Ángel Leonardo Cabanillas Acuña tiene 19 años, es natural de Pamplona y padece una enfermedad rara. Se trata de un caso muy extraño que solo padecen 50 personas en todo el Estado, una mezcla de varios tipos de discapacidad física que hace que sus brazos y piernas no respondan, por lo que se mueve con una silla de rueda guiada por el mentón y realiza los exámenes de la PAU con una transcriptora, Susana, que le acompaña desde el instituto.
Fallo en el diagnóstico
Aunque se la diagnosticaron nada más nacer, los especialistas pensaban que también tenía discapacidad mental. “Estuve en la guardería de Mendillorri cinco años. Normalmente, cualquier persona está cuatro años en la guardería, pero como pensaban que tenía discapacidad mental, me alargaron un año. En ese mismo año de más que hice en Mendillorri, me dijeron que sólo tenía discapacidad física”, señala el joven. Estuvo estudiando Infantil y Primaria en el colegio público Joaquín Lizarraga, y la Secundaria y el Bachillerato los hizo en el IES Sarriguren. “Repetí primero de la ESO porque no pasé buen año, y por eso estoy haciendo un año más tarde la PAU”, aclara.
Y es que, la infancia de Ángel no fue del todo fácil, ni para él ni para su familia. “A mi madre le decían que iba a durar meses. Primero le decían que duraría hasta los tres años. Luego hasta los seis... Y mira, aquí estoy”, esboza una sonrisa.
Para el examen de Matemáticas, ha elegido la camiseta de la selección de Perú, tierra natal de sus padres. Tiene dos hermanas, de 26 y 15 años, y tanto su madre como sus hermanas significan un apoyo muy importante en su vida. “Mis brazos y mis piernas no responden, por lo que necesito ayuda para todas las necesidades básicas. Por eso mi familia y mis amigos son muy importantes para mí”.
Como tantos otros jóvenes de su edad, tuvo complejos de su físico. Pero esto se acabó el verano pasado. “Trato de no pensar mucho en mi discapacidad porque no me hace bien. Lo pasé mal en verano por lo que la gente pudiera pensar de mi cuerpo, pero me dije a mi mismo que no tenía importancia y me llene de valor. Muchas personas con discapacidad física como yo se quedan en casa para que la gente no les vea. Hay que salir de casa y hacer vida normal. Me encanta estar con mis amigos, ir de fiesta y hacer vida normal como cualquier otra persona. Lo que piensen los demás ya no me afecta”, señala orgulloso.
Alejandro, su fiel compañero
Cuando recuerda todo lo que ha vivido para llegar hasta la PAU, no se olvida de Alejandro, su mejor amigo, que ha estado con él en todo momento. “Es mi mejor amigo, me ayuda en todo, porque cuando estoy fuera de casa o cuando estoy de fiesta, mi madre no está, y él es un pilar fundamental para mi. Sé que pudo confiar en él y en su familia al 100%, es mi compañero de vida”, explica emocionado. Su cuadrilla de amigos la hizo en el IES Sarriguren, y pasa grandes ratos con ellos. “Hago vida normal, estar con mis amigos me encanta, pero quiero conocer más gente, por eso tengo ganas de ir a la universidad”, apunta.
Ángel quiere estudiar Derecho en la UPNA. Quiere quedarse en Pamplona, en casa, porque le encanta la cuidad y el ambiente que tiene. “Me apetece mucho empezar la universidad, por una parte porque quiero estudiar, pero por otra por la vida universitaria: los juevintxos, la Carpa Universitaria... Son cosas que no me puedo perder”, ríe el joven.
Una PAU adaptada
Susana, su transcriptora, lleva acompañando a Ángel desde el instituto. Como no puede escribir, Ángel le dicta a Susana la respuesta, y esta la escribe. Por ello, Ángel necesita el doble de tiempo para responder a los ejercicios, y le dejan una hora más que a los demás alumnos. “Para estudiar también utilizo adaptaciones. En lugar de un ratón, tengo un mentón que funciona como ratón, y así estudio y realizó ejercicios en el ordenador”, explica. “Los exámenes que son más de memorizar no me cuestan tanto, porque si te lo sabes, te lo sabes, pero por ejemplo Matemáticas se me complica más porque tengo que procesarlo más”, apunta. “Estoy muy orgulloso de haber llegado hasta aquí, porque sé que otros muchos como yo no han llegado”, concluye.