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LAPlab: Descifrando los secretos del lenguaje

LAPlab investiga el proceso de aprendizaje de una lengua y cómo hablar varios idiomas retrasa la aparición de enfermedades como el Alzheimer

LAPlab: Descifrando los secretos del lenguajeFreepik

 Antes incluso de nacer, el lenguaje nos rodea.  Pero, ¿cómo aprendemos a hablar? ¿Cómo es posible que, en pocos años, pasemos de simples balbuceos a construir frases complejas, expresar pensamientos abstractos y comunicarnos eficazmente? ¿Qué procesos cerebrales nos permiten desarrollar esta capacidad sin una instrucción específica? ¿Y cómo influye en este desarrollo la adquisición de más de un idioma?

Estas son algunas de las preguntas que intenta responder el Language Acquisition and Processing Lab (LAPlab) —Laboratorio de Adquisición y Procesamiento del Lenguaje —Laboratorio de Adquisición y Procesamiento del Lenguaje— de la Universidad de Deusto, inaugurado el pasado 20 de marzo. Bajo la dirección de Irene de la Cruz Pavía, investigadora de la propia universidad e Ikerbasque, este laboratorio se dedica al estudio del lenguaje y su evolución a lo largo de la vida. Su objetivo es comprender cómo los seres humanos adquirimos, procesamos y conservamos esta capacidad única.

“La facultad del lenguaje humano es increíblemente compleja. Nos permite inventar, mentir, transmitir conocimientos o contar historias. Sin embargo, aún nos falta mucho por entender sobre cómo opera esta capacidad”, explica de la Cruz Pavía, especialista en psicolingüística y experta en técnicas como la espectroscopía funcional de infrarrojo cercano (fNIRS) o la electroencefalografía (EEG).

Origen del laboratorio

El origen del LAPlab está en su propia trayectoria. “Desde mi tesis doctoral he trabajado en cómo cambia nuestro procesamiento del lenguaje a lo largo de la vida”, recuerda. En 2023 se incorporó a Deusto y comenzó a gestar este espacio. “Este año hemos arrancado oficialmente con el laboratorio, un proyecto joven pero con una vocación muy clara: aportar evidencias científicas sólidas sobre cómo funciona esta capacidad humana tan compleja”.

“Entender el deterioro sensitivo y cognitivo que acompaña el envejecimiento es clave para mejorar el bienestar de los mayores”

Irene de la Cruz Pavía . Directora de LAPlab

El laboratorio cuenta con un equipo multidisciplinar, compuesto por investigadores y estudiantes, que se encargan de diseñar los experimentos, analizar los datos y seguir los avances de las investigaciones. Además, el equipo se complementa con la colaboración de investigadores internacionales.

Procedimiento metodológico

El proceso de investigación es meticuloso. “El trabajo empieza por identificar un fenómeno que no entendemos bien. Formulamos una hipótesis y creamos un experimento para ponerla a prueba, lo aplicamos, analizamos los datos y comprobamos si la hipótesis se confirma o no”, explica Irene de la Cruz Pavía.

El proceso incluye pruebas conductuales y registros neurofisiológicos, que permiten observar cómo reacciona el cerebro ante distintos estímulos lingüísticos. La investigación del laboratorio abarca desde la adquisición infantil hasta los efectos del envejecimiento. “Nuestro objetivo no es solo entender cómo se aprende una lengua, sino también cómo evoluciona a lo largo de la vida del hablante”, afirma su directora.

Irene de la Cruz Pavía, directora de LAPlab, en la Universidad de Deusto.

Una vez obtenidos los resultados, estos se comparten en congresos internacionales, se publican en revistas científicas internacionales y se trasladan también al público general para que pueda conocerlos.

Uno de los principales focos del LAPlab es la infancia. ¿Qué hay detrás del proceso que convierte a un bebé en hablante fluido? Durante años se asumió que el conocimiento de un niño se limitaba a lo que podía decir. Los avances tecnológicos de las últimas décadas nos permitieron establecer que la comprensión y la producción no avanzan al mismo ritmo. “Los niños entienden estructuras muy complejas antes de ser capaces de reproducirlas. Ese desfase es natural”, explica Irene.

