Nos hemos saltado hablar de sexualidad con nuestros hijos y ahora tenemos que hablar de que ven porno en clase”, decía una madre de un colegio de Pamplona por Whatsapp a principios del presente curso. Es tan solo un ejemplo de las posibilidades ilimitadas que tienen los menores en un dispositivo con acceso libre a Internet y contra las que cada vez más padres luchan en Navarra. La Asociación Adolescencia Libre de Móviles, a la que apoyan cerca de 3.000 familias, llevó a cabo ayer unas jornadas que reunió a 280 padres y madres, 20 educadores y 10 pediatras.

“Nos preocupa que la edad media del primer móvil sea 11 años, nos preocupa que el 40% de los adolescentes lo lleve a clase todos los días, que el 6,3% los usen durante las clases para fines no docentes, que el 12,5% haya enviado mensajes de contenido erótico-sexual...”, denunció la presidenta de la asociación, Susana Heredia. Aunque dar visibilidad a estos datos “pueda parecer antitecnología”, la presidente aclaró que “sabemos que no es el enemigo, pero cómo no vamos a tener miedo si por usar el móvil nuestros hijos pueden desarrollar trastornos de alimentación, autolesionarse o tener ideaciones suicidas”. Reflejó así la preocupación de un gran grupo de familias que “está dispuesto a actuar y formarse” y que aboga por retrasar la edad de entrega del primer móvil “todo lo posible”. 

Heredia señaló que las familias tienen que tomar las riendas para enfrentar la “contraeducación que reciben en la red” y el primer paso es “no caer en la falsa seguridad de que los controles parentales funcionan, ya que ellos mismos aprenden en Internet cómo sortearlos”. También reclamó actuar desde el compromiso de todo el conjunto de familias, seguido por exigir al Gobierno verificadores de edad eficaces, así como a las grandes tecnológicas, que bloqueen contenidos y permitan denunciarlos. 

Consecuencias del abuso 

Internet ofrece muchas herramientas útiles en cuanto a comunicación, cultura o el desarrollo de distintas aficiones, pero los adolescentes no están preparados para afrontar los peligros que puede implicar, principalmente, porque no son conscientes de ellos. La psicóloga y mediadora de los puntos de encuentros familiares en Navarra, Irene Carrasco, criticó ayer que “no esté registrado por la OMS la adicción a Internet, a las redes sociales o al móvil como un trastorno”, cuando es capaz de causar decenas de otros trastornos. 

Público durante las charlas Unai Beroiz

Unas de las consecuencias más olvidadas son el freno que supone el abuso de Internet para el desarrollo cerebral, que puede llegar a provocar lo denominado “demencia digital, con los efectos de una lesión”. Además de déficit visual, puede provocar dificultades a nivel relacional, apatía social, problemas de sueño, sedentarismo, síndrome de abstinencia, ansiedad o depresión. En esta línea, la psicóloga señaló que el uso problemático de las redes sociales, en las que exponen su vida, les lleva a compararse y merma su autoestima.

 “No hay que esperar a que lleguen al extremo para atajar el problema, hay que estar pendientes siempre”, se dirigió Carrasco a los asistentes a quienes advirtió de que “los padres tienen la responsabilidad de gestionar la privacidad de sus hijos hasta cierta edad y tienen que tener cuidado con lo que publican de ellos”. Del mismo modo, son los primeros que tienen que dar ejemplo y no emplear el móvil como “chupete emocional” para que se calmen o se distraigan. “Les enseñamos que el móvil es como un ansiolítico para gestionar sus emociones”, denunció. Tal es la gravedad de la adicción al smartphone que desarrollan nuevos trastornos como el miedo a perderse planes, terror a atender llamadas o deseo de sacarse fotos de manera constante y publicarlas. 

De la misma manera que surgen nuevos síndromes, aparecen nuevos peligros a los que ni adolescentes ni padres saben cómo enfrentarse. La inspectora de Policía Nacional, Imelda Rey, señaló que “uno de cada cinco delitos se comete online”. Internet ofrece “todas las herramientas para hacer daño” y a diferencia del acoso escolar, el ciberbullying “lo ve más gente, perdura en el tiempo y se pierde el control del contenido”. 

Además de los posibles chantajes o extorsiones que les pueden ejercer a quienes manden contenido sexual por la red, existen delitos como el grooming, en el que adultos se hacen pasar por adolescentes para conseguir material sexual e incluso para quedar con ellos. En estos casos, Rey defendió que “no hay que juzgar a los menores, son víctimas. Hay que acompañarles y ayudarles”. Una ayuda que los adolescentes necesitan aunque no sean conscientes y cuyos padres deben “formarse y comprometerse” para que puedan disfrutar de los beneficios de Internet sin tener que pagar las malas consecuencias. 

“El uso problemático de los teléfonos multiplica la ansiedad y depresión”

Un mal uso y abuso de Internet también está relacionado con problemas de salud mental entre los y las adolescentes, como recordó Miguel Ángel Martínez- González, médico y catedrático de la Universidad de Navarra. El doctor se basó en un estudio que establece que el “uso problemático del teléfono móvil multiplica por 3,17 veces la depresión, por más de 3 la ansiedad y 2,6 veces los trastornos del sueño”.

En esta línea, Martínez- González también hizo referencia a otro estudio realizado en Estados Unidos, donde apuntó que “la mortalidad entre los jóvenes de 1 a 19 años está aumentando a causa del suicidio, una realidad estigmatizada”. Asimismo, añadió que debajo de cada suicidio se calculan entre 20 y 25 intentos. Además, en el caso de escolares estadounidenses de entre 14 y 18 años, el doctor remarcó que el 24% de las chicas y el 12% de los chicos tenían hecho un plan de suicido el año pasado, mientras que l0% del total de jóvenes ya habían intentado suicidarse. 

El Colegio Luis Amigó acogió las jornadas de la Asociación Libre de Móviles Unai Beroiz

Mientras, en una investigación realizado en el Estado, el doctor apuntó que el 41,3% de los universitarios había tenido algún criterio para diagnosticarles al menos una enfermedad mental, y más del 35% lo habían tenido en el último año. Otro informe, en este caso noruego, concluye que en jóvenes de entre 14 y 17 años la proporción de autolesiones se multiplica casi por tres veces si pasan tres o más horas al día en redes sociales. Unos problemas de salud mental que están afectado en especial a la Generación Z, aquellos que “han llegado a la adolescencia con un teléfono” y donde, según doctor, los menores de 18 no deberían tener un teléfono móvil con conexión a Internet.

“El consumo precoz y asiduo de porno se relaciona con mayor agresividad” 

Internet ha hecho más accesible la pornografía a los y las adolescentes navarros, un contenido que es posible consumir a través de una búsqueda “anónima e inmediata”. Así lo alertó la doctora Renata Elizalde, ginecóloga y obstetra en el Hospital Universitario de Navarra, quien recordó que el hecho de que las generaciones actuales hayan “nacido con un fácil acceso al porno mainstream no hace que sepan todo lo que deberían saber para vivir la sexualidad de forma sana, responsable, consensuada, deseada, placentera y planificada. De hecho significa lo contrario”, remarcó la doctora.

Elizalde recordó numerosos estudios que concluyen que “la pornografía está influyendo en las prácticas sexuales de la juventud”, donde según un informe de 2020 de Save The Children el 54,1% cree que el porno da ideas para sus propias experiencias sexuales y el 54,9% le gustaría poner en práctica lo que ha visto. “Nuestra juventud, que ha crecido con una Ley de Igualdad pionera, está reproduciendo comportamientos más machistas y desiguales en sus relaciones de pareja que su anterior generación”.

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En este sentido, añadió que “expertos que tratan con personas menores y jóvenes relacionan el consumo precoz, asiduo y prolongado con un comportamiento agresivo con chicas o mujeres adultas”.

Y es por eso que Elizalde hizo hincapié en ayudar a los jóvenes a diferenciar entre la ficción que supone la pornografía y la realidad del sexo. Como profesional de la salud, Elizalde apuntó que su “responsabilidad es desmentir y cuestionar el porno y separarlo de una sexualidad sana” en la que, entre otras cosas, se empleen métodos anticonceptivos que prevengan del contagio de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), una realidad en aumento entre adolescentes que se está convirtiendo en un “problema importante de salud pública, tanto por su magnitud como por sus complicaciones y secuelas, como la esterilidad”.