En la parroquia de San Blas de Burlada, en 1984, un grupo de jóvenes quiso dar respuesta a las demandas sociales que formaban parte de la localidad. En aquel momento, era una parroquia con un fuerte compromiso social y de carácter progresista que, gracias a estos jóvenes, trató de solucionar los problemas de los jóvenes de aquellos años. Tras un inicio complicado, los jóvenes reunidos en aquella iglesia dieron con una de las claves que ha acompañado a la fundación hasta ahora: educar en prevención. Un año más tarde, se consagraron como Asociación Haritz Berri y el Gobierno de Navarra les cedió parte de las instalaciones del pueblo de Ilundain, que estaba “medio abandonado”. En 2001, la asociación se convirtió en Fundación Ilundain Haritz Berri, y su labor social en Navarra se ha convertido en imprescindible. Esta semana celebran el 40 aniversario con orgullo, recordando todos los años de trabajo y posterior éxito que han conseguido.

 La Fundación nació con la vocación de convertirse en un centro educativo desde el que atender a jóvenes en situación de riesgo de exclusión social. Ellos mismos se denominan como “una entidad social sin ánimo de lucro, cuya principal misión es acompañar a jóvenes en situación de vulnerabilidad, generando nuevas oportunidades que favorezcan su inclusión social, laboral y comunitaria”. En estos 40 años, han ayudado a más de 5.300 jóvenes que han pasado por los diferentes programas de Ilundain, además de haber atendido a unas 245.000 personas en todos los proyectos realizados a los largo de estas últimas cuatro décadas. “Nosotros hemos construido toda una maquinaria de programas que se han ido implementando con el tiempo. Son programas que dan respuestas a las demandas sociales de Navarra”, señala Patxi San Martín, gerente. La Fundación Ilundain consta de cinco programas principales, los cuales se complementan y unen a la vez que se adaptan a las nuevas necesidades de las demandas sociales de Navarra. Esta constituida como la única Escuela de Segunda Oportunidad de Navarra, que forma y capacita a los jóvenes que no pudieron finalizar sus estudios anteriormente. Esa formación va dirigida hacia un futuro laboral, en la que se implementan métodos de trabajo que combinan la teoría y la práctica para poder coger experiencia y acercar a los jóvenes a una posible reintegración social y laboral. ”Nuestros tres principales sectores son la jardinería, carpintería y la albañilería, que se han desarrollado desde los inicios de la fundación. Partimos con certificados básicos pero vamos ampliando nuestras especialidades: Limpieza, carnicería, hostelería, pescadería, soldadura, climatización... Tenemos diferentes opciones”, señala San Martín. 

Además de estos programas formativos, la Fundación realiza programas de capacitación de empleo, de orientación laboral, programas de residencia con pisos tutelados y de emancipación, empresa propia de inserción laboral, etc. Y todo esto, en constante evolución y adaptación para dar una formación adecuada y veraz a los jóvenes. “Para nosotros es fácil adaptarnos porque estamos con ellos día a día. Es una cuestión de confianza. Nosotros confiamos en ellos, y ellos en nosotros. La adolescencia es un periodo conflictivo, en todos los jóvenes, y por ello tratamos de ayudar a estas personas a que encuentren su lugar en la sociedad y en el mercado laboral”, explica Ángel Pardo, director de la Escuela Segunda Oportunidad.

Por y para los jóvenes Ilundain es trabajo y comprensión.

Significa mantener una atención diaria a pie de calle y adelantarse a las necesidades de la gente”, subraya Miguel Pérez, director de los planes de orientación laboral de Ilundain. “Aquí tenemos muchos profesionales. Damos formaciones para que la gente pueda trabajar en un futuro. Los jóvenes se enganchan a nuestros programas cuando ven que lo que les decimos que va a pasar pasa. Es ahí cuando surge algo mágico. No es fácil que alguien confíe en un plan trayendo la mochila que trae”, recalca Leticia Romeo, directora de los programas de capacitación de empleo. 

Las demandas sociales cambian. Estos últimos años ha aparecido el tema migratorio y es un perfil abundante en Ilundain. Por eso, nuestros programas han cambiado. Sin embargo, hay otros que se quedan para siempre: los valores”, apunta San Martín. “Lamentablemente, viendo el panorama social y político, parece que Ilundain va a seguir siendo importante y va a seguir creciendo. Ojalá no tuviéramos que existir y estos problemas sociales no se dieran en nuestras calles”, concluye Ángel Pardo

Durante estos 40 años, la fundación ha contribuido a que miles de jóvenes puedan tener una segunda oportunidad. Y lo que es más importante. Tratan todos los días de eliminar ese estigma social que se le da a los jóvenes que no han tenido facilidades. Hoy, la fundación celebra su cumpleaños en Mutilva, y coge fuerzas para seguir trabajando por una sociedad más igualitaria.