La Conferencia Episcopal sigue escribiendo los renglones torcidos. Ahora, el diario El País ha desvelado la integridad del listado de 806 víctimas menores de edad que son reconocidas como abusados en el informe Para dar luz, que se hizo público solo con datos generales en diciembre.

En dicho documento, en el que constan solo 12 casos en Navarra, siendo de ellos dos no probados, se obvian incluso la docena de denuncias que abarcan la etapa del pederasta José San Julián al frente del colegio diocesano El Puy de Estella, en la década de los 60 y los 70. San Julián fue el fundador y primer director del centro. En dicho listado, dentro de los doce casos, sí que hay una referencia a un asunto que ocurrió en el colegio estellés. Pero no lo computan, no lo consideran probado, pese a que incluso se instruyeron diligencias penales y diligencias civiles ante la policía gubernativa de entonces. San Julián falleció hace tres década y se archivaron las causas. Así, sin más. Ahora, el informe de la Conferencia Episcopal no hace ni mención a más casos, pese a que el Arzobispado de Pamplona y Tudela afirma que envió toda la información recogida en su diócesis a la sede central.

Lo que es creíble y lo que no lo es

El hecho de que el documento que manejan los obispos haga distinción entre las denuncias que merecen credibilidad y las que no es algo absolutamente inclasificable y de nueva catalogación. Las víctimas sospechan con razón que dicho informe puede servir de base a la hora de que se concedan indemnizaciones por parte de la Conferencia Episcopal, que hace tan solo diez días empezó las negociaciones para un supuesto proceso reparador.

Uno de los indignados como pocos es José Luis Pérez, vecino de Beriáin, el pionero de las denuncias de abusos en la Iglesia navarra, después de que en 2019 diera el paso de hacerlos públicos indignado por la respuesta del arzobispo Francisco Pérez le ofreció al entregarle una carta póstuma de su hermano fallecido en la que le escribió que había sufrido abusos en el colegio de los Padres Reparadores de Puente la Reina por parte del responsable de la enfermería. Entonces comprobó que los dos habían pasado por el mismo calvario y decidió que aquello no podía quedar así. José Luis califica de "indignante y patético" el comportamiento de la Iglesia, "pero por desgracia es algo que no me sorprende nada. Sabemos desde hace años con quien estamos tratando. Nadie tiene el valor de ponerse enfrente, ni de levantar un teléfono y acercarse a ti".

José Luis afirma que aun así "me quedan todas las ganas para seguir adelante, pero es evidente que hay un desgaste profundo y esto ha tenido consecuencias a todos los niveles y sobre todo en mi salud. La intención es llegar hasta el final. Estoy muy orgulloso y satisfecho de haber abierto esa puerta grande y la pena es no haberla abierto 10 o 15 años antes. Me gustaría un reconocimiento total de la Iglesia y de las congregaciones, que no se nos trate como mentirosos y peseteros, sino como unos niños inocentes a los que dejaron en un lugar para cuidar y educar y que cuatro depravados nos destrozaron la vida. La Iglesia tiene que reconocer que eso ocurrió y pedir perdón. A partir de ahora, Dios los juzgará". Ninguna de la media docena de denuncias de los Reparadores en Puente son recogidas en el informe eclesiástico.

El estellés Jesús Zudaire secundó a José Luis en sus denuncias. Fue el primero en exponer los abusos y malos tratos cometidos por el primer director del colegio El Puy. Su nombre tampoco aparece en el informe de la Conferencia Episcopal. Zudaire, presidente de la Asociación de Víctimas de Abusos (AVA) de Navarra, ha sido reconocido al igual que José Luis por la comisión de reconocimiento a víctimas creada entre expertos por el Gobierno foral para el abordaje de estos casos y la entrega de unos diplomas alusivos después de una investigación.

El de Estella estuvo reunido incluso con la cúpula de los obispos hace diez días en Madrid y tras la publicación del listado siente una rabia que no esconde. "Creo que en este caso el término revictimización ni siquiera nos hace honor a lo que estamos pasando. Esto es matarte en vida. El propio Argüello me dijo, palabras textuales, que se va a reconocer a todas las víctimas y que se les va a reparar de manera íntegra. Que ahora salga a la luz esto es matarte en vida. Vamos a seguir luchando con las fuerzas que nos queden. No queremos que se salgan con la suya y que nos dejen incluso como mentirosos, porque nos están tratando como tales, y queremos que digan la verdad y haya claridad, transparencia y reparación".

Zudaire, en el centro de la imagen en segundo plano, en la reunión con otras víctimas y la Conferencia Episcopal hace escasos días.