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Un hallazgo arqueológico en el Pirineo de Navarra revela dos valiosas joyas del siglo II d.C.

El Departamento de Arqueología de Aranzadi presenta dos anillos de oro encontrados en Zaldua y Donahazarre, que refuerzan la importancia de la calzada Iter XXXIV como vía comercial del Imperio romano

Fotos: el hallazgo de dos anillos del Siglo II d.C. revela el esplendor oculto del Pirineo de NavarraOskar Montero

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El departamento de Arqueología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha presentado esta mañana en el Civivox Condestable dos piezas arqueológicas datadas en el siglo II d.C que fueron halladas en los yacimientos arqueológicos de Donazaharre y Zaldua, con motivo del proyecto transfronterizo Pirenaeus, que tiene como objetivo localizar el trazado de la calzada Iter XXXIV y varios establecimientos de periodo romano, entre los que se encuentra el de Zaldua (Auritz/Burguete, Pirineo navarro) o el anteriormente conocido Donazaharre/Saint-Jean-Le-Vieux (la sexta merindad), ambos alrededor del collado de Ibañeta. Al igual que el tramo de la vía identificada a lo largo del barranco de Luzaide/Valcarlos.

Se trata de dos anillos de oro de aspecto muy similar que se diferencian únicamente en los entalles; mientras que el encontrado en Donazaharre cuenta con el motivo del soldado que se sostiene de pie y se apoya sobre una lanza y su escudo (esta figura se encuentra en todas las joyas que proceden de la Galia romana), en el de Zaldua se puede reconocer la figura de la diosa Fortuna, que representa la riqueza y la prosperidad.

Imagen de uno de los anillos hallados en el Pirineo.

Además, también se distinguen en que este último es mucho más robusto y con el dibujo más acentuado que en el primero. Este hallazgo, en palabras de Oihane Mendizábal, directora de los yacimientos deZaldua y Donazaharre, ha permitido reconsiderar la zona de los Pirineos como un lugar “de paso, importante, donde las personas que habitaban o cruzaban este entorno tenían un gran poder adquisitivo y que, pesar de ser un lugar remoto, estaba totalmente conectado con el resto de las regiones del Imperio porque creemos que estos anillos provendrían de los grandes talleres de orfebrería de otras regiones”. Asimismo, que se hayan encontrado dos objetos tan similares a los dos lados del Pirineo refuerza la idea de que "más que una barrera, es un lugar compartido entre las dos vertientes y que las relaciones eran muy fluidas. Es decir, que todo trabajaría dentro de un mismo sistema", ha explicado.

En cuanto a los materiales, el anillo descubierto en Zaldua se fabricó con ónix (un mineral de la clase 4, considerado como una piedra semipreciosa) y, en cambio, el hallado en el yacimiento de Donazaharre parece que se hizo con ágata (piedra natural que pertenece a la familia de la calcedonia, una variedad microcristalina del cuarzo). Con respecto a los motivos —el soldado y la diosa Fortuna—, eran bastante habituales de acuerdo con las modas del momento y del resto de los anillos encontrados en otros territorios. "No sería algo muy singular, aunque es cierto que para encontrar joyas con este tipo de soldadas se han encontrado similitudes al norte de la Galia, como en la zona de Borgoña. Así que, no es algo excepcional, pero en nuestro entorno no se han encontrado unidades similares", ha apuntado Mendizábal.

Algo más que una zona de paso

Con todo, consideran significativo que ambas joyas se hayan encontrado dos yacimientos arqueológicos situados a menos de 40 kilómetros de distancia. De igual manera, tanto la materialidad como los contextos de los hallazgos, comunican que el lado sur y norte del Pirineo compartían dinámicas y estaban conectadas por medio de la calzada romana. Por el momento, no es posible discernir a qué personas podrían pertenecer estos anillos o si eran foráneos, aunque sí se puede apuntar a que eran personas con un alto nivel adquisitivo. "Pero el anillo presenta una circunferencia muy pequeña, por lo que no le entraría a cualquiera ese anillo en el dedo. Como mucho, podemos presuponer que el propietario o la propietaria se llevaría un gran disgusto al saber que lo había perdido. A esto lo llamamos la suerte del arqueólogo, ya que una desgracia se convierte en sorpresa y alegría para nosotros", ha bromeado. Pero lo que sí se puede asegurar es que se trata de dos hallazgos singulares, ya que en Euskal Herria tan solo hay constancia de cinco anillos y dos de ellos se encuentran en Navarra. "Esto refleja la importancia de estos yacimientos y la potencialidad que pueden tener en un futuro para seguir entendiendo cuáles eran las dinámicas de este territorio", ha señalado. En ese sentido, parece que este territorio se encontraba "muy bien conectado con el resto del Imperio. La calzada transpirenaica conectaba la península ibérica con el resto del continente. Es verdad que la cultura romana priorizaba las vías fluviales y la comunicación por el mar, pero dentro de las vías terrestres nos encontramos con el paso más importante de la zona norte", ha declarado.

El anillo de Donazaharre

Vídeo | El oro de los Pirineos: nuevo hallazgo arqueológico en NavarraAranzadi

En el yacimiento de Donazaharre se realizó en 2024 una excavación próxima al complejo termal con una prospección geofísica previa. De hecho, se identificó un edificio que no se conocía y, gracias a eso, se planteó "un sondeo dentro de este espacio y, más concretamente, en una de las habitaciones. Y fue ahí donde lo encontramos, en un pavimento con cantos rodados", mientras dos voluntarios estaban limpiando y percataron de que había un objeto brillante. "Fue entonces cuando decidimos grabar para dejar constancia del momento del hallazgo porque sospechábamos que se trataba de un objeto fabricado con oro", ha contado. Asimismo, a pesar de que el yacimiento se encuentre en un lugar alejado, este descubrimiento demuestra que llegaban materiales procedentes de Italia, Germania de la Galia, etc. "Todo ello indicaría que en aquella época habría una mezcla de personas, culturas, lenguas y objetos que habría que extrapolar a la sociedad", ha concluido.