La prevalencia de obesidad en Navarra se sitúa en un 15,9% en hombres y en un 12% en mujeres. Las personas con obesidad recurren habitualmente a la cirugía bariátrica, que aunque existen de varios tipos, la más habitual consiste en la reducción del estomago para que la persona que ingiere los alimentos encuentre la satisfacción antes, y así coma menos. 

El índice de obesidad en los navarros y navarras mayores de edad, el 14%, se sitúa bajo la media española, que se asienta en un 16%. De hecho, desde 2021, Navarra ocupa el lugar más bajo entre las Comunidades Autónomas, seguida de Madrid y Aragón. Sin embargo, el exceso de peso en la población mayor de edad de Navarra marca casi un 50%, un 59,8% en los hombres mayores a 15 años, y 35,6% en mujeres

El índice de exceso de peso registra la unión de las patologías de sobrepeso y obesidad. Estos parámetros se calculan mediante el Índice de Masa Corporal (IMC) que se calcula mediante las variables de la estatura en centímetros y la masa. Cuando el resultado del IMC resulta menor a 25, la persona se encuentra en su peso adecuado. Si se encuentra entre 25 y 30, padecería sobrepeso, y si superase el 30, registraría indicios de obesidad. Aunque varios expertos rechazan el IMC como sistema de detección de estas patologías, sigue siendo el mecanismo habitual para determinar este tipo de trastornos.

En cuanto a la obesidad infantil, el rango de edad entre los 6 y los 9 años de edad es el que mayor índice de obesidad registra en Navarra, en un 13,8%. En cuanto a las mujeres que oscilan en ese rango de edad, Doneztebe / Santesteban registra el porcentaje más elevado, con casi un 41%. En hombres, Allo se sitúa a la cabeza, en un 37,2% de los niños de entre 6 y 9 años con exceso de peso en la localidad. En ambos géneros, el barrio de Iturrama se sitúa a la cola del ranking, con un 18%.

Uno de los factores influyentes en la tasa de exceso de peso es la educación. Según un estudio del Observatorio de Salud Comunitaria de Navarra, la obesidad y el sobrepeso es más alto entre las personas con un menor nivel de estudios. El grupo de Educación Secundaria o inferior presenta un exceso de peso del 59,7%, mientras que en la Educación post-Secundaria es del 41,6%, y en la Educación Superior del 37,4%. En cuanto a los registros de estas patologías por rango de edad, las personas de 65 años o más registran los niveles más altos, en un 60,4%. Asimismo, el grupo de edad de entre 18 y 35 años se sitúa en el escalón más bajo, en un 27,4%.

Territorialmente, el Eje del Ebro, que ocupa la Ribera y la Ribera Baja, registra el mayor porcentaje de personas con exceso de peso en un 54,1%. En sentido contrario, la zona territorial que más obesidad registra es el Área Central, que recoge el permímetro que ocupa Pamplona y su comarca, con un 14,7%. 

“Tratamos de eliminar la palabra ‘dieta’ de nuestro vocabulario”

Ainhoa Garde y Elena Martín trabajan desde hace 4 años en el Área de Obesidad de la Clínica Universitaria de Navarra. Todos los días conviven y trabajan con pacientes que padecen obesidad.

“Lejos de lo que se pueda pensar en la sociedad, el paciente que viene aquí sufre una patología crónica, y a veces lo entendemos más como algo meramente estético”, apunta Martín. “Nuestro trabajo se centra más en hacer un acompañamiento al paciente, no es un ‘vienes y te opero’. Intentamos que el paciente realice un cambio en el estilo de vida de manera multidisciplinar”, añade. Garde, subraya lo que relata su compañera. “Somos muchas las profesionales que trabajamos porque la gente cambie su estilo de vida, desde el médico endocrino hasta la nutricionista, pasando por la enfermería. Es un trabajo común de todos los que estamos aquí”. 

La desinformación es una de las realidades que comparten los pacientes que llegan al Área de Obesidad. “La mayoría de personas que nos llegan tienen una idea errónea de qué alimento es saludable y cuál no”, asegura Garde. “Muchos han intentado antes de venir aquí dietas restrictivas cargadas de mitos que no les han surgido efecto. Por eso, tratamos de eliminar la palabra ‘dieta’ de nuestro vocabulario y proponemos planes de alimentación equilibrados y flexibles, adaptados a cada paciente”, apunta la nutricionista. 

“Una de las cosas que más llama la atención entre los pacientes nuevos que nos llegan es que cada vez son más jóvenes. Eso te hace ver que el problema viene desde los primeros años de vida y que cada vez crece más a nuestro alrededor”, señala Martín. El trabajo duro y la posibilidad de cambiar la vida de las personas les enorgullece. “Sientes una alegría enorme. Además de dejar atrás muchos kilogramos, la gente vuelve a realizar actividades que hace años que no hacían, se llenan de ganas de vivir y es muy reconfortante para nosotras”, asegura la enfermera. “Muchas veces nos llaman o nos mandan fotos en el monte o haciendo deporte, y te acuerdas de cómo eran cuando trabajabas con ellos y es muy bonito”, añade Garde. El trabajo de profesionales como Ainhoa y Elena cambian vidas. Vuelven a vivir otra vez.