Leyre Ruiz, enfermera navarra que fue casa por casa en Sedaví y Catarroja: "Hay pacientes crónicos que llevan una semana sin su medicación"
Esta vecina de Cizur Menor relata las necesidades y las carencias que sufren los vecinos de dos de las localidades más afectadas por la DANA
En la localidad valenciana de Sedaví el centro de salud está ahora ubicado en el interior de un instituto y en Catarroja, en una universidad. Los profesionales intentan atender a los vecinos de la mejor manera que pueden pese a las dificultades de organización existentes en medio de una catástrofe de esta magnitud.
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Muchas atenciones las hacen desde la improvisación y van cubriendo las necesidades que se van encontrando a su paso gracias también a la llegada de miles de sanitarios voluntarios.
Una de ellas es la enfermera navarra Leyre Ruiz Pacheco, que se puso en contacto con el coordinador del centro de salud de Sedaví para ir a echar una mano. "Me dijo que necesitaban enfermeras, así que el miércoles nos fuimos para allí", relata esta vecina de Cizur Menor de 25 años, que junto a otras dos compañeras fueron de casa en casa atendiendo principalmente a pacientes crónicos y personas mayores.
"Dimos atención domiciliaria, sobre todo a personas que tienen problemas para desplazarse hasta el centro de salud. Hicimos varias curas de úlceras, de pié diabético, atendimos a una chica con un esguince de rodilla... Es muy importante mantener esta atención porque el parón de estos días por la DANA ha empeorado la salud de muchas personas. Hay pacientes crónicos que llevan una semana sin recibir asistencia, una mujer nos gritó desde una ventana que llevaba 5 días sin medicación. La situación es complicada", comenta.
Tras acudir a varios domicilios, desde le centro de salud les dijeron que ya no tenían que hacer mas atenciones, así que Leyre y sus compañeras, Sara Coll y Ana Isabel Blaya, pusieron rumbo a Catarroja, donde se encontraba el novio de Leyre, Daniel Payan, médico que también había acudido como voluntario.
"Aunque son dos pueblos que están cerca nos costó llegar muchísimo porque todos los accesos están colapsados, pero por fin llegamos y nos pusimos a atender a personas un poco de manera improvisada", señala la joven, que recalca el descontrol existente para organizarse: "Los centros de salud ahora están en universidades e institutos y falta material, es todo mucho más precario que de normal. Antes de ir ya nos dijeron que llevásemos todo lo que pudiesemos: guantes, mascarillas, pulsiómetro, oxímetro, etc.".
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Leyre Sara y Ana acompañaron a Daniel en su ruta de atención domiciliaria, pero por el camino les iban surgiendo situaciones de personas que requerían su ayuda. "Nada más llegar tuvimos que atender a un hombre que estaba mareado. Le había dado un ataque de ansiedad y se tomó un ansiolítico que le había dejado un poco mareado. La verdad es que en las labores de limpieza hay mucha gente que se hace heridas y el riesgo de infección es muy alto", apunta Leyre, que tras una dura jornada de voluntariado regresó con sus compañeras y su novio a Alicante, donde se encuentra haciendo la residencia en la especialidad de Enfermería Pediátrica.
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