arquitectónicas”, explica Nicolás Martínez Velilla, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Navarra (HUN), investigador de Navarrabiomed y director científico de IdiSNA, que detalla que en las personas mayores que arrastran varias patologías surge lo que los profesionales llaman “fragilidad”.

Esa fragilidad, detalla Martínez Velilla, está detrás de muchas de las caídas, de hecho, se estima que “un tercio de los mayores de 65 años se caen al menos una vez al año”, pero las cifras concretas son muy difíciles de cuantificar.

En este sentido, enuncia la definición médica de caída accidental: “Es el evento caracterizado por la pérdida de estabilidad postural por un desplazamiento del centro-gravedad a un nivel inferior, generalmente el suelo, sin una previa pérdida de conocimiento, ocurriendo de una manera no intencional”. Es decir, se descartan caídas provocadas por ictus, epilepsia o eventos cardiovasculares.

Las posibles causas de una caída son extensas, pero el geriatra destaca tres por encima del resto: la osteoporosis, la artritis y los fármacos. Los dos primeros por motivos evidentes: dificultan el paso e incrementan la fragilidad al caminar; y el segundo, porque hay muchos medicamentos que alteran el equilibrio.

Pero además, el hecho de tener osteoporosis aumenta de forma sustancial el riesgo de sufrir una rotura ósea –la de cadera es la más habitual– y algunos fármacos, como los anticoagulantes, pueden suponer un riesgo añadido en caso de caída: “Las arritmias en personas mayores nos obligan a usar medicación para evitar ictus. Estos fármacos hacen muy bien su función para prevenir trombos, pero ante una caída existe un altísimo riesgo de sufrir una fuerte hemorragia”.

Las caídas están detrás de una de cada tres muertes por causas externas –las que no son producidas por una enfermedad– que se registran en Navarra. Pero se trata de un dato que infravalora el impacto real de estos eventos, especialmente entre las personas mayores.

“A parte de los fallecimientos, muchas caídas tienen como consecuencia la discapacidad o una gran dependencia, que deteriora al paciente y que acaba produciendo la muerte tiempo después, pero ya no se contabiliza como fallecimiento por caída”, detalla Martínez Velilla.

Unidad de Caídas

Quienes fallecen como consecuencia de una caída generalmente lo hacen por haber recibido un gran golpe en la cabeza, produciendo una fuerte hemorragia. Pero también son habituales –entre quienes sobreviven– las roturas de muñeca y de cadera. Para atender y hacer un seguimiento a estas personas se puso en marcha en 2014 la Unidad de Caídas del servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Navarra (HUN), una consulta que acoge a pacientes que han sufrido caídas y a otros que tienen riesgo de padecerla. 

Además, los profesionales estudian de manera pormenorizada la situación del paciente porque es fundamental atajar la causa de las caídas. “En las mujeres es habitual la rotura de las muñecas tras una caída y muchas veces eso nos avisa de que padece osteoporosis. Detrás de los ancianos siempre hay que buscar algo más, porque es probable que se caigan por una patología de base no diagnosticada”, señala el jefe de Geriatría.

La Unidad de Caídas atiende a una media de 300 pacientes al año, entre nuevos y revisiones, y su objetivo es “adelantarnos a que se produzcan las caídas, haciendo una evaluación multifactorial y elaborando programas específicos de rehabilitación y ejercicio para tratar de prevenirlas”.