Navarra es “una sociedad diversa, siempre dispuesta a pelear por la equidad y el reparto justo”, así definió a la Comunidad Foral la consejera de Derechos Sociales, Economía Social y Empleo, Carmen Maeztu, durante la recepción del pasado lunes de 27 de los 93 niños y niñas saharauis que van a pasar el verano en Navarra. Una tierra que los recibe con los brazos abiertos durante estos dos meses en los que, gracias a la solidaridad de decenas de familias navarras, van a poder escapar de las altas temperaturas del Sahara Occidental en sus casas.

Sin embargo, la sociedad navarra no solo ha mostrado su apoyo con el pueblo saharaui, sino también con el ucraniano. Un año más, las asociaciones Chernobil Elkartea y Segunda Familia han permitido la llegada de medio centenar de menores procedentes de aldeas cercanas a la central nuclear de Chernobil, veinte a través de la primera asociación y treinta con la segunda.

El objetivo es que estos niñas y niñas puedan disfrutar de un verano en Navarra alejados de la radiación con la que conviven día a día. Y, una vez más, gracias al apoyo desinteresado de las familias acogedoras.

Los programas

Los 93 niños y niñas saharauis llegaron a Navarra el pasado 3 de julio, y hasta el próximo el 3 de septiembre, a través del programa Vacaciones en Paz que organizan la Asociación Navarra de Amigos del Sahara (ANAS) y la Delegación Saharaui en Navarra. Esta iniciativa permite que los menores de entre 9 y 12 años disfruten de dos meses del verano en casas de acogida distribuidas por todo el Estado.

En el caso de los menores ucranianos, el Gobierno de su país les permite pasar un total de 90 días al año fuera de Ucrania en calidad de niños acogidos hasta los 16 años, momento en el que se les considera adultos. Las asociaciones saharauis y ucranianas han hecho llamamientos ante la falta de familias para acoger a estos menores.