Los niños no necesitan clases para aprender a hablar. Lo descubren solos. Como si el lenguaje ya estuviera dentro, solo esperando estímulos para activarse. Su cerebro empieza a trabajar desde muy temprano: reconoce sonidos, identifica patrones, ensaya estructuras. El balbuceo, a menudo visto como un juego, es en realidad un entrenamiento fonético crucial. “No es ruido aleatorio. Es una fase vital. El niño prueba combinaciones y prepara la musculatura para hablar”, señala la investigadora.

¿Cuál es el mejor momento para aprender una segunda lengua? “Cuanto antes, mejor. Los niños son más plásticos. Aprenden de forma natural, sin reglas ni listas. Lo extraen del contexto”, sostiene de la Cruz Pavía. Por eso, insiste, es beneficioso exponer a los niños a más de una lengua desde pequeños. No solo amplía horizontes, también facilita el aprendizaje de otros idiomas y parece retrasar la aparición de síntomas de demencia en la vejez.

Diversos estudios señalan que hablar más de un idioma retrasa la aparición de enfermedades como el alzheimer.

Importancia del bilingüismo

Diversos estudios revelan que el bilingüismo facilita la recuperación tras un ictus y retrasa la aparición de enfermedades como el alzheimer en unos cuatro o cinco años. Esta “protección” podría tener un impacto social considerable en lugares como el Estado español donde la población está cada vez más envejecida. “Entender qué factores del bilingüismo están en la raíz de estos beneficios es uno de los retos actuales”, manifiesta De la Cruz Pavía.

Pero no todas las personas bilingües son iguales. Algunas aprenden sus dos lenguas desde la cuna, otros más tarde. Algunas dominan ambas por igual, otras no. Hay quienes cambian constantemente de idioma según el contexto, y quienes reservan uno para casa y otro para el trabajo. También influye la similitud entre las lenguas: no es lo mismo hablar euskera y castellano que catalán y castellano.

“Uno de nuestros retos es qué beneficios nos aporta el envejecer siendo un hablante bilingüe"

Irene de la Cruz Pavía . Directora de LAPlab

De la Cruz-Pavía y su equipo, investiga estas cuestiones: entender cómo ciertos factores influyen en el procesamiento del lenguaje de los hablantes bilingües e investigar qué dimensiones del bilingüismo protegen frente al deterioro cognitivo.

Para ello, en colaboración con el grupo de investigación Gogo Elebiduna (UPV/EHU) y la Universidad de Aizu (Japón), han realizado experimentos con hablantes monolingües y bilingües de Euskadi, una comunidad que ofrece perfiles muy diversos. Se les ha sometido a baterías de pruebas y registros cerebrales, empleando tareas tales como lectura autoadministrada. En este método, los participantes leen frases fragmentadas en pantalla. El tiempo que tardan en hacerlo revela preferencias cognitivas inconscientes. “Examinamos si los patrones que encontramos en las lenguas más estudiadas, como el inglés, por ejemplo, también se repiten en el euskera. Las similitudes y diferencias nos dicen mucho sobre la mente humana”, manifiesta la directora de LAPlab.

Irene de la cruz Pavía lleva años estudiando el lenguaje humano.

El lenguaje en la vejez

El laboratorio también estudia las similitudes y diferencias entre la adquisición infantil y el procesamiento adulto. Esta línea pretende, por ejemplo, determinar si los adultos mayores procesan mejor diferentes aspectos del lenguaje cuando pueden ver el rostro de quien habla. “Ver al interlocutor ayuda a compensar la pérdida auditiva. Queremos determinar qué papel juega la integración visual-auditiva, que ya empieza en la cuna, en nuestro procesamiento lingüístico en la vejez”, explica la directora Irene de la Cruz Pavía.

El trabajo del laboratorio tiene una gran trascendencia ya que podría ayudar a mejorar los métodos de enseñanza de idiomas, detectar precozmente alteraciones del lenguaje y avanzar en el estudio del envejecimiento saludable. “Comprender el impacto del deterioro sensitivo y cognitivo en la vejez es fundamental para mejorar el bienestar de este grupo de la población”, destaca Irene de la Cruz Pavía.

Aunque el lenguaje sigue siendo un misterio, el equipo de Irene de la Cruz Pavía lo tiene claro: comprenderlo mejor es conocernos mejor